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Rumbo a Mozambique

Seis cooperantes de 'Siloé' partirán el próximo día 27 para reforzar los proyectos que desarrolla la asociación en una de las zonas más degradadas de la ciudad de Beira

Antonio Barrones, con niños del hogar 'Siloé', en una anterior visita.
Gloria Moreno

17 de marzo 2017 - 08:32

Jerez/Hace doce años la Asociación Jerezana de Ayuda a Personas que conviven con VIH/Sida 'Siloé' inauguraba en un suburbio de la ciudad de Beira, en Mozambique, el 'Lar Siloé', un hogar para huérfanos en su mayor parte del sida. Aquel lar, gestionado por una congregación religiosa, hermanas de San José de Cluny, acoge ahora a unos 100 niños de entre 4 y 18 años a los que se ofrece unas condiciones de vida que difícilmente tendrían en las calles de Munhava, uno de los barrios más degradados de Beira, en el que conviven 120.000 habitantes. El próximo día 27 de marzo partirán hacia allí seis cooperantes de 'Siloé', Antonio Barrones, María Barrones, Eva Díaz, José Luis Reina, Antonio Cornejo e Isabel Gómez, para reforzar los proyectos de cooperación al desarrollo que se llevan a cabo.

Barrones, vicepresidente de 'Siloé', afirma que en estos doce años son muy pocas las cosas que han cambiado en el suburbio donde han centrado sus esfuerzos. "Cuando empezamos, la incidencia del sida, el cólera, la tuberculosis era muy alta, muchos niños se quedaban huérfanos y sabíamos que sus padres habían fallecido en gran parte por las complicaciones del sida. Eso prácticamente no ha cambiado. Sigue habiendo muchos huérfanos y niños que se podría decir que están en lista de espera para entrar en nuestro hogar". El aún pobre desarrollo que puede observarse en Beira pasa de largo en el suburbio donde hace doce años 'Siloé' decidió construir su hogar.

Este viaje supone un reencuentro con los niños y niñas del lar, que siempre es especial"

Cuando lleguen allí los cooperantes llevarán a cabo actividades de seguimiento y coordinación de los distintos proyectos y se centrarán especialmente en el 'Lar Siloé'. "Realizaremos talleres de formación en el ámbito de la salud y de los buenos hábitos tanto para las mujeres cuidadoras que trabajan en el hogar como para los niños y haremos un seguimiento de su salud", señala Barrones.

La educación será otro punto clave en este viaje, donde una profesora de inglés cooperante, reforzará diferentes materias a los niños. La oferta formativa se ampliará con distintos talleres sobre higiene alimentaria y dieta sana, no solo dirigidos a niños y niñas del lar, sino a las mujeres que trabajan en el hogar y los jóvenes que colaboran en la cocina.

La agenda de los cooperantes, que no regresarán a Jerez hasta el 3 de mayo, continuará con su colaboración en tareas de mantenimiento del lar, así como diversas reuniones de trabajo con el delegado de 'Siloé' en Mozambique, José Barrera, donde se hará balance y seguimiento a los distintos programas. Hay que tener en cuenta que además del hogar para huérfanos, existe una escuela agraria, en la que se dan talleres de formación tanto en materia agrícola como ganadera. Además parte de la leche que se produce y de los productos de la huerta van destinados al hogar.

Toda esta labor que 'Siloé' desarrolla en Mozambique se consigue mantener, aunque con dificultades, gracias en gran parte a la campaña de apadrinamientos. "Actualmente hay apadrinados entre 60 o 70 niños. También nos llegan ayudas de algunas entidades financieras y donaciones particulares en menor cuantía", explica Barrones. 'Siloé' tiene además un programa de becas destinado a los jóvenes que, por su edad, tienen que abandonar el hogar con el fin de que puedan continuar unos estudios.

Este año los cooperantes partirán prácticamente con lo puesto, a diferencia de otros viajes en los que se han llevado contenedores con distinto material. Barrones comenta que el envío de contenedores se encuentra con muchas trabas además de resultar costoso por lo que se está optando por los llamados 'contenedores virtuales'. "La mayoría de los productos que se necesitan ya se pueden encontrar en Mozambique, por lo que es mejor la donación en dinero y comprarlos allí. Favorecemos la economía local y los costes no se disparan".

Barrones recalca, por otro lado, lo que supone este viaje como cooperantes: "un reencuentro con los niños y niñas, así como con las maes (las cuidadoras) del lar, que siempre es especial". Agrega que después de doce años y once viajes "las ganas de estar allí van en aumento y será un buen momento de ver los avances en los proyectos. Nuestra llegada supondrá momentos únicos a nivel personal, también para los niños. Son momentos mágicos".

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