Reto es el camino de la esperanza

Esta asociación no gubernamental ayuda a hombres y mujeres con problemas de adicciones Su forma de sustento es la recogida de enseres y la venta de los mismos

Miembros de la asociación Reto posando en la tienda donde venden los artículos.
Miembros de la asociación Reto posando en la tienda donde venden los artículos.

La Sociedad Cooperativa Reto a la Esperanza es una organización no gubernamental que nace hacia el año 1984 en Santander. Su historia parte de la mano de un señor americano que vino a España, encontró a un chico con problemas y se lo llevó a su casa pero el chico le robó y se fue. Más tarde se lo volvió a encontrar y de nuevo le abrió las puertas de su casa pero otra vez le robó. Una tercera vez le ayudó y así consiguió que se rehabilitara. De hecho, hoy día es uno de los mayores impulsores de Reto. Poco a poco se fueron abriendo casas en España e incluso en el extranjero. En países del tercer mundo tienen misioneros para rescatar a gente de sus problemas. En estos momentos hay un joven griego que vino a parar al centro hace tres años para rehabilitarse.

Para que las personas que quieren salgan de sus distintas adicciones, se congregan en casas que mantienen ellos mismos con su trabajo. En Jerez, aparte de la casa donde ingresan gratuitamente, tienen una nave para guardar todo lo que recolectan y una tienda en la que venden esos objetos, principalmente muebles. El centro alberga a personas con problemas de drogadicción, alcoholismo y ludopatía. También a personas que tienen problemas de soledad, de vagabundeo o de depresión. Se intenta sacar a la persona que tiene el problema de su ambiente, por eso cambian de ciudad y se van a otras casas lejos de su entorno. "Cuando ingresé estaba enganchado a la droga, a punto de entrar en la cárcel y aquí me salvé", cuenta Enrique Sánchez, coordinador de la recogida de muebles, de los portes y las mudanzas. Los ingresos y la estancia de las personas que pasan a formar parte de la asociación es gratuita. El tanto por ciento de personas que se rehabilitan es más positivo que negativo.

En las casas se forma una comunidad, no tienen ayuda de profesionales ni subvenciones. Quien no se atiene a las normas no consigue salir de su problema, esto es muy importante para la rehabilitación. Al haber pasado todos por las mismas circunstancias se intentan ayudar entre ellos porque han vivido directamente lo que le está ocurriendo al otro y sus consejos le servirán de gran ayuda. Es un centro cristiano evangelista, aunque no dependen para nada de ninguna subvención ni de ninguna institución. Todo se mantiene con su trabajo. "Las casas donde entrábamos no tenían duchas, no había mucha comida ni estaban bien habilitadas y poco a poco hemos ido consiguiendo una estabilidad y ayudar a muchas personas", señala Enrique Sánchez.

Cada casa justifica sus gastos y sus ingresos. Cuando viven en las casas se acogen a unas normas y se les enseñan unos oficios útiles con los llamados 'Talleres Ocupacionales' para el mantenimiento de la casa y para sobrevivir en la vida. Así lo expresa Pedro García, responsable de la tienda: "Tenemos algunos talleres de carpintería, mecánica, restauración y animales de granja de los que nos ocupamos diariamente". Los oficios se los enseñan unos a otros.

En la provincia de Cádiz, Reto sólo alberga hombres, aunque en otras provincias de Andalucía y en el ámbito nacional también hay casas para mujeres. Para que puedan ayudar a alguien, la condición es que debe haber un ingreso.

El mantenimiento de esta asociación consiste en recoger todo lo que las personas dan que ya no necesitan. Si las pueden aprovechar no piden ningún dinero a cambio pero si es simplemente para deshacerse de ello, recaudan una propina por el gasto que supone el ir hasta el lugar de recogida. "Si lo que nos dan nos vale, lo vendemos en la tienda", comenta Pedro García. La tienda funciona bastante bien, ya que suelen restaurar todo lo que pueden. Hay tiendas por toda la provincia.

En Reto se pueden cumplir condenas porque la asociación se pone de acuerdo con los jueces. Se hacen cargo mandando un escrito periódicamente a la cárcel para dar constancia de que siguen allí. Igualmente lo deben realizar si alguno en el cumplimiento de su condena, se va del centro.

La honradez es una de las principales normas que mantienen. A pesar de saber de su pasado difícil, todo el mundo les deja entrar en sus casas y no les tratan mal ni los desprecian. Enrique Sánchez cuenta su experiencia desmontando muebles en una casa: "Me encontré un anillo de oro en un mueble y directamente se lo dije al dueño, que me dio las gracias porque decía que estaba buscándolo hace mucho tiempo. En otro momento de mi vida no le hubiese dicho nada y me lo hubiera quedado".

Su fuerza de voluntad y el apoyarse en sus creencias les da la suficiente vitalidad para seguir adelante con sus vidas, ayudar a los demás y salir del infierno en el que un día cayeron, eso sí, sin cesar en el empeño.

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