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Treinta años del fallecimiento de Bueno Monreal

Fue el último arzobispo que tuvo Jerez antes de la creación de la nueva Diócesis

El cardenal Bueno Monreal fue arzobispo de Sevilla durante treinta años.
M. Sotelino

21 de septiembre 2017 - 07:51

Jerez/El pasado veinte de agosto se cumplieron treinta años del fallecimiento del cardenal arzobispo de Sevilla José María Bueno Monreal. Como afirma en un artículo reciente Carlos Ros, periodista y sacerdote de la archidiócesis sevillana, fue un hombre que hizo honor a su apellido de 'bueno' que era. Monreal fue el último cardenal arzobispo que ocupara la archidiócesis sevillana cuando Jerez dependía de esta demarcación eclesiástica. A su lado, monseñor Cirarda Lachiondo y el siempre recordado y querido Rafael Bellido Caro ocuparon la sede episcopal como obispos auxiliares.

Fue un hombre preocupado por los nuevos tiempos y se mostró con un talante humilde y obediente en una época donde tuvo lugar una de las grandes reformas para la vida de la Iglesia como fue el concilio Vaticano II. Junto al cardenal Tarancón, fueron de las primeras autoridades eclesiásticas de España en actualizarse a los nuevos tiempos que llegaban para la Iglesia Universal.

Con un impresionante curriculum, el cardenal Bueno Monreal estuvo ordenado como sacerdote nada menos que sesenta años mientras que veintinueve fueron los que ostentó el cardenalato. Ahí es nada. Otra cifra que impresiona fueron los treinta y tres años en los que ocupó la archidiócesis de Sevilla como arzobispo, justamente la edad de Cristo. Su episcopado sólo fue superado por San Isidoro, el intelectual visigodo de gran calado en la cultura española y que ocupó la sede episcopal de Híspalis en el siglo VII.

Precisamente, se cuenta una simpática anécdota del cardenal sobre su dilatada trayectoria como arzobispo de Sevilla. Lo hace Carlos Ros en su blogs cuando narra que le tentaron con la sede primada de Toledo. Fue un alto mandatario político de la época quien le propuso irse a la antigua capital española. Bueno Monreal le contestó que él era cardenal de Sevilla y que con eso le bastaba. "Eminencia, Toledo es la sede primada del reino de España", le respondió la personalidad que le hizo llegar la propuesta. El cardenal le respondió: "Mire usted el primo sería yo si estando tan a gusto como estoy en Sevilla, la dejara para irme a Toledo".

Del cardenal Bueno Monreal se cuenta que vivió con la sencillez de los hijos de Dios y siempre desprendió una gran humildad. Rehuyó del boato y de la vida sofisticada. A él se le reconoce la aprobación de muchas de las reglas y fundaciones de las cofradías jerezanas que tenemos hoy en día. Y fumaba mucho. En cierta ocasión, un periodista tras observar que el cardenal ya no aparecía con su clásico cigarrillo en la mano, le preguntó si había dejado el tabaco. El cardenal asintió. El curioso periodista le interpeló a su eminencia que cómo había obrado el milagro, pues eran dos cajetillas las que fumaba diariamente. Bueno Monreal le miró seriamente y le dijo: "Pues cómo va a ser, hijo, con dos redaños".

El recordado cardenal Bueno Monreal falleció el 20 de agosto de 1987 tras un paro cardiaco. Sus restos descansan bajo una sencilla lápida de bronce en la capilla de San José de la Catedral de Sevilla.

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