Vehículos de otra época

La página ecuestre

La Hacienda Montelirio, en Sevilla, conserva decenas de coches de caballos de siglos pasados en perfecto estado en una de las colecciones más importantes de Europa

Vista general de carruajes que se conservan en la Hacienda Montelirio.
Vista general de carruajes que se conservan en la Hacienda Montelirio.

27 de noviembre 2009 - 01:00

Una de las colecciones de carruajes más valiosas de Europa está localizada a setenta kilómetros de Jerez. En concreto, la Hacienda Montelirio, ubicada en el término municipal de Dos Hermanas, Sevilla, da cobijo a los coches de caballos más pintorescos, antiguos y llamativos que puedan verse en una colección privada. La familia Aranda atesora desde hace décadas con gran mimo más de ciento cincuenta piezas de diferentes épocas y conservadas en perfecto estado.

Se trata de joyas rescatadas del pasado y que difícilmente encuentran su sitio en la era del chip, pero que gracias a románticos como los miembros de esta familia sevillana lucen todo su esplendor en cada uno de los concursos a los que asisten, donde habitualmente se adjudican los mejores galardones.

En Montelirio hay coches de ciudad, de campo, de exhibiciones, de monarcas e incluso fúnebres. En palabras del propietario de semejante colección, Gregorio Aranda Jr., "a la hora de comprarlos, siempre se intenta que sean marcas prestigiosas y que el estado de conservación sea el mejor". De esta manera, la familia nunca ha optado por reproducciones, siempre ha apostado por la pieza original con la menor de las restauraciones para conservar su valor. De entre todos, destaca un Skeleton Break o domadora del año 1890 en impecable estado de conservación, o una Berlina de gala que perteneció a Fernando VII y que se conserva en estado original. También guardan un gran valor histórico los coches de duelo o los vehículos públicos de Nápoles de 1840. Concretamente, la familia Aranda adquirió dos coches de este tipo a Pascual Beretta, gran amigo de la familia. Estos coches fúnebres se conservan en perfecto estado de conservación, tanto por el exterior como por el interior, donde aún tiene brillo el raso negro de los acabados, así como el resto de detalles que adornan un coche de estas características.

El olor a historia se vuelve más intenso cuando la parada se hace ante los coches más antiguos de la colección Aranda. Uno de ellos es un coche de gala que data del año 1750 y que se adquirió en Holanda. El otro es un Drosky Soviético de la misma fecha. Con todo, para la familia Aranda todas las piezas tienen algo especial, aunque destaquen por su originalidad y belleza joyas como la berlina de gala que perteneció al duque de Santoña, marqués de Manzanero, al que solo se le ha restaurado los adornos en plata. Otro coche que también destaca por su valor y exclusividad es uno de la época de Fernando VII. Se trata de un tipo de coche denominado Coach Coupe muy premiado y exclusivo que se adquirió en Italia y que ha salido en numerosas ocasiones a concurso. No hay dos en España, pues eran vehículos que encargaban los propietarios a su gusto.

Entrar en el museo de carruajes de la familia Aranda es viajar al pasado, a épocas en las que el coche de caballos formaba parte de la vida cotidiana de las personas. En carruaje se trasladaban familias, difuntos, monarcas… Perfectamente ordenados y conservados, dentro de lo que estas piezas de museo permiten, Gregorio Aranda Alcántara cuenta para ello con el apoyo de sus hijos, Gregorio y Rafael, que están al frente de este museo y que se encargan de que todo esté a punto para cualquier cita ecuestre. El objetivo de esta familia es que sus coches acudan a los concursos perfectamente equipados y preparados para ser los mejores. Y lo consigue; esta casa colecciona con el mismo entusiasmo multitud de premios de ocasiones importantes, todo un orgullo para su propietario, que ha labrado con mucho esfuerzo el museo actual.

Las piezas que alberga este museo son difícil de tasar, pues su valor está sujeto a factores como la antigüedad, la procedencia o el estado de conservación. Con todo, las piezas que necesiten un lavado de cara quedan en perfecto estado gracias a los "grandes tapiceros, restauradores, carpinteros y talleres donde se mantiene vivo este arte de conservar el coche de caballos". Restaurar un coche antiguo conlleva un elevado coste económico, por lo que se trata de un hobby que se escapa al bolsillo de la inmensa mayoría. Los materiales son fabricados a mano por carpinteros artesanos, pues como se comprenderá, no existen repuestos para este tipo de coches.

La Hacienda San Miguel de Montelirio, también llamada El Hospicio de Indias en los tiempos en que perteneció a los Jesuitas, figura como una de las residencias más suntuosas para celebrar eventos. Se trata de uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca rural en Andalucía, perteneció al primer Marqués de las Marismas, Alejandro de Aguado, y desde hace unos años presenta un paraninfo donde se mezclan, además del museo de carruajes, los olivos con las praderas donde se cría la yeguada de Pura Raza Española de Gregorio Aranda Alcántara, pues también es sobradamente conocida la afición de su propietario por los caballos.

Los caballos y los carruajes son las dos grandes pasiones de este sevillano, piezas que lleva coleccionando desde los años ochenta, tiempo en que ha conseguido acumular decenas coches de caballos.

Más información en el número de diciembre de la revista Trofeo Caballo.

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