El Tío Pepe más famoso se salvó

Jerez/El Ayuntamiento de Madrid puso en marcha una acción urbanística en la que se eliminaron numerosos luminosos, todo los de neón principalmente por sus efectos contaminantes, situados en el centro histórico de la ciudad. Dentro de ellos había dos que merecieron una especial atención por su historia y significado: el Tío Pepe de Sol y una marca de tónica en Gran Vía.

Ambos escaparon del desmontaje mediante un indulto que aplicó el municipio madrileño en 2010 por ser iconos famosos del diseño español. Aquello se celebró en la misma plaza con la presencia del alcalde de la capital y representantes de González Byass. Pero había un problema que solucionar.

El edificio sobre el que se situaba el anuncio fue adquirido por Apple y no encajaba en sus planes mantener el luminoso por lo que hubo que buscar un nuevo emplazamiento en el mismo Sol. Y allí sigue pero en otro lugar, unos cuantos metros más allá de su histórico lugar.

De esta forma, el Tío Pepe es el único neón que luce esta plaza tras la nueva Ordenanza Reguladora de la Publicidad Exterior, cuyo propósito es disminuir la contaminación visual y la mancha publicitaria, salvaguardando el centro histórico.

En julio de 2009, González Byass solicitó al Ayuntamiento de Madrid la legalización de este cartel, que fue concedida en 2010 al ser reconocida su condición de rótulo publicitario histórico. Al mismo tiempo se desarrolló una gran actividad en las redes sociales a favor de mantener el neón, acción que tuvo gran éxito.

Haciendo historia nos situamos en 1935 con motivo del centenario de González-Byass se instaló el Tío Pepe. Ha experimentado algunas modificaciones pero desde hace más de 60 años permaneció invariable coronando un edificio que albergó el que fuera el Hotel París. En los años sesenta hubo una reforma del centro urbano que supuso la retirada de todos los luminosos de la Puerta del Sol, pero el cartel sobrevivió.

Fue en 2014, tras tres años de ausencia, el luminoso volvió a lucir desde su nueva ubicación tras su restauración y posterior instalación en el número 11 de la céntrica plaza, emplazamiento situado justo enfrente del reloj de la Puerta del Sol, el más popular por lo de las doce campanadas de fin de año.