“La Semana Santa de Jerez tiene una cantera empujando fuerte”
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Entrevista a José Márquez, Consejero Delegado del Miércoles Santo, por Marco A. Velo
¿De qué jornada de la Semana Santa es usted Delegado de Día?
Miércoles Santo.
¿Qué mensajes desea transmitir, en su calidad de consejero, a las cofradías que hoy realizan estación de penitencia?
Que disfruten de su estación de penitencia, que cumplan con los horarios y que desde el Consejo estaremos para ayudarlos antes cualquier imprevisto.
¿Y a los ciudadanos que saldrán a las calles a ver cofradías?
Que respeten a los que están realizando estación de penitencia y disfruten de la jornada.
¿Quién le ha enseñado mucho sobre cofradías?
Los mayores de mi hermandad, amigos y mi niño de seis años, que cada día me sorprende más.
¿Qué supone para usted el santo hábito nazareno?
Un privilegio poder vestirlo.
¿En qué deben mejorar las cofradías?
En cuidar más al nazareno.
¿En qué deben mejorar las hermandades?
En ser más solidarios.
¿Qué le falta y sobra a la Semana Santa de Jerez?
Le sobran entendidos, carros de chucherías y le falta empatía.
¿Qué tiene de grato y a su vez de ingrato trabajar en un Consejo de la Unión de Hermandades?
Grato que ayuda a engrandecer las hermandades y la Semana Santa de Jerez e ingrato que le quita mucho tiempo a la familia.
¿Qué aportará la procesión Magna a la ciudad de Jerez y a sus hermandades?
Aportará una visión más amplia de los grandes palios que tenemos en la ciudad y un aumento de la economía ante la influencia de visitantes que esperamos.
¿Cómo ve el futuro inmediato de la Semana Santa de Jerez?
Lo veo con mucho futuro, tenemos cantera empujando fuerte.
¿Qué devoción hay en el centro de su corazón?
El Cristo.
Una Virgen Dolorosa
La Virgen del Valle Coronada.
Un crucificado
La Defensión.
Su momento de la Semana Santa
Cuando cada Viernes Santo me visto de cargador con mi hijo.
OPINIÓN
Miguel Ángel Camas Soto, un cofrade de servicio, humildad y Evangelio
Por Inmaculada Camas
En el tejido de los recuerdos, en medio de la bruma de la segunda Semana Santa sin su presencia física, aún reverbera el eco de un cofrade discreto, un hombre de corazón puro y trabajo incansable. Así era Miguel Ángel Camas Soto, una figura tan cercana y laboriosa como las de antaño, moldeada a la vieja usanza, un cofrade de las Cinco Llagas por designio divino, aunque para muchos sea por casualidad. Corrían los años 50 del siglo pasado cuando una madre afligida se postró ante los pies del Señor del Vía-Crucis, implorando que intercediera por la vida de su hijo enfermo. Con su corazón creyente prometió que, si su hijo se recuperaba, ella le seguiría cada Madrugada Santa y él sería nazareno de blanca túnica. Fue así como Miguel Ángel se unió a las filas de la Hermandad de las Cinco Llagas, llenando de amor y devoción a sus titulares y transmitiendo su esencia humilde y franciscana a todos los ámbitos de su vida.
Miguel Ángel fue familia y fue cofrade de pura cepa y dejó huella en todos sus quehaceres cotidianos. Sin hacer ruido, sin llamar la atención como dice el Evangelio según San Mateo, sin dejar “que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”. Y así fue como enseñó, el amor por un oficio noble pero arduo, que su hijo Miguel Ángel y su esposa siguen con fervor. El gusto por el arte, que su hijo José Manuel plasma en cada una de sus obras y en los escenarios que pisa. La pasión por el deporte, que su hijo Juan Jesús lleva en el corazón, siguiendo los colores de su equipo incluso a cientos de kilómetros de distancia. Y su devoción por el Señor de la Vía-Crucis y María Santísima de la Esperanza, un legado que quien escribe estas líneas intenta continuar y transmitir a sus nietas. Por cierto, la más pequeña está deseando que dejes de arreglarle la corona de la Virgen y vuelvas a jugar con ella.
Miguel Ángel, además de ser un padre ejemplar, fue un cofrade discreto, un hombre de corazón puro y trabajo incansable. Cuyos trabajos podemos seguir viendo pasear en numerosas hermandades jerezanas, desde la suya propia hasta El Desconsuelo, Amor y Sacrificio, la Defensión o la Soledad, por mencionar solo algunas. Nunca quiso salir en los estrenos, nunca quiso hacer una entrevista. Espero y deseo que desde tu balcón del cielo no te ofendan estas líneas. Su labor no se limitaba al ámbito cofrade; su impronta aún sigue presente en guiones de Bandas de Música, Conventos de Clausura e incluso en el ahora vacío Monasterio de la Cartuja. Siempre discreto, siempre presente cuando se le necesitaba, “Ora et Labora”. Miguel Ángel era un ejemplo de servicio y humildad, un faro de luz en la penumbra de la noche.
Sus acciones hablaban más fuerte que sus palabras, recordándonos las lecciones del Evangelio y los ejemplos de Jesucristo. En su modestia y entrega, encontramos un recordatorio de que la grandeza reside en el servicio humilde, el perdón y en el amor sincero. Recordando un pasaje del Evangelio de San Mateo: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?' Jesús le dijo: 'No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Sin embargo, incluso las estrellas más brillantes se desvanecen en la noche, y así fue como la muerte reclamó su deuda con este gran cofrade aquella madrugada de julio de 2022. Así, en esta Semana Santa, cuando las calles resuenen con procesiones y oraciones, muchos recordaremos con cariño a Miguel Ángel, cuyo legado perdurará en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. Que su vida sea un testimonio viviente de los valores eternos que trascienden el espacio y el tiempo. Que su recuerdo ilumine nuestro camino y nos inspire a seguir sus pasos de humildad, perdón y servicio.
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