"El Estado venció a ETA pero hay quienes ahora quieren cambiar el relato"
Rubalcaba, en Jerez
El ex vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba analiza la lucha contra ETA en el Campus de Jerez
"Queda mucho por hacer pero nuestra obligación como demócratas es no olvidar"
“Sobre ETA, la verdad está de nuestra parte pero no debemos olvidar que hay quienes intentan cambiar el relato y a veces parece que nos falta intensidad (en defender dicha verdad). Hay niños que aún son discriminados en las escuelas de Euskadi y calles con nombres de asesinos. Hay mucho que hacer pero nuestra obligación es no olvidar y recordar que hubo un tiempo en que se mataba a quien pensaba diferente”.
El ex vicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba llenó ayer el salón de actos del Campus de Jerez para hablar de 'La evolución de las amenazas de seguridad desde la Transición'. Los asientos se llenaron para escuchar a Rubalcaba hacer un resumen, escueto pero intenso, de la lucha contra la banda terrorista ETA”. Consciente de que muchos de sus oyentes apenas tenían 12 años cuando ETA reventó la T-4 de Barajas matando a otros dos inocentes, el ex ministro del Interior fue extenso en detalles a la hora de hacer comprender al auditorio qué era y por qué mataba la banda terrorista, desde su nacimiento en 1958, a su primer atentado en 1961 y su fin 50 años más tarde. “Fue el último movimiento de liberación que desapareció en Europa”. También indicó a los asistentes que “sus inicios de lucha antifascista y antifranquista le granjearon simpatías en la izquierda radical española y en la izquierda europea”
“ETA fue la última asignatura pendiente de la Transición”, un periodo político al que los terroristas golpearon sin piedad alguna. Así, dijo a los estudiantes que buena parte de sus más de 800 crímenes fueron perpetrados cuando España se abría paso hacia la democracia tras la aprobación de la Constitución de 1978. “Fue el principal problema de la Transición, con 278 asesinatos. Fue el enemigo más grande que tuvo España”.
Alfredo Pérez Rubalcaba, actualmente, imparte química en la Universidad Complutense de Madrid. Reconoció que “jamás hablo de política en mis clases, si bien a la conclusión de una de ellas en 2010 una alumna me preguntó por qué razones ETA había durado tanto. Le respondí que si duró tanto fue porque contó con apoyos políticos y sociales. Finalmente, a ETA la vence la Policía y el aislamiento social y político”. Reconoció que no le gusta hablar de la banda terrorista, así como que ésta era la primera ocasión en que lo hacía en un foro universitario.
A la hora de describir los ejes fundamentales de la lucha antiterrorista, Rubalcaba marcó cuatro que considera fundamentales: “El primero fue la acción policial y la persecución de los comandos por las vías policiales y judiciales, así como la adaptabilidad de las leyes ante esta situación; la segunda fue la dispersión de los presos, la cual impidió que ETA siguiera ejerciendo un control sobre su población reclusa. El tercero radicó en la unidad de los partidos y, el cuarto, el fin de Francia como un refugio de etarras”.
El referido atentado de la T-4 de Barajas, el 28 de diciembre de 2006, “supuso el principio del fin de ETA”. Con ese atentado se cerró una tregua que fue aprovechada al máximo por las fuerzas del orden para sacar ventaja. Buena prueba es que “desde entonces los comandos fueron cayendo uno tras otro”.
Recordó que previamente todos los gobiernos, ya fuera socialistas o populares, intentaron la negociación con la banda pero fracasaron porque ETA no pretendía dialogar sino imponerse. El Estado nunca perdió porque nunca cedió”. “Había que romper el bucle infinito que se extendía sobre todo por el País Vasco en el que se se decía que ni ETA puede vencer al Estadio ni el Estado puede vencer a ETA”, recordó quien fuera ministro del Interior, añadiendo a ello la importancia que tuvo la comunicación en la lucha antiterrorista.
Sobre el brazo político de los terroristas, Batasuna, señaló que “si rompieron con ETA fue porque se había erigido en un problema para ellos. Les impedía incluso seguir existiendo. Sabían que como colaboradores de banda terrorista acabarían todos en la cárcel”. De otro lado, pero a este respecto, lamentó que jamás hubiera la menor “autocrítica moral”.
Concluyó leyendo la carta de un dirigente abertzale que fue interceptada. En la misma venía a decir lo siguiente: “Si tenemos veinte coches-bomba que rompan la economía española, adelante. Si no los tenemos es mejor dejarlo”.
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