'Tío Pepe' surca el Guadalete

Reportaje

González Byass recrea el antiguo 'viaje de las botas', travesía del vino de Jerez por el río para llegar a puerto y embarcarse. El proyecto de la bajada del río sería un primer paso para su recuperación.

Á. Espejo

06 de abril 2015 - 01:00

Jerez/Aguas abajo de El Portal, a escasa distancia del azud, hay un antiguo embarcadero en desuso desde que la Marina dejó de transportar armamento pesado hasta el cercano Rancho de la Bola. El embarcadero de la Marina, aunque de difícil acceso, se conserva en buen estado salvo por la desaparición de los norays que servían para amarrar las embarcaciones y que le fueron arrebatados en un acto de vandalismo, quien sabe para acabar vendidos como chatarra.

A esta altura del río debía desembocar el canal ideado a mediados del siglo pasado para llevar el Guadalete a los pies de Jerez, hasta las playas de San Telmo, donde el ingeniero vasco Juan Machimbarrena proyectó construir un puerto fluvial en el hasta ahora último intento, también frustrado, de convertir en realidad el viejo sueño de darle a la ciudad una salida directa al mar para favorecer el comercio de sus vinos.

El antiguo anhelo de hacer navegable el Guadalete desde Jerez se remonta al siglo XVI y ha observado tantos intentos como fracasos, ya sea por la oposición de municipios vecinos con larga tradición marítima, ya sea por el elevado coste de los proyectos, recuerda el profesor y miembro del Centro de Estudios Históricos Jerezanos Agustín García Lázaro, quien da este desafío prácticamente por descartado, no así el de recuperar el río para convertirlo en espacio recreativo y de ocio.

García Lázaro, con su hermano Jose, narran la historia del río y su actual abandono en el blog 'Entorno a Jerez', que ha servido de inspiración a González Byass para dar un primer paso hacia su recuperación con una iniciativa que pretende recrear el antiguo 'viaje de las botas', la travesía fluvial y marítima que hacía el vino de Jerez en barcazas por el Guadalete para su traslado hasta el puerto de El Trocadero, en Cádiz, donde se embarcaba para su exportación.

El proyecto une gastronomía, vino e historia, explica el responsable de la marca 'Tío Pepe', José Argudo, quien detalla que la bajada del río sería un homenaje al recorrido fluvial que hacía el jerez, al tiempo que una experiencia enoturística apasionante, que permitiría rememorar parte de la historia y las muchas vicisitudes con las que se toparon los bodegueros de la zona en el trayecto fluvial del vino.

El embarcadero de La Marina será el punto de partida para la expedición que en los próximos días realizará Argudo con responsables de una empresa náutica de la provincia especializada en actividades recreativas y excursiones turísticas, con la que la bodega jerezana mantiene conversaciones para estudiar, sobre el terreno, la navegabilidad del río y las posibilidades de este proyecto.

"Jerez lleva mucho tiempo de espaldas al río y la idea es mirar al Guadalete desde un punto de vista vinatero", señala Argudo, ansioso de imitar cómo se hacían los primeros embarques para los que incluso se abrió en su día un canal de unión con el río San Pedro que ofrecía una salida directa al mar para evitar el peaje que debía pagarse en el Puerto de Santa María al duque de Medinaceli, quien finalmente ganó el pleito que obligó tapar la conexión y que, según cuentan los hermanos García Lázaro en su blog, llevó largos años por la dificultad de la empresa ya que la fuerza del mar entrante volvía a reabrir el que se dio en llamar 'canal de la Tapa'.

La primera travesía del 'Tío Pepe', la experimental, se realizará en zodiac y la idea es que, una vez implantada, las embarcaciones con los turistas y los guías que harán de cicerone a bordo desciendan hasta las marismas del poblado de Doña Blanca, uno de los primeros asentamientos de colonización y donde se conserva el castillo del mismo nombre. Allá por el siglo XVIII hubo que realizar una gran intervención a lo largo de 4 kilómetros del río para enderezar los meandros de esta zona del río, en la que era frecuente que encallaran las embarcaciones que transportaban las botas de vino con marea baja.

El 'viaje de las botas' por el río también lo fue hasta el siglo XVI de 'los cantos', que García Lázaro recuerda se extraían de las canteras de la Sierra de San Cristóbal y se trasladaban para su embarque en el muelle de El Puerto con destino a Sevilla, hasta la que llegaban a través del Guadalquivir para la construcción de su catedral.

La travesía fluvial acabaría en El Puerto, donde se habilitaría una primera parada en el recorrido para saborear una experiencia eno-gastronómica en las salinas del antiguo molino de mareas del Caño, enclave situado en el ecosistema del Parque Natural de la Bahía que el cocinero Ángel León está rehabilitando, aunque con la oposición de los ecologistas, para convertirlo en restaurante.

Después de dejar atrás la desembocadura del Guadalete y la ciudad de El Puerto, el itinerario previsto se adentraría en la Bahía de Cádiz en dirección hacia el puerto de El Trocadero, donde llegaba el antiguo tren del vino (Jerez-Trocadero) que finalmente alivió las muchas dificultades que encontraban los bodegueros en el transporte fluvial de los caldos jerezanos.

La última parada de la travesía marítimo-fluvial del 'Tío Pepe' estaría en pleno corazón de la capital gaditana, en la playa de La Caleta, donde José Argudo tiene idea de organizar un nuevo ágape que ensalce el maridaje del vino con la gastronomía de la zona en colaboración con la familia Córdoba, del restaurante El Faro.

El responsable de la firma bodeguera recuerda que 'Tío Pepe' ya ha protagonizado otras "vivencias" en las que se dan la mano la gastronomía y la historia, y cita un despesque realizado en el litoral, la experiencia micológica en Los Alcornocales o el maridaje con carne de retinto, la especie de cría extensiva que predomina en la comarca de La Janda.

"La bajada del río por el que el Jerez se abre al mundo tiene muchas connotaciones en los vinos del Marco de Jerez, pues arrumbador viene de los estibadores de los puertos, y están los vinos 'mareados' que era los que se exportaban en barco, y los toques salinos que caracterizan a los finos y a las manzanillas", señala Argudo.

Queda mucho por hacer para convertir en realidad este proyecto, señala Argudo, quien entre los principales obstáculos, y al margen de los que observen en el río en la expedición de tanteo, apunta a la necesidad de habilitar el acceso al embarcadero de la Marina, que después de quedar tapado por el agua en las últimas inundaciones registradas en la zona inundable, también ha quedado algo alejado del cauce.

El responsable de González Byass buscará la implicación de las instituciones públicas para tratar de llevar a buen puerto esta iniciativa que explora "una vertiente histórica del vino y con la que Jerez se abriría a la provincia". En función del resultado de la primera experiencia, se verá si es viable ofrecer el servicio, para el que Argudo sueña con la posibilidad remota de recuperar incluso una de las viejas barcazas de la Marina en la que se transportaba el armamento hacia las instalaciones del Rancho de la Bola, tan abandonadas como el Guadalete, que hace honor al significado de su nombre, que no es otro que el 'río del olvido'.

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