Sembrando semillas de solidaridad
Los Huertos Solidarios de Madre Coraje en Jerez donan 400 kilos de verduras semanales a comedores sociales de toda la provincia de Cádiz
Las plantas no entienden ni de días festivos ni de mal tiempo. Por eso Francisco Flores no falta ni un sólo día a los Huertos Solidarios de Madre Coraje. "Yo a las 9 de la mañana ya estoy aquí. Vengo hasta los domingos", cuenta Francisco. Después de haber trabajado en el campo toda su vida, a los 75 años aún tiene mucho que ofrecer. Comenzó siendo voluntario hace cinco años, y actualmente cultiva unos 400 metros cuadrados de terreno él solo. Es el más veterano del lugar, y también el más experto. Sus consejos sobre cómo cuidar el cultivo son muy valiosos para el resto de voluntarios. Confiesa que lo que le motiva a venir cada día es "la labor humanitaria tan valiosa que se hace", y pretende seguir colaborando "hasta que el cuerpo aguante".
Además de Francisco, otros 30 parcelistas participan en la iniciativa de Huertos Solidarios y consiguen, con su trabajo y dedicación, que cada semana se recolecten alrededor de 400 kilos de verdura.
"Normalmente, cuando se donan alimentos suelen ser productos no perecederos, como arroz, pasta, conservas, leche y alimentos de este tipo. Pero la realidad es que hay escasez de hortalizas en los comedores sociales, y el problema es que las verduras son esenciales para llevar una dieta saludable", explica Michel Bustillo, coordinador de los Huertos Solidarios de Madre Coraje.
Motivado por esta necesidad, Antonio Gómez, presidente y fundador de la asociación, puso en marcha este proyecto, que comenzó a funcionar el 4 de septiembre de 2012. Aprovechando la parcela que les donó la empresa EbroFoods, situada en la antigua Azucarera de Guadalcacín, decidió destinar 1.200 metros cuadrados del terreno al cultivo de productos hortícolas para su posterior donación a comedores sociales locales.
"Con los Huertos Solidarios se pretende ayudar a los de aquí. Se empezó con el comedor El Salvador, pero actualmente no sólo se atienden necesidades de Jerez, sino que también estamos repartiendo verduras en otros municipios de la provincia, como Chiclana, el Puerto y Cádiz", comenta Michel Bustillo.
En total suministran hortalizas a 13 comedores sociales. Entre ellos se encuentran: Hogar San Juan, Proyecto Hombre, No Importa Jerez, Adonais, Cáritas, Comedor El Salvador, Anide, Cocina Autogestionada de Cáritas, dos comedores sociales en Cádiz, y uno de Puerto Real, San Fernando y Chiclana. Cultivan teniendo muy en cuenta las necesidades de las entidades benéficas que solicitan las verduras, dándole prioridad a los productos de temporada. Las patatas, ajos, cebollas y lechugas son las hotalizas más demandadas en todos ellos.
En el solar se diferencian tres zonas de cultivo según las personas que trabajan en él. Al fondo se encuentra un terrero que Madre Coraje cedió a Cáritas para que desarrollase un proyecto de autoempleo. "Me parece muy bonito el gesto de generosidad que ha tenido Antonio Gómez con Cáritas, porque podría haber seguido extendiendo los huertos de Madre Coraje, pero no ha querido ese protagonismo, sino que prefirió compartir sus recursos para que este grupo de personas pudiera utilizarlo como medio de vida. Esto demuestra el corazón y la transparencia que tiene este hombre", opina Michel.
En otra de las zonas se encuentra el huerto donde todo lo que se produce pertenece a la asociación. En él trabajan principalmente un grupo de voluntarios que vienen del Centro de Inserción Social de Jerez. Michel cuenta que "un día vieron un anuncio donde se buscaban voluntarios para Madre Coraje y preguntaron si podían venir a colaborar". Y así lo hacen cada semana.
Por último, el sector donde se desarrolla el proyecto Huertos Solidarios en sí. En él los voluntarios tienen derecho a quedarse con el 30% de lo que recolectan de sus parcelas, siempre y cuando donen el 70% de lo producido. Actualmente hay una parcela libre para un nuevo voluntario. La persona interesada en colaborar firma un contrato inicial de 6 meses de duración. El requisito principal es donar el porcentaje de verduras establecido. A cambio, los voluntarios disponen de agua gratuita y del terreno en sí, aunque los gastos de las semillas y otros materiales deben correr por su cuenta. Existe, además, una comunidad de parcelistas para ayudarse mutuamente.
Abierto las 24 horas del día los 365 días del año, los voluntarios pueden cuidar las verduras cuando mejor les venga. "Ellos tienen sus propias llaves para entrar y salir. Trabajamos desde la honestidad y responsabilidad de las personas. Confiamos en que vienen para ayudar a los necesitados", explica Michel.
Otro de los requisitos a los que tienen que acogerse es a que los productos que se cultiven sean ecológicos pues, tal como explica Michel, "no sólo se busca generar una sociedad solidaria, sino también promover el amor a la tierra y a lo que nos ofrece".
Esta iniciativa está teniendo una acogida arrolladora entre los comedores e instituciones sociales de la provincia. Cada vez son más los que solicitan unirse al programa para recibir hortalizas. "Ahora tenemos una ilusión muy grande, porque el proyecto de los Huertos Solidarios, si todo va bien, se va a extender. Ha habido dos almas generosas que han cedido un terreno en Sanlúcar de Barrameda y en El Puerto de Santa María. Se quiere trasladar esta idea al cien por cien", revela Michel.
No obstante, según los voluntarios, aún quedan aspectos por mejorar. Antonio Villar, tesorero de la comunidad de parcelistas, nos cuenta que "el agua no se gestiona suficientemente bien. Tenemos unos horarios muy restrictivos y el riego casi siempre es un problema. En estos terrenos hay un pozo muy bueno que necesita sanearse, pero podría ser la solución perfecta. Queremos que desde la dirección de la asociación se haga algo para que dispongamos de una mayor cantidad de agua. De este modo podríamos aumentar y acelerar la producción, y así los comedores recibirían más verduras".
Mientras tanto, sacan adelante el cultivo con los recursos que disponen para contribuir con esta admirable labor. Ponen todo su empeño -y cariño- para que los colectivos más desfavorecidos de la provincia puedan tener acceso a una alimentación variada y saludable.
Como Michel destaca "este proyecto, como muchos otros, tiene una cosa muy importante que ojalá no se pierda, y es que aquí todo el mundo es voluntario. No es que los contratados no tengan que existir, pero la experiencia me dice que los proyectos solidarios con más autenticidad y éxito son los que se hacen de forma altruista".
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