Los abogados también lloran
Marcos Camacho, decano de los letrados de Jerez, dice que "trabajo no falta; el problema es cobrar"
Dicen tratarse de los músicos de la orquesta del 'Titanic', porque son siempre los últimos en abandonar el barco y seguir tocando hasta que el negocio siga a flote. La opinión generalizada es que, inevitablemente, la crisis es época de bonanza para la abogacía. Pero esto sólo lleva parte de razón. Entre los abogados, cada uno cuenta la feria como le va. A unos bien, a otros peor. Muchos elaboran ERE's, firman despidos, trabajan contra los impagos, participan en los concursos de acreedores o las quiebras de empresa. No paran. Y otros muchos, que son legión, que de nada sabían de derecho mercantil y laboral y se empleaban en sectores 'tocados' por la crisis, caso del inmobiliario, se cruzan de brazos sin remisión. Lo que iguala a los abogados es que son imprescindibles, pero en tiempos de recesión como éstos, este servicio público favorece a unos y castiga a otros.
En estas condiciones, la vida es especialmente dura para el profesional de las leyes. Hay menos dinero y, por tanto, menos negocios, menos escrituras y menos litigios y los que se salvan, han de procurarse a veces de trabajos nada fáciles ni agradables, como los despidos o las reclamaciones económicas.
- ¿Sigue en vigencia la idea de que los abogados trabajan ahora más que nunca pero no cobran?
- Ahora, el problema del cobro es más complicado que nunca. Hay gente que dice que estas épocas de crisis son buenas para los abogados. Y yo creo que lo mejor para el abogado es cuando los tiempos son buenos. Ganaríamos todo el mundo. En tiempos de crisis, hay abogados que tienen más trabajo y otros que no.
- Póngame ejemplos.
- Es el caso, diríamos, del abogado laboralista, que logra más trabajo, los asesores jurídicos de la banca, que realizan infinidad de tareas derivadas de los impagos de asuntos bancarios. Supongo que los que lleven compañías de seguros, nada les habrá cambiado. Los accidentes de tráfico siguen produciéndose. Ahora, sin embargo, con el potencial cliente habrá que llegar a acuerdos para que pueda afrontar esa minuta. Y esos despachos que tienen una clientela fija, clientes de toda la vida, han de cuidar aún más ese cliente.
- Y, sin embargo, hay otros dedicados al sector inmobiliario o financiero. ..
- El que se dedique a eso no es que no le paguen, sino que se quede sin clientes. Luego hay procedimientos administrativos, matrimoniales, urbanismo, a los que también habrá afectado.
- Estamos de acuerdo en que aquellos dedicados a determinados sectores son los más vulnerables. ¿También en el Derecho de Familia?
- Es que, antes, para llegar al divorcio había que separarse previamente y ahora, con la famosa ley del 'divorcio exprés', como le llamaron, se llega directamente al divorcio y este asunto ha caído en los despachos, porque dicen que no hay dinero para los divorcios. Pero bueno, también se dirigen al Colegio de Abogados, que ha notado especialmente la crisis en el Servicio de Investigación Jurídica y la asistencia gratuita de letrado. Ahí se está notando un aumento de las designaciones de los turnos de oficio.
- ¿Ha habido que reforzar este servicio?
- Se ha tenido que hacer un gran esfuerzo. La demanda sube en tiempos de crisis. En 2011 se designaron 3.063 letrados de oficio, una media de 11,78 abogados diarios, ya que más gente está sufriendo el paro y han de acudir a la asistencia gratuita de un abogado.
- ¿Qué aconseja el Colegio a sus letrados para evitar la morosidad en su trabajo?
- Desde el Colegio, lo que se recomienda es la hoja de encargo, o sea, pactar con el cliente tus honorarios y firmar una hoja de encargo. Me cuenta su caso y hacemos un contrato en el que le explico lo que voy a hacer, lo que quiero cobrar y cómo me lo va a abonar. De esta forma, el cliente sabrá lo que está encargando y su forma de pagar ese servicio; y el abogado sabe lo que ha de cobrar, porque ya está firmado con el cliente.
- ¿Podría ser esta fórmula una forma de sacar un complemento en los honorarios?
- Sí, creo que, hoy día, hay muchos abogados que lo prestan como un servicio publico y hay abogados a los que eso puede reportarles otra fuente de dinero, aunque no sea muy significativo.
- ¿Cómo se reconvierte un abogado?
- Puede hacerlo con más formación, de forma continuada y constante. Y esa es la mejor forma de progresar y reciclarse. Por ejemplo, si hablamos de crisis, habrá que hacerlo en asuntos laborales, concurso de acreedores... Actualmente, hay muchos despachos llamados multidisciplinares en los que cada abogado está especializado en una materia. Uno debe de saber en qué clientela se mueve, pero ha de dar una respuesta integral al cliente. Si alguno acude a tu despacho con un problema con su empresa, póngase por caso, pues habrá que saber derecho mercantil, administrativo...
- Los abogados son imprescindibles para las empresas en estos tiempos. Puede ser una salida.
- Es que toda empresa cuenta con abogados y en ese mundo, el empresarial, son siempre necesarios. Lo que yo creo es que aquí en España no hay una auténtica cultura del abogado. En países anglosajones, como Estados Unidos, hay un ejemplo claro: Los clientes ven con frecuencia a sus abogados, lo hacen para hablar, para conversar... mientras aquí en nuestro país existe una ruptura de ir al abogado y tan sólo vamos a pedirle que te resuelva un problema precisamente cuando ya está creado, en lugar de acudir a él para evitar ese problema. Se debería de prestar mayor atención al asesoramiento, lo que quiere decir que el cliente debe asesorarse más ante cualquier eventualidad que actuar por su cuenta y, entonces, habrá que deshacer lo que ya se ha andado incorrectamente.
- ¿Recibe a muchos abogados con grandes dificultades?
- Como decano, me llaman algunos por problemas con los clientes, y en lo económico, nosotros tenemos una fundación, la Forum Astense, creada durante el mandato de Ignacio Vergara, que se dedica a darles atención a los abogados cuando tienen problemas y se han dado casos de que ese fondo social y asistencial ha servido para ayudar a compañeros. Pero no es normal que vengan demandando. De momento...
- ¿Son los genes los que hacen de Jerez una ciudad de muchos abogados?
- No es una cuestión genética, es el problema de que sólo existía una universidad. Pero ahora mismo, estamos atravesando una situación muy compleja, porque la profesión está en fase de renovación. Lo ha provocado la entrada en vigor de la Ley de Acceso, por la cual, para llegar a ser abogado, no es suficiente con sacarse el grado, sino que hay que hacer un postgrado y luego, un examen del Estado. Yo creo que esto desanima a muchos, que con el tiempo habrá menos abogados.
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