Vieja, anticuada y poco operativa
Jerez es la única gran población de la provincia que no ha estrenado aún una comisaría · Un agente cuenta los problemas que provoca trabajar en un palacio del siglo XIX
Jerez sigue siendo la única gran población de la provincia que carece de unas instalaciones policiales que puedan ser calificadas de modernas. Fue la propia ciudad de Jerez —pues fue el Ayuntamiento quien cedió una de sus propiedades al Cuerpo Nacional de Policía para que abandonara su minúscula sede de la plaza Silos— la que buscó una solución hace años, si bien ésta con el paso de los años dejó de ser efectiva.
En la actualidad, Jerez tiene la peor comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de toda la provincia. Se trata de un centro policial anticuado, obsoleto, con graves problemas para el desarrollo del trabajo policial y, lo que es más grave, con una nefasta ubicación lejos de los barrios problemáticos de la ciudad.
Vaya por delante un poco de historia. Pocos podrían pensar que este lugar fue hasta alojamiento real. Alfonso XIII se alojó allí cuando el edificio seguía siendo palacio. El motivo de su visita no fue otro que la coronación de la Virgen del Carmen en 1925, ceremonia que se celebró entre multitudes en el parque González Hontoria. El motivo del alojamiento real fue su condición de palacio, palacio del conde de Puerto Hermoso, que así se llama el edificio. Éste fue encargado por el marqués de Domecq en 1873 al arquitecto italiano Elías Gallego. Tras ser habitado por Pedro Domecq y Carmen Núñez de Villavicencio, pasó a manos de Fernando de Soto y su mujer, Carmen Domecq, hasta su muerte. Fueron ellos, los condes de Puerto Hermoso, quienes le dieron su actual denominación. Tras quedar en manos del Ayuntamiento de la ciudad, esta propiedad municipal fue cedida al Gobierno de la nación a mediados de los años 80, concretamente en 1985, cuando el ex alcalde Pacheco lo cediera el Ministerio del Interior para que se convirtiera en comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. El cambio que experimentó el servicio policial por entonces fue magnífico, pero la ciudad tenía entonces menos de la mitad de la plantilla actual y ni siquiera debía hacer frente a la expansión que trajo el boom urbanístico de los años noventa. Por entonces, Jerez acababa en Torresblancas. De la Cañada de la Feria a la autopista sólo estaba La Granja y casi todo jerez vivía en las barriadas.
Hoy en día, el edificio de la comisaría está seriamente castigado por más de un cuarto de siglo de actividad policial ininterrumpida. Ha soportado mal el paso de los años. Se trata, a fin de cuentas, de un palacio convertido en comisaría, lo que ha provocado que haya dependencias donde los funcionarios trabajan bajo lámparas que son arañas de cristal, que junto a una mesa de despacho haya una enorme chimenea o que las dependencias, además de calabozos, armeros y salas de interrogatorio, disponga de una recoleta capilla.
Antonio Olivencia es el secretario local de Confederación Española de Policía (CEP). Se trata de uno de los sindicatos con más representación junto al veterano SUP. Según Olivencia, “trabajar en una comisaría que es un viejo palacio se lleva como buenamente se puede”. Según dice, las dependencias “no reúnen las mínimas condiciones necesarias para el trabajo policial”. La influencia de la comisaría se propaga por toda la zona, desde el Arroyo a la Puerta de Rota pasando por el barrio de San Lucas, sobre todo en forma de aparcamiento masivo.
“Uno de los principales problemas que padecemos es que es imposible salir con rapidez, algo que en una labor policial es imprescindible”. La ubicación es mala y, según denuncia Olivencia, a ello se une que aparcar el vehículo propio se convierte en un quebradero de cabeza diario para los 300 trabajadores que a diario prestan su servicio en el palacio del conde de Puerto Hermoso. Para colmo la zona azul no conoce de profesiones. “Para aparcar hay apenas seis plazas, es decir, nada”.
Para demostrar que trabajar en un palacio (al menos en este) no es ningún chollo, el representante local de la CEP asegura que “no hay despachos para todos los grupos” lo que provoca que haya zonas “donde conviven hasta tres grupos diferentes, donde tienen que realizar las gestiones prácticamente unos encima de otros, mezclados. A todo eso se suma que los problemas con la temperatura son constantes. “Los problemas con la refrigeración y la calefacción son ya clásicos en la comisaría por la de años que ambos sistemas tienen encima”.
Las peores estancias de la comisaría de Jerez son, con diferencia, la oficina de denuncias por la que deben pasar los ciudadanos para dejar constancia de los delitos que han padecido, así como algunos grupos de la segunda planta que se encuentran en muy mal estado. Todos los policías destinados en Jerez deben padecer en algún momento de la jornada las condiciones de la comisaría a excepción de los agentes que están destinados en el aeropuerto y en el servicio de automoción de la calle Circo.
Algo que indigna especialmente a los profesionales de la Policía de Jerez “es que los ciudadanos se crean que nos están construyendo ya una comisaría nueva. De eso nada. Se trata de las obras de la comisaría de la Policía Local, que por el momento y que se sepa, no va a ser conjunta”. Detractor de una comisaría de este tipo “porque las competencias son diferentes”, Olivencia tan sólo entendería un servicio conjunto “por motivos económicos de reducción de costes, pero no por cuestiones operativas”.
Estos días la comisaría ha sido sometida a un lavado de cara. Sus paredes han sido repintadas si bien bajo la nueva capa de pintura siguen existiendo unos desconchones que dejan a las claras que el palacio ya exigen su pase a una segunda actividad más tranquila, la misma que se les ofrece a los agentes cuando alcanzan 55 año
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