Una afición por el vino heredada de la bodega más antigua de Jerez

Rivero fundó en 1998 Bodegas Tradición, proyecto que rescata la tradición bodeguera familiar y que aúna su pasión por el jerez y el arte

Joaquín Rivero Valcarce brinda en la inauguración de Bodegas Tradición con el ex alcalde Pedro Pacheco y otros directivos de la firma bodeguera.
Á. E. / A. C. Jerez

20 de septiembre 2016 - 01:00

De haber tenido continuidad en el tiempo, Tradición sería la bodega más antigua de Jerez, ya que sus orígenes datan de los años cincuenta del siglo XVII, en los que Pedro Alonso Cabeza de Aranda y Zarco comenzó a comercializar sus vinos bajo la afamada marca 'CZ', actividad que Joaquín María Rivero y González, casado con una hija del fundador, prolongó hasta su desaparición con el nombre J.M. Rivero.

Varios siglos después, Joaquín Rivero Valcarce decidió recuperar los orígenes bodegueros de su familia, y también los de su esposa Elena López de Carrizosa, en la línea de sucesión de los Domecq, con la refundación de Bodegas Tradición, fundada en 1998 y que conjuga dos de las grandes pasiones del empresario fallecido el domingo, como son el vino y el arte.

Ante la buena marcha de sus negocios inmobiliarios, Joaquín Rivero decidió un buen día recuperar la antigua tradición bodeguera familiar con un proyecto dedicado en exclusiva a los vinos de calidad y en los que prima la elaboración artesanal.

Con una inversión inicial de unos dos millones de euros, los Rivero adquirieron un antiguo casco de bodega en estado ruinoso en el barrio de San Mateo para su rehabilitación, al tiempo que iniciaron la selección de botas y soleras viejísimas para el inicio del negocio bodeguero. La joven bodega, pero con productos y métodos antiguos y artesanales, inició su actividad con unas 700 botas viejas y poco menos de medio millón de litros de vino en crianza, de los que se comercializarían al año un máximo de 25.000 litros, todos con una vejez certificada de más de veinte y treinta años, lo que se conoce el sector como VOS y VORS.

Para hacer realidad el proyecto, Rivero se rodeó de un equipo de expertos, encabezados por José Ignacio Domecq Fernandez de Bobadilla, anteriormente enólogo en Domecq e hijo del legendario José Ignacio Domecq González, conocido en el sector como 'La Nariz', junto con José Blandino, capataz con más de 50 años de experiencia en el sector, detalla el portal de internet de la bodega.

Negocio o afición, el propio empresario relató al borde ya de la edad de jubilación en una entrevista publicada por Diario de Jerez que emprendía así su último proyecto en torno al vino y al arte con el que planeaba retirarse en su ciudad natal, claro que eso fue antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, en los años del boom en los que creó su imperio empresarial.

Por entonces, Joaquín Rivero aseguraba haber cumplido todos sus retos e ilusiones en la vida y no sentirse en deuda con Jerez, por lo que encasilló la construcción de la bodega-pinacoteca como un "entretenimiento" en el que se volcó en sus últimos años con la incorporación de otro casco bodeguero en Rincón Malillo para la crianza de vino fino, que en este caso comercializa con 12 años de crianza, y la ampliación del espacio expositivo. La ampliación se produjo en 2007 y permitió aumentar las existencias en unas 400 botas de vino, las destinadas a la crianza de fino.

Años después, en 2015, la familia Rivero dio un nuevo paso en la recuperación del negocio con la reincorporación de las siglas del fundador al nombre de la bodega, ahora llamada 'Tradición CZ' y con la catalogación del archivo, que incluye valiosos documentos que datas de 1666.

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