'Tajimat pujut', la felicidad indígena
Manos Unidas y el misionero peruano Wilmer Fernández visitan colegios para sensibilizar a niños y mostrar cómo mejora la calidad de vida de las comunidades a través de las campañas
Jerez/Manos Unidas inicia el próximo viernes su campaña anual que lleva por título 'Comparte lo importante', para ejecutar tres grandes proyectos de cooperación en Centroamérica, Sudamérica y África. Para poner rostro a la solidaridad, la entidad jerezana ha contado con el testimonio de Wilmer Fernández, misionero en Perú y miembro de la asociación Servicio Agropecuario para la Investigación y Promoción Económica (SAIPE), un 'socio' de Manos de Unidas en los territorios indígenas para ejecutar los proyectos.
"Estoy aquí para sensibilizar, presentar los países a los que ayuda Manos Unidas. Hemos tenido encuentros en colegios de Jerez para mostrar el rostro del que está al otro lado del mundo, los rostros indígenas que reciben esta ayuda", declaró ayer Wilmer. La asociación SAIPE trabaja en los pueblos Awajun y Wampis, "en la amazonía peruana. Animamos la producción de las familias para que tengan mejor calidad de vida, trabajamos con mujeres y hombres promoviendo la equidad de género, que tengan mejor educación sus niños, que tengan mejores oportunidades para tener un 'buen vivir', o tajimat pujut como dicen ellos, lo que aquí sería la felicidad de las familias".
"En el territorio donde estoy Manos Unidas tiene presencia desde antes del año 2000. Empezaron a ayudar para las piscigranjas y ahora contamos con unas 800 en este territorio. También se ha venido trabajando con escuelas y precisamente son de las primeras escuelas en estas comunidades, porque el Estado recién está llegando a allí. Estas misiones son las que hacen que las escuelas se empiecen a implementar y se van promoviendo, y el Estado al ver que funcionan y que la iglesia promueve, pues empieza a actuar. En realidad las misiones ponen las bases e incentiva al Estado para que vaya llegando a las comunidades", subrayó el misionero.
"La aportación del jerezano no cae en saco roto, llega a las familias", remarcó Fernández, quien relató que las campañas solidarias también se han transformado en instalaciones de apicultura y plantaciones de cacao, entre otras instalaciones: "Las familias van avanzando y van adquiriendo capacidades. Van aprendiendo a pescar y no sólo a recibir el pescado".
En las visitas a los colegios, el misionero reconoció que "he visto que hay un gran interés de los niños por saber qué está pasando en la otra parte del mundo. Les llama la atención las imágenes de las comunidades con distintas culturas, distintas costumbres... Les generan muchas preguntas, no sólo de cómo viven, por qué visten así, sino qué necesidades tienen: ¿Qué comen? ¿Y tienen colegio? ¿Van al médico? ¿Y sonríen? ¿A qué juegan? Finalmente es un intercambio, entran en contacto con estas poblaciones, sienten interés por conocerlo y creo que ahí ocurre algo importante en los niños". "Es la primera vez que estoy en Jerez y me parece impresionante. Hay un trabajo muy importante, la gratuidad, la generosidad. Es asombroso y toca agradecer este trabajo y gesto de vida para otros pueblos", reconoció Wilmer.
La presidenta de Manos Unidas, Mercedes Rodríguez, subrayó que "es importante contar con su testimonio. Estamos a unos días de empezar la campaña y es fundamental tener a Wilmer porque es ponerle rostro a la misión. La gente ve que es una realidad. Es una experiencia buenísima".
"Manos Unidas trabaja mucho en la sensibilización y yo le digo a los niños que le vamos a sacudir el corazón. Estamos acostumbrados a muchas imágenes y parece que perdemos la sensibilidad. Pero en Manos Unidas creemos que debemos mejorar el mundo", remarcó la presidenta. Además de la campaña que comienza el 9 de febrero en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores con el obispo José Mazuelos, Rodríguez animó a la ciudadanía a participar de la labor de la entidad formando parte de la familia de socios o como voluntario: "Todos sumamos, debemos despertar corazones".
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