"El agricultor hoy está orgulloso de ser campero, antes se decía con desprecio"
Tras dejar la secretaría provincial de Coag ha aceptado un cargo en la Consejería de Gobernación · Afirma que ahora se siente libre para decir lo que piensa


-Hace unos días, cuando se despidió de la secretaría provincial de Coag, dijo que estudiaba ofertas de la vida pública y privada. Parece que ya ha deshojado la margarita...
-Sí, he recibido una oferta de la Consejería de Gobernación y no me lo he pensado dos veces. Sé que voy al gabinete, pero todavía no me han dicho qué funciones tengo. No me importa, voy con los ojos cerrados.
-Ha preferido esta propuesta a otras de carácter privado...
-Sí, ahora mismo sí. He tenido la satisfacción de haber tenido varias llamadas de la vida privada proponiéndome negocios, pero no podía decir que no a la consejera [Clara Aguilera], con la que he trabajado antes en Coag y a la que conozco perfectamente.
-Suena a tópico, claro, pero después de veinte años al frente de una organización como Coag, la primera pregunta tiene que ser cómo se siente.
-Feliz y liberado, así es como me siento. Liberado para decir a partir de ahora lo que quiera. Yo soy una persona muy responsable, muy equilibrada. Soy militante del PSOE y he procurado no mezclarlo con la secretaría en Coag, aunque a veces políticamente he tenido que reprimir muchas cosas por el cargo que ocupaba.
-¿Cuándo tomó la decisión de dejar la secretaría de Coag?
-A primeros de mes. Llegue tarde a casa, de trabajar, estuve dando vueltas en la cama, me levanté y sobre la seis y media de la mañana fui y se lo dije a Carmen [Martínez, la concejal del Ayuntamiento]. Me preguntó si estaba seguro, le dije que sí y ya está. Ella siempre me ha apoyado. De todas formas yo llevaba año y medio con ese pellizco.
-¿Cómo le ha sentado a Miguel López Sierra [coordinador de la organización a nivel andaluz, de La Barca como él e íntimo amigo suyo] su dimisión?
-Le he cogido por sorpresa... Tenga en cuenta que soy la única persona que ha mandado a Miguel en los últimos veinte años... Tenemos una relación muy especial, un cariño que viene de mucho tiempo. Han sido muchos años sentándonos y diciendo vamos a hacer esto por aquí, por allá.
-Miguel Pérez le sustituye, accidentalmente al frente de la organización. ¿Qué va a ocurrir a partir de ahora?
-Pues lo que quiera la organización. Yo no entro en el relevo, odio lo de nombrar herederos. Miguel Pérez asume la responsabilidad y ahora será el próximo pleno de la organización el que decida si convoca una nueva asamblea o la actual ejecutiva aguanta los próximos tres años.
-Veinte años dan para conocer a muchos ministros y consejeros. Hable algunos.
- De los consejeros tengo buen recuerdo de casi todos. Paulino Plata es amigo personal mío y seguimos manteniendo un contacto frecuente. Con Miguel Manaute también tuve buena relación. Martín Soler, el actual consejero, es una persona que me cae muy bien y con el que he tenido frecuentes e importantes conversaciones de política agraria. Isaías Pérez Saldaña es una persona que no me cae ni bien ni mal. En cuanto a los ministros, me cayó francamente mal Romero, del primer gabinete de Felipe González; tengo que reconocer los cojones de Loyola de Palacio, su determinación a la hora de tomar decisiones. Con Miguel Arias siempre me he llevado bien, pese a que no siempre he compartido ni su actitud ni sus decisiones. Con la actual ministra, Elena Espinosa, apenas he tenido trato, pero no he tenido ningún problema.
-¿Cómo ha cambiado el campo en todo este tiempo?
-Mire, hoy entre el agricultor y el ganadero existe el orgullo de ser campero. Antes esa palabra se usaba con desprecio. Desde Coag he trabajado todo este tiempo para dignificar la vida en el campo.
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