Riquelme, ruinas y patrimonio
Iniciativas
El Ayuntamiento prepara el palacio de la plaza del Mercado para visitas guiadas, a la espera de que lleguen las inversiones “y le toque el turno al edificio”
Ciudadano Riquelme
Jerez/Cuando Hernán Riquel, el del rico yelmo, quiso demostrar su poderío a través de la construcción de su gran morada en la plaza del Mercado, proyectó un palacio en el que de puertas adentro estaba la civilización y fuera quedaba el mundo salvaje. Así lo representó en la fachada, encargada al maestro portugués Fernando Álvarez en 1542, con motivos iconográficos de la Edad Media. Hoy, sin embargo, lo salvaje habita dentro.
El portón de metal que da acceso al palacio Riquelme está abierto. Insufla cierta satisfacción ver desde fuera que hay máquinas trabajando en su interior. Los operarios están desbrozando y preparando ‘el terreno’ para visitas guiadas al monumento, organizadas por el Ayuntamiento. La realidad es que ya queda más bien poco que ver allí. La escasa conservación, el expolio y el paso de los siglos han herido en repetidas ocasiones el edificio. Lo han ido mutilando, cada vez más respirando a la intemperie. Es más un solar con historia tras una espectacular fachada que en su tiempo fue lo nunca visto en la ciudad. Sea como fuere, este edificio del siglo XVI aparece en cualquier guía turística de la ciudad que se precie, por su importancia patrimonial y la historia que guarda.
Es por esto último que desde la Delegación de Cultura, que encabeza Francisco Camas, ha puesto en marcha estas visitas guiadas al palacio, que se iniciarán el 18 de febrero. “Las tres primeras ya están completas”, asegura. “El objetivo es poner en valor nuestro patrimonio, en este caso, el conocimiento. Lo que estamos haciendo es adaptarlo para que sea visitable. Serán visitas continuadas en el tiempo mientras haya interés por visitarlo. No nos podemos comprometer a decir qué uso le vamos a dar al palacio, pero sí podemos decir que tiene muchas posibilidades en torno al patrimonio, ya sea Mesas de Asta, para completar la oferta del Museo Arqueológico, o para uso de sus diferentes espacios”.
Unas visitas guiadas que ya se plantearon en 2016, cuando recién llegado el Gobierno municipal en 2015, se proyectó la recuperación de Riquelme “para ubicar un centro de divulgación de las principales señas de identidad de la ciudad”. Fue en ese mismo año cuando el Ayuntamiento llevó a cabo las últimas obras de consolidación del monumento para frenar el progresivo deterioro.
Camas insiste en que “tenemos varios proyectos de contenidos para el palacio, pero no me puedo comprometer ahora mismo ni en fechas ni en objetivos finales. Yo lo que estoy es dinamizando el patrimonio de la ciudad y creo que es importante que la gente conozca sus ruinas, que son también nuestro patrimonio. ¿O es que no lo son las casas romanas y cómo han quedado? Pues va la gente a verlas también”.
El aforo de las visitas guiadas será reducido, 15 personas, y estarán a cargo del historiador Manuel Romero Bejarano que, durante una hora, hablará de la historia de la casa, qué queda de ella y también se le preguntará al visitante qué usos le daría al edificio. Las inscripciones se pueden hacer en el Museo Arqueológico, en el teléfono: 956 14 95 60.
“La filosofía es: sí, esto es una ruina, pero una ruina nuestra. Y como este palacio es interesante de conocer por ser atípico en sus maneras de edificación, pues merece la pena explicarse. Es poner en valor nuestro patrimonio, eso es impulso, conocimiento y formación y todo eso forma parte de nuestras obligaciones de trabajo. Cuando lleguen las inversiones, pues ya le tocará el turno a Riquelme, pero por ahora las consolidaciones son importantes”.
Laureano Aguilar, arqueólogo municipal, explica que Riquelme “es un edificio histórico que ha envejecido mal. Vamos a dejarlo ahí”. Eso, y que lleva abandonado desde mediados del siglo XX, cuando se fueron sus últimos inquilinos. Aguilar recuerda que ya en los sondeos arqueológicos realizados en el edificio en el año 1996, los resultados hablaban de una “ocupación del solar desde el periodo almohade, con muy pocas estructuras, ya que las anteriores al XVI habían sido arrasadas para hacer un palacio con un concepto totalmente nuevo. En el siglo XIX hubo una intervención muy poderosa. Es de los pocos que hay en Jerez de esta época con una planta nueva, es decir, que no fue creciendo. Sus habitantes siempre tuvieron un elevado nivel económico ya que se hallaron fragmentos de cerámica italiana del siglo XIV, de las primeras importaciones italianas que se conocen en Jerez”. Unos sondeos previos a una reconstrucción que nunca llegó. “Esperemos que con estas visitas se consiga la concienciación y que se empiece a hacer algo por Riquelme”.
Entre esas propuestas de intervención que hay presentadas para Riquelme está la ocupación del edificio por patios y dejar otras tal como están, al descubierto. “Lo que hemos visto nos gusta. Es bonito y factible. Es muy contemporáneo”, apuntan esperanzados Manuel Romero Bejarano y la directora del departamento de Patrimonio Histórico y Museo Arqueológico, Milagros Abad.
Por su parte, el historiador José Manuel Moreno Arana considera que aunque al principio pueda parecer pintoresco, “al menos estas visitas permiten que el edificio no se olvide. Es un aspecto positivo. Que la gente sepa que existe y la situación en la que se encuentra. Que lo valore. Pero que sirva como un acicate para abordar una rehabilitación, que no se quede en una visita a una ruina o yacimiento arqueológico. Hay que ir más allá”.
Algo de historia
El origen de la casa es islámico, pero la obra más importante que se hace es la del siglo XVI. La fachada del edificio es de 1542. El caballero veinticuatro Hernán Riquel se la encarga al portugués Fernando Álvarez (que hace también Ponce de León), quien desarrolla una portada sorprendente y novedosa, la primera renacentista grande que hay en Jerez, que no concluye por la ruina en la que se sumerge Riquel, que pide una serie de préstamos avalados por malas cosechas.
La fachada está decorada con un programa que habla de los héroes de la antigüedad y donde dos salvajes con su garrocha dicen que la cultura empieza de puertas adentro. Un palacio que estuvo habitado desde su creación hasta principios del XX por la familia Riquelme. Después, a mediados del siglo pasado, fue casa de vecinos, donde nació Antonio Perdigones. Una tía-abuela suya era la doncella del Conde de los Andes, a través de la cual consiguieron ser durante unos años los guardas del edificio, propiedad de la duquesa de Montemar, último descendiente Riquelme que, según dicen, se arruina en los casinos. Después se convirtió en caballerizas. Y llegó el abandono absoluto -tiempo en el que empezaron a llevarse todo del palacio-, la degradación del barrio y la expropiación por parte del Ayuntamiento en los 80.
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