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El anís de Jerez y otros cuentos de Navidad

Las bodegas destilaban reconocidas marcas de anís y brandy

El distintivo diseño de sus etiquetas

Etiqueta de anís del sultán, de Antonio Atané

23 de diciembre 2024 - 02:22

En unos días despediremos el 2024 para dar la bienvenida al nuevo año. Esperemos, como siempre, que el 2025 venga cargado de cosas buenas: salud, dinero y amor.

Y también que a nuestros vinos le soplen mejores aires, que falta les hace Por nuestra parte, hemos hecho lo que se ha podido, lo que a nuestras entendederas le ha parecido que hay que destacar del jerez: su cultura.

Ya hemos superado con creces los ocho años de estos ‘Rebuscos’.

En este periodo navideño, donde ‘el invierno de nuestro descontento se vuelve verano con este sol’, es tiempo de zambombas, pestiños y estimulantes tragos de anís.

Bar de Jerez, años `20.

Hay que decir que el licor de anís es un aguardiente de alta graduación que recibe el nombre del fruto con el que se elabora este destilado. En España son famosos los de Chinchón, Cazalla y Rute.

Durante el XIX, y parte del XX, un buen número de bodegas del Marco elaboraban diferentes productos destilados, entre ellos de brandy y anís, y algunas especializadas en la fabricación de este tipo de licor, con las variantes de dulce y seco: los hermanos Victoriano y Fidel González, Antonio Atané, Onofre de Serdio o Agapito Aladro.

La calle Lancería de los años ‘60 adornada para la Navidad y con anuncios luminosos de neón.

El número de bodegas que tenían sus reconocidas marcas eran muchas, he aquí algunas: Juan Valencia, el majo; Bobadilla y Cia,. del andaluz y del Alcázar; Valdespino, mariposa; Gutiérrez Hnos., del león; Miguel Morales Morales, del corzo; Antonio Carmona, el sevillano; Cayetano del Pino, del guacamayo; C. Díaz Morales, el canario: Luis G. Gordon y Doz, Fui (el anís de cinco duros); Antonio Muñoz, el leopardo; J. Ruiz, el moro; Manuel Guerrero, El guerrero; Pedro Domecq, Domecq, el de Cramp-Suter, anís del paraíso, con una sugerente pareja desnuda de Adán y Eva.

El formato que presenta el etiquetado de los aguardientes anisados tiene, según la especialista sanluqueña Ana Gómez, suele presentarse en forma de polígono de ocho lados u octógono en sentido romboidal, situándose el motivo en el centro del soporte. Su iconografía está asociada mayormente a la representación de animales.

Etiqueta de anís Regalía, de Antonio Atané.

Esto es debido a su adaptación al tipo del envase.

En menor medida las encontramos en formato troncocónico alargado, redondeado, o en rombo.

Anuncio de los talleres de artes gráficas Jerez Industrial.

Muchas de estas cromolitografías, con un diseño muy llamativo, se realizaban en empresas especializadas que alcanzaron gran reputación. Una de las más reconocidas fue Jerez Industrial cuyos orígenes se remontan a 1895.

Los clásicos locales de bebidas que existían en la calle Larga de Jerez, en los años `20 y 30 del siglo pasado, adornaban sus fachadas e interiores con coloridos carteles y espejos. El que mostramos luce en el arco a publicidad de Pedro Domecq.

Esa calle misma calle, con la intersección con Lancería, nos ofrece una vista en los años `60 con un sencillo adorno navideño y sus azoteas con anuncios luminosos de neón.

Las fábricas de anís

Onofre de Serdio Díaz, cosechero y fabricante de aguardientes y licores, nació en Comillas (Santander), el 12 de junio de 1835, y falleció en Jerez el 6 de diciembre de 1892. Sus padres, asentados en Jerez a mediados del XIX, vivían en la calle Remedios.

Etiqueta de anís España, de Onofre de Serdio.

Entre sus diferentes establecimientos industriales descuella la fábrica denominada La Fama Jerezana.

Onofre de Serdio y Díaz contó con el apoyo de Justo Martínez y García de la Peña, que la adquirió a la muerte del primero.

Entre sus especialidades el anís de la O, ginebra aromática española y ponche Rom.

El crédito de estas especialidades lo atestiguan las medallas de oro con las que fueron premiadas en diferentes certámenes nacionales e internacionales: Exposición Nacional Vinícola, Madrid 1887, así como en las Exposiciones Universales de Barcelona, 1888, París, 1889 y en la de Burdeos de 1895.

Anteriormente la fábrica había pertenecido a Felipe García, y fue adquirida por Onofre de Serdio. Su viuda la vendería, en 1895, a Justo Martínez y García de la Peña.

Anís El racimo se anuncia donde ahora se ubica el Gallo Azul, años `10.

Las instalaciones estaban ubicadas en calle Justicia nº 7, esquina con calle Palma, y disponía de otro local en la calle Arcos, esquina con Morenos. ‘La Fama Jerezana’ desaparecería a principios del pasado siglo XX.

La revista Le Pantheon de L´Industrie la relaciona entre las páginas del número publicado en 1892.

Manuel Antonio de Serdio (e Hijos), fue otra empresa de vinos, posiblemente de su padre. En 1869 aparece como regidor interventor del Ayuntamiento de Jerez.

Publicidad de anís del Racimo.

Montañeses también fueron los hermanos Victoriano y Fidel González González (1875-?), activos empresarios con diferentes negocios, fueron propietarios de la fábrica La montañesa, sita en calle Clavel nº 27; y en 1913 abrieron la primera sala de cine de la ciudad, el Salón Jerez.

Retrato de Fidel González González.

En 1905 lanzaron su popular anís El racimo, que en los siguientes años recibió diferentes reconocimientos, entre ellos los Madrid y París, 1905: Murcia, 1906; Madrid, 1907, y Zaragoza, 1908.

En la etiqueta del anís se reproducen los escudos de Jerez y Santander.

Anuncio del anís El Racimo.

Sus hermanos fueron Victoriano (1874-?), Antonio (1877-?), Manuel (1880-?), Josefa (1882-1947), Juan (1885-?) y Dolores (1888-1932).

La marca fue adquirida por José Pemartín y Cía.

Otro destacado hombre de negocios afincado en Jerez fue Agapito Aladro Gutiérrez, oriundo de Asturias, donde nació en 1870. Desde allí vino a Jerez en 1884, donde comenzó su aventura como comerciante de vinos y licores, adquiriendo las bodegas de García Terán, que habían sido fundadas en 1900.

En 1907 funda La Praviana, en recuerdo de sus orígenes asturianos. Sus viñas eran conocidas como La Praviana y La Pasiega.

Anis del pasiego, de Agapito Aladro.

Entre 1906 y 1924 sus productos fueron premiados en certámenes nacionales e internacionales, como el anís y el jerez-quina La Praviana.

Continuaría con la empresa su sobrino Agapito Aladro Fernández, nacido en Jerez en 1901, que llegó a ser concejal del Ayuntamiento.

El periodista Enrique Garro Cortés la incluye en su reportaje publicado en el ABC del 4 de enero de 1924.

La familia Atané, también fueron famosos por sus destilados., tanto Antonio Atané Díaz (Lucena, Córdoba, 1835-Jerez el 15 de septiembre 1893), como su hijo Antonio Atané Palomino.

Este nació en Jerez de la Frontera el 20 de julio de 1861, y falleció en la misma ciudad, en trágicas circunstancias, el 18 de julio de 1907.

La causa de su fallecimiento fue la explosión de una caldera, y posterior incendio, ocurrida en la fábrica que regentaba de Nuestra Señora del Carmen.

Entre sus marcas señeras estaban el anís Regalía, del Guerrita o del sultán.

El periódico local El Guadalete dedicó un amplio reportaje al suceso, y el fotógrafo González Lozano captó el momento.

Explosión en la destilería Nuestra Señora del Carmen, 1907.

Del brandy

El brandy de Jerez es un espirituoso tampoco puede faltar en las casas por estas fechas.

De dos de estos brandies, de sus anuncios de los años ‘ 20 al ‘30, traemos dos ejemplos poco conocidos.

Las bodegas Pedro Domecq, para su brandy Fundador toma la figura, arrodilladla, del púgil vasco, tricampeón europeo de los pesos pesado, Paulino Uzcudun, para promocionar su marca Fundador, Para ello utiliza esta frase: ‘El ‘’campeón’’ prefiere la copa del coñac Fundador’.

Publicidad del brandy Fundador, con Paulino Uzcudun.

En González Byass hay una bota firmada por el deportista, aunque no disponemos, por ahora de la fecha.

Un dibujo de la primera época del artista gráfico José Luis Torres ilustra el cartel de Sánchez Romate para su brandy N.P.U., En este un picador bebe una copa ‘antes de la corrida’.

Dibujo de José Luis Torres para el brandy N.P.U.

Las bodegas de los Excmo. Sres. Marqués de Hoyos y Duque de Almodóvar del Río contaron con la aportación de un creativo realizó una variedad de trabajos para diferentes bodegas del Marco.

Un regalo de comic

Un buen regalo navideño para jóvenes y mayores es mi sugerencia de hacerse con los comics de Las aventuras de Blake y Mortimer, del belga Edgar P. Jacobs.

Si ya comentamos que en el episodio de La Marca amarilla (1953), el capitán Blake pide a James, su sirviente, un jerez, en otra de las aventuras de estos dos personajes, en El santuario de Gondwana (2008), la acción transcurre en el comedor del londinense Club Centaur.

El jerez en el comic Las aventuras de Blake y Mortimer.

El diálogo en el salón restaurante es el siguiente entre el capitán Francis Blake y el profesor Philip Mortimer.

- ¡Francis, disculpe mi retraso, old chap!

- Tranquilo, Philip, El momento que acabo de pasar en compañía de este jerez me ha permitido olvidar mis últimas reuniones en el extranjero.

British Sherry

Como añadido a estas historias ‘rebuscadas’ esta noticia sobre el ‘British Sherry’ publicada a principios de los años ‘ 30 en la prensa nacional, y que deja bien patente la indolencia de nuestros bodegueros ante la competencia desleal de ese sucedáneo que tanto daño hizo a nuestros vinos.

La polémica del ‘british sherry’ en los años `30.

El texto que acompaña a las imágenes no tiene desperdicio, es el siguiente: ‘Anuncios como este se ven actualmente en Londres. El torero aguarda la acometida de la fiera con igual indiferencia que los Gobiernos de España miran los intereses de la industria nacional en el extranjero y, de paso, cumple la finalidad de sugerir al pueblo británico que ‘British Sherrty’ tiene alguna relación con nuestra tierra. La única relación que tiene este jarabe, tan peligroso para los vinateros españoles, es que se fabrica con el evidente objeto de sustituir entre las clases populares inglesas al verdadero vino de Jerez. Nótese, en cambio, como no es posible anunciar ‘British Port’. Portugal ha protegido su gran vino por medio de un Tratado, que impide que el nombre del Oporto sea usado por la química británica’.

Y de poco sirvió ‘ganar’ el ‘sherry case’ de 1967 con estos antecedentes que habían desprestigiado nuestros vinos durante décadas. La costumbre se hace ley en el derecho británico.

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