Tiempo de vendimia
Un paseo por los pagos de viñas de Jerez
ESTOS días de septiembre en los que las faenas de la vendimia nos han vuelto a recordar la antigua y estrecha vinculación de la ciudad con las viñas, nos hemos asomado a estos hermosos parajes de la campiña para pasear por los antiguos pagos.
Si la semana pasada iniciamos nuestro recorrido por los viñedos que se encontraban a ambos lados de las carreteras de Sevilla, Morabita y Trebujena, hoy vamos a terminar este itinerario visitando los pagos de los rincones noroeste, sur y este de nuestro término municipal, colindantes ya con los de Sanlúcar, Rota y El Puerto. ¿Nos acompañan?
La conocida como carretera del Calvario, "Carretera de Las Viñas" o camino de Bonanza, por la que desde Jerez se llega al Guadalquivir, es de obligado recorrido para admirar el paisaje del viñedo de nuestra campiña, al ser una de las que cruza un mayor número de pagos. El del Cerro de Santiago, que encontramos a la izquierda de la ruta, apenas salimos de la ciudad, tiene en sus faldas los viñedos de Cerro Nuevo y Cerro Viejo, presididos por sendas casas de viñas construidas en el siglo XIX. La de Cerro Nuevo, levantada en 1839 por la familia Pemartín, se atribuye al arquitecto francés Garnier, autor de la Opera de París y pasa por ser una de las más singulares y señoriales de todo el Marco. Perteneció al escritor José María Pemán quien escribió en este lugar buena parte de su obra. A la espalda de estas viñas y también en las laderas del Cerro de Santiago, destaca La Constancia, visibles desde la carretera. La Polanca, Santa Leonor, La Capitana, La Sobajanera… son otras tantas viñas, alguna con su casa ya arruinada, que el viajero puede encontrar en este rincón de la campiña.
A la izquierda de la carretera, apenas cruzamos la Ronda Oeste, queda el pago de Corchuelo en cuyo cerro destaca la viña de Vistahermosa. Junto a una hermosa y remozada casa de viña del XIX, se alzan aquí las nuevas bodegas de Luis Pérez desde las que se domina buena parte de los viñedos de este sector de la campiña, con la ciudad de Jerez al fondo.
En el cruce con la Cañada de Cantarranas, nuestra ruta deja a la derecha las tierras del pago del Amarguillo, cruzadas por el arroyo y cañada del mismo nombre que lindan con las tierras de Macharnudo Bajo. Frente a él, al otro lado de la carretera, las viñas se extienden también por las laderas del Cerro de Orbaneja, otro afamado pago donde sobresale la casa de viña de Santa Bárbara, que se ubica en lo más alto del puertecillo que cruza aquí nuestro camino. Tras pasarlo se desciende hacia El Higuerón y El Barroso, tierras que lo fueron de viñedos tiempo atrás, aunque hoy acogen cultivos de cereal. Frente a nosotros, a la derecha de la ruta despunta aquí Cerro Pelado, otro pago con conocidas viñas como El Barrosillo, con un espléndido caserío desde el que se divisan las marismas de Tabajete y las Mesas de Asta. Tizón, con excelentes tierras o Prunes, son otros tantos pagos de esta zona. Este último, el de Prunes, está presidido en lo más alto de sus lomas, por el llamativo caserío de la que fuera viña de San José, a cuyos pies crecen los últimos viñedos del antiguo Camino de Bonanza (1).
Entre la carretera del Calvario y la de Sanlúcar, junto a los actuales núcleos rurales de Añina, Las Tablas y Polila se encuentran renombrados y antiguos pagos de viñas como San Julián, Zarzuela, Cantarranas o Añina. Este último se vincula a través de su nombre con la presencia romana en estas tierras de la campiña. El topónimo, de origen latino, apunta a un posible nomen possessoris, el de un romano llamado Annius (o Anius), nombre que consta en la epigrafía gaditana y que tal vez fuera uno de los primeros propietarios de viñas de la zona.
Entre las barriadas rurales de Añina y Las Tablas, la carretera deja a ambos lados un paisaje de viñas que hará las delicias del paseante entre las que se encuentran las de Santa Luisa, La Blanquita, La Trinidad, El Aljibe, La Zarzuela… Muchas de estas viñas conservan aún los antiguos pozos, que bien merecería la pena conservar como elementos que forman parte del patrimonio rural antes de que terminen por desaparecer. Algo más adelante, frente a La Tablas, una portada reclama nuestra atención: "Phelipe Zarzana Spínola". Se trata del acceso a los viñedos Ximénez-Spínola que, desde el s. XVIII vienen cultivando en exclusiva la variedad Pedro Ximénez, produciendo unos vinos sencillamente excepcionales.
Nos gusta perdernos por los carriles de las viñas del pago de Añina, de Las Tablas, de san Julián… Sin duda, estas laderas de viñedos sobre albarizas, orientadas al mar, ofrecen magníficas estampas de los paisajes del viñedo jerezano.
En dirección a Sanlúcar, a la derecha del camino, los pagos de Alfaraz y San Julián, separados por la carretera de Las Tablas, albergan renombrados viñedos por los que en otros tiempos cruzaba la traza del ferrocarril camino de Bonanza. El de San Julián, próximo a la barriada El Polila, tiene conocidas viñas como las de Santa Honorata o San Julián. En el de Marihernández, algo más adelante, destaca la viña de La Cruz del Husillo y en el de Alfaraz la de Cerro Obregón, desde cuya casa, hoy habilitada como establecimiento hostelero, se domina una magnifica perspectiva. Balbaina y Los Cuadrados, son otros de los pagos de viñas que encontramos a la izquierda de esta carretera. Este último alberga viñas como La Soledad, El Cuadrado, La Plantalina o Viña de Dios. Frente a ellos está también el de Montana, al noroeste de Las Tablas, por cuyas tierras discurría el ferrocarril de Bonanza.
Entre las carreteras de Sanlúcar y Rota, el pago de Balbaina, de claras resonancias latinas y vinculado por algunos autores a la familia romana-gaditana de los Balbo, es uno de los de mayor extensión del marco y sus viñedos reciben como pocos, la influencia de los suaves vientos procedentes del Atlántico. El Laurel, Santa Teresa, La Rabia, La Estrella, La Carpintera, La Torre… son los nombres de algunas de las viñas de este pago que cuentan con más de un siglo de existencia y han llegado hasta nuestros días. Junto a ellas, otras más conocidas como La Esperanza, El Caballo, o La Santa Cruz o La Blanquita o El Calderín del Obispo… A buen seguro, que los paisajes de Balbaina bien merecerían una ruta turística por los carriles y cañadas que cruzan estos viñedos, con la correspondiente señalización, como se ha hecho en las vecinas viñas del mismo pago que pertenecen al término municipal de El Puerto. ¿A que esperamos para poner en valor estos hermosos parajes?
En la margen izquierda de la carretera de Rota se ubican los pagos de Carrahola y La Gallega, separados ambos por la Cañada de las Huertas. En el primero de ellos se encuentran conocidas viñas como La Capitana, El Bizarrón, Canibro o Las Mercedes. En el de La Gallega, otras como Santa Lucía, La Churumbela, La Gallega… alguna de las cuales han perdido ya sus tradicionales cultivos. Las tierras de este hermoso rincón de la campiña acogen también al pago de Los Tercios, ya en el término municipal de El Puerto de Santa María, colindante con los anteriores.
Entre las carreteras de El Puerto y El Portal, al abrigo de la Sierra de San Cristóbal, junto a la actual laguna de Torrox y en las proximidades del campo de golf, los pagos de Torrox y Anaferas, se cuentan entre las escasas zonas de viñedos situadas al sur de la ciudad. Este último hace alusión en su nombre a los barros que se extraían en este lugar para hacer "anafes" (hornillos de material cerámico), vocablo también de origen árabe. La Hijuela de las coles (o de Las Anaferas) y la de Pozo Dulce, conectan la ciudad con la Cañada del Carrillo, a los pies de san Cristóbal y atraviesan estos antiguos pagos de viñas en los que aún sobreviven algunas como las de La Consolación, La Perla, Niño Jesús de Praga…Todavía hay algunas viñas en el pago de Parpalana, junto a El Portal, donde cubrieron en su días estas lomas de albariza que hoy se dedican mayoritariamente a otros cultivos Muy escasas son también en el pago de Solete, donde ataño los viñedos ocupaban toda la zona que se extiende entre Vallesequillo y Río Viejo y hoy se han reducido, de manera residual a las que se mantienen en la Hijuela de La Granja. Sólo las ruinas de las antiguas casas de viña dan fe de aquellos cultivos. También han desaparecido casi por completo en el de Gibalcón, pago colindante con la laguna de Torrox del que ya no queda ni su sonoro nombre.
Atrás quedan los tiempos en los que las viñas dominaban el paisaje de grandes sectores de la zona este de Jerez, hoy absorbidos por el crecimiento urbano. Este era el caso de los pagos, ya desaparecidos de San José (junto a la carretera de Arcos), La Canaleja, Barbadillo o El Pinar, pago este último ocupado en la actualidad por extensos barrios de unifamiliares.
Ya en zonas más alejadas de la ciudad y en dirección Este encontramos manchas aisladas de albariza, arenas pliocenas o suelos margosos de "tierras blancas" donde también se cultivan viñas. Nos referimos a pagos o fincas como los de Espínola, Lomopardo, Montealegre, Cuartillos, Los Isletes, La Peñuela, Montecorto, Cartuja de Alcántara, Torrecera… De todos ellos, de sus paisajes diversos e igualmente hermosos, nos ocuparemos en futuras salidas "entornoajerez"
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