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Hablan los afectados por los pagarés de Rumasa: "Me enteré tarde de que era una estafa"

Tribunales

Coinciden en declarar que la publicidad que realizó el grupo empresarial los convenció de su solvencia económica

"Me influyó esa exhibición de grandes empresas como Dhul y o Clesa", apunta uno de los pasivistas

"Había tanta confianza en Don José María que hubo trabajadores que invertimos en pagarés"

“Mi padre era quien decidía y ejecutaba”

Álvaro Ruiz-Mateos, saliendo de la Audiencia Nacional. / EFE

Algunas de las personas que invirtieron en pagarés y participaciones sociales en empresas del grupo Nueva Rumasa a las que no se les devolvió la totalidad de su dinero acudieron este martes a la Audiencia Nacional para declarar como testigos en el juicio contra los hijos varones del empresario José María Ruiz-Mateos. La Fiscalía pide 16 años de cárcel para cada uno de ellos por estafa, blanqueo de capitales, alzamiento de bienes y contra la hacienda pública.

La práctica totalidad de los afectados que declararon tenían un mismo patrón: vieron la publicidad en medios de comunicación de la emisión de pagarés de empresas de Nueva Rumasa; creían que el grupo era un ‘holding’ solvente; o bien acudieron personalmente a las oficinas de Madrid para firmar los pagarés o recibieron la documentación por correo para suscribirla —aunque esta ya estaba firmada por los representantes de Ruiz-Mateos—; y recibieron los intereses comprometidos hasta que las empresas entraron en impagos en 2011. La mayoría de ellos acabaron personándose en los concursos de acreedores de estas empresas para reclamar sus deudas sin que a día de hoy se hayan liquidado.

Uno de ellos, que invirtió unos 120.000 euros en pagarés de Carcesa (unas plantas que elaboraran patés tomate frito y triturado con marcas como Apis o Fruco), explicó que invirtió tras ver los anuncios de Nueva Rumasa en televisión por que le pareció “una empresa solvente”. “Pensaba que era un grupo empresarial, pero luego me enteré de que no era tal, sino que eran empresas individuales”, explicó.

Inicialmente, consideró que, aunque elevados, los intereses que le ofrecían “podían encajar” en los tipos de interés que ofrecían algunas empresas en ese momento, no así las entidades bancarias que era inferiores. Sin embargo, cuando vio que en posteriores emisiones de pagarés el interés subió al 10% “me entró la preocupación” al ver que se había producido un incremento sustancial. También dijo que, tras hacer la inversión, pidió las cuentas de la compañía, pero que nunca se las llegaron a entregar.

Otro afectado, que suscribió en dos emisiones de pagarés y en una de participaciones sociales de Clesa (invirtió unos 140.000 euros) señaló que decidió invertir porque José María Ruiz-Mateos padre le parecía una “persona fiable”. Sin embargo, poco después de la última inversión, supo de los problemas financieros de las empresas. “Me enteré tarde de que todo era un fraude”, indicó.

También declaró un matrimonio que invirtió más de un millón de euros en pagarés que dijo que invirtió porque le influyó "la propaganda ambiente que había y esa exhibición de grandes empresas como Dhul o Clesa”. Mientras, uno de los pasivistas señaló que, cuando se conoció la caída del grupo, recibió un correo de José María Ruiz-Mateos señalando que no podría afrontar los pagos comprometidos. Más adelante recibió una propuesta de cesión de derechos de empresas del grupo que no aceptó porque ya lo vio “demasiado complicado”.

También declaró una trabajadora de las empresas de la familia Ruiz-Mateos que invirtió en pagarés. Así relató que transfirió dinero porque quería “rentabilizar el dinero que iba a ser de mis hijos”, aunque, cuando supo de la caída del grupo, “me callé y no pregunté”.

El juicio se retomará el próximo lunes con nuevas declaraciones de testigos.

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