Tio Pepe en Rama reabre los tabancos
González Byass recrea el tradicional tabanco jerezano para la presentación virtual de su fino más universal en estado puro
Destina la recaudación de la saca 2020 de Tío Pepe en Rama a la hostelería
González Byass ha abierto hoy las puertas del primer tabanco virtual para celebrar la llegada de la nueva saca de la versión más pura del más universal de los vinos finos, Tío Pepe en Rama, que sale de su ‘confinamiento’ para su presentación online ante sus incondicionales, en este caso los periodistas que han asistido en calidad de parroquianos al alumbramiento del “preciado tesoro” enológico de la bodega jerezana.
Vino, parroquianos y flamenco, las tres patas imprescindibles de todo tabanco que se precie para recrear el ambiente de los tradicionales establecimientos jerezanos en esta inusual cita, amenizada por el toque a la guitarra de ‘Juanpe’ Carabante, a la vez que solidaria, pues los beneficios de la venta de Tío Pepe en Rama se destinarán íntegramente a la creación de un fondo de apoyo al sector hostelero en estos momentos difíciles.
Detrás de la barra, Antonio Flores, el hacedor de vinos de González Byass, acompañado de su hija Silvia, asistente en la selección de este año, han destapado el tarro de las esencias para compartir con los parroquianos, previamente surtidos, un brindis por la undécima saca de Tío Pepe en Rama, un vino “excepcional” tanto por sus características como por las condiciones que han rodeado la laboriosa tarea de venenciar bota por bota las soleras de la que posiblemente sea la marca registrada de vino de Jerez más antigua (1844).
El enólogo, con su verbo fluido, ha transportado a los invitados al tabanco y a la bodega para saborear la nueva saca, aliñada por los comentarios de Silvia Flores, en quien deja huella una experiencia con un alto componente “emocional”, pero no exenta de dificultad por las limitaciones que marca el estado de alarma. Venenciar con guantes no es tarea nada fácil, ha confesado su padre, para quien ha sido “un privilegio contar con la heredera de mis conocimientos”.
“Abrir la bodega callada donde sal y poniente se filtran por la ventana...”. Padre e hija han vivido “momentos únicos”, rodeados del “silencio y la paz” por la paralización de la actividad enoturística durante la cuarentena. Y el saber de ambos se plasma en las 69 botas de la saca 2020 de TíoPepe en Rama, las mejores de entre las cerca de 200 previamente seleccionadas de las soleras fundacionales de Tío Pepe: Rebollo y Constancia.
En total, 18.400 botellas –entre medias y en formato 75 cl– y 300 Magnum de un vino de color dorado intenso, brillante y más limpio que la edición anterior, que en nariz rezuma aromas a tiza, talco, levadura, panadería y camomila, con toques salinos y sensaciones minerales. La explosión llega en boca con la sequedad y sapidez propias de los finos y manzanillas, agudizada, en un paso largo y cremoso el que se percibe la influencia y presencia del velo de flor, de hasta un dedo de grosor en algunas botas en un año de invierno suave y abundancia de lluvias en primavera.
Como sus hermanos de cuna, la saca 2020 de Tío Pepe en Rama se presenta sin filtrar y sin clarificar, va directo “de la bota a la botella”, pues en esto de los finos en rama, dado que no hay un criterio único, Antonio Flores defiende que la responsabilidad de los enólogos de Jerez no es hacer vinos de autor, sino dejar a las próximas generaciones el legado histórico de estos vinos, transmitirles “el encaste de cada bodega”, como él trata de hacer con su hija Silvia.
La tradición bodeguera de los González también está presente en la etiqueta, como las anteriores, sacada del archivo histórico de la casa del Tío Pepe, aunque actualizada con la colaboración de Hugo Zapata. Como al vino en sí, José Argudo, del equipo de Marketing de la firma jerezana y anfitrión en la recepción a los invitados al primer tabanco virtual, la define como un “tesoro”.
El deseo de todos es que el próximo brindis puede hacerse de forma presencial en la bodega o en alguno de los tabancos que, después de estar a punto de desaparecer, resurgieron con fuerza al hilo de la creciente popularidad de los Sherry Bar. Antonio Flores compara la evolución de los tabancos con los vinos de ida y vuelta, que salieron al exterior para volver mejorados.
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