Jerez Íntimo
Marco Antonio Velo
De Jerez a San Fernando: un abuelo habla con su nieto
El aguilucho cenizo (circus pygargus) es una especie amenazada por muchos factores, entre ellos la proliferación de plantas fotovoltaicas. Su población se ha reducido notablemente en las últimas décadas y, aunque aún no está en el grupo de especies en riesgo de extinción, desde 2011 forma parte de un listado de fauna protegida establecida por la Junta de Andalucía. Sin embargo, la población se ha visto mermada en los últimos años por la progresiva desaparición de su hábitat, fundamentalmente las zonas de cultivos herbáceos, pues esta ave rapaz suele nidificar en el suelo de los campos de cereales.
La existencia de una zona donde proliferan este tipo de aves ha motivado que la Junta de Andalucía haya emitido un informe ambiental desfavorable a la instalación de dos plantas fotovoltaicas en una finca situada en el paraje de Alíjar, en la Autovía de Sanlúcar. Esta instalación se proyecta sobre unos suelos que están catalogados ambientalmente al ser el hábitat natural de esta especie.
El organismo autonómico aprobó en 2011 el Plan de recuperación y conservación de aves esteparias, un programa para proteger a especies como el aguilucho cenizo, la alondra, el sisón, la ganga ibérica y ortega, el torillo andaluz o la avutarda (estas dos últimas en peligro de extinción). Esta planificación incluía un mapa que establece que buena parte del norte y del extremo noroeste del término municipal jerezano es una zona frecuentada para la nidificación de aguiluchos cenizos, una especie que suele permanecer en estas latitudes entre los meses de marzo y septiembre.
Sin embargo, su población ha ido menguando en los últimos años, según los estudios elaborados por el organismo autonómico. En 2020, último año publicado, se localizaron 612 nidos en Andalucía (93 de ellos en la provincia de Cádiz), unos 200 menos que los registrados en 2015. No en vano, el pasado año la Plataforma por la Conservación de las Aves Esteparias y sus Hábitats en Andalucía (PCAEH) alertó de que se ha perdido entre un 30 y un 35% de su población en Andalucía en los últimos 15 años.
El motivo no es otro que la destrucción del hábitat de este tipo de aves esteparias ante la progresiva reducción de los cultivos de cereales de secano y pastizales por otros tipos de explotaciones. Ahora bien, la plataforma también incidía en que la proliferación de plantas solares también estaba empezando a afectar la población de aguiluchos cenizos ya que buena parte de estas instalaciones se proyectan sobre este tipo de suelos al no tener apenas algún tipo de protección urbanística o ambiental.
Ante esta circunstancia, la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina del Ministerio para la Transición Ecológica tiene publicada una guía sobre el impacto de este tipo de instalaciones de generación eléctrica en la avifauna esteparia y sobre las medidas que serían necesarias para su implantación. En él, se apunta que las afecciones más conocidas de las plantas solares son “la destrucción y alteración de los hábitats por ocupación directa de grandes extensiones de terreno 2011 y la fragmentación de los mismos, debido a la propia instalación, pero también al vallado perimetral que la bordea y a las instalaciones accesorias necesarias”. Además, incide en que este tipo de instalaciones “pueden generar un efecto rechazo sobre las aves, tanto durante las obras, como por la emisión de ruidos o el aumento del trasiego de vehículos y personas durante la fase de funcionamiento”.
Al igual que la Junta, esta guía estatal apunta que el extremo norte y noroeste del término municipal es una zona sensible por la proliferación de esta avifauna, de ahí que plantee que instalaciones solares de este tipo se ubiquen en otro emplazamiento o se realicen “estudios que demuestren, de manera fehaciente, que el proyecto no afectará a las poblaciones de aves esteparias amenazadas presentes en la zona”. Además, realiza una serie de recomendaciones sobre las características que debe tener la planta para minimizar su impacto.
En el análisis de impacto ambiental que elaboró la empresa promotora de los dos parques fotovoltaicos que ha rechazado la Junta, se fijaba como medida correctiva el compromiso de que parte de la finca se mantendría para cultivos herbáceos y que los momentos de recogida se realizarían en verano para interferir en los periodos de cría de estas aves. Sin embargo, la Junta ha censurado el estudio señalando que es incompleto pues no analiza el impacto real que tendrá la instalación sobre un enclave donde se habían divisado en el último año "una decena de parejas” en un radio de tres kilómetros, tal y como detalla el informe de seguimiento ambiental del parque eólico Alíjar, situado en las proximidades de esta finca.
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