Lo que pudo ser el año más negro para el vino de Jerez y que acabó siendo gris

Un año del estado de alarma | El impacto de la pandemia en Jerez

Las sombrías previsiones de ventas se diluyeron conforme avanzó el año

El sector vio los riesgos, no las oportunidades, aunque el drama sigue para muchas empresas

Un cliente de un bar del centro consume una copa de jerez con la mascarilla puesta. / Pascual
Á. Espejo

14 de marzo 2021 - 04:35

¿Acaso hay algún sector económico que, en líneas generales, no se haya visto gravemente afectado por la pandemia? Cuesta echar la vista atrás para repasar 12 meses que, por motivos afectivos, de salud y también económicos, muchos querrían borrar.

Se cumple justamente un año de la declaración del estado de alarma por la crisis sanitaria; un año del cambio radical del estilo de vida, las costumbres, los hábitos de consumo; un año de duelo, pero también de sacrificio, esfuerzo, resistencia y solidaridad, personal y colectiva;un año del que toca hacer balance, por mucho que duela, para seguir adelante en la lucha contra el coronavirus, el difícil reto común de ciudadanos, instituciones y empresas, entre ellas las bodegas, que en este tiempo han dado también sobradas muestras de su solidaridad a través de actos benéficos, donaciones de alimentos y artículos de primera necesidad y hasta la cesión de sus instalaciones para la elaboración de hidrogeles.

El sector bodeguero, tan arraigado en la ciudad, también ha estado a la altura de las circunstancias con su contribución al mantenimiento del empleo y la actividad, pese a las excepcionales dificultades de un año teñido de negro pero que logró transformar en gris.

El vino de Jerez venía de un año plano, el primero de la última década en el que lograba poner freno a una caída del 35% con poco más de 30 millones de litros comercializados. La tendencia a la baja viene de mucho más lejos, pero al menos se había compensado en parte con cierta revalorización. La batalla del volumen hace tiempo que se dio por perdida y se vende menos, mucho menos, pero mejor.

El comienzo de 2020 apuntaba bien hasta el estallido de la pandemia, que trastocó por completo los planes de las bodegas para afrontar lo que César Saldaña, presidente del Consejo Regulador del vino, define como “un año extraordinario en todos los sentidos” y que, “en el caso del vino de Jerez, debido a la complejidad del negocio, tiene diferentes puntos de vista en función del tamaño de la bodega, su enfoque a las exportaciones o al mercado nacional, la hostelería o el canal alimentación...”.

“La crisis ha afectado de forma muy distinta a las diferentes compañías”, subraya Saldaña, quien no obstante recuerda que “el análisis inicial desde el punto de vista de las ventas fue mucho más sombrío de lo que ha sido al final”. El sector auguró en los albores de la crisis sanitaria un descenso de ventas del 30% para el ejercicio de 2020 que, finalmente, se quedó por debajo del 10%.

Según el responsable institucional del vino de Jerez, “supimos ver los riesgos, pero no tanto las oportunidades” y “aunque el impacto de la crisis es negativo, e incluso dramático para algunas bodegas, también hay consecuencias positivas en la nueva forma de vivir y consumir”.

Las dos caras de la moneda

España y el canal Horeca, del que dependen en el mercado nacional el 70% de las ventas, cumplieron con creces el pronóstico, no así las exportaciones, en las que tiene más peso el canal alimentación y en las que también se observa un acercamiento de nuevos consumidores.

España, con la pérdida de la Feria, el Rocío, el turismo y la hostelería, es el paradigma de lo negativo, indica Saldaña, quien apunta que, en consecuencia, “las empresas enfocadas a este canal y a las fiestas tradicionales han sufrido de forma extraordinaria”.

El presidente del vino sitúa en el otro lado de la moneda a Reino Unido, “país emisor de turistas que este año se han tenido que quedar allí y más enfocado al canal alimentación, con lo que se amplía la base de consumidores que ha permitido cerrar 2020 con resultado positivo y con las mejores cifras en los últimos años”.

“Miembros de una misma familia , distintias generaciones comparten y conocen lo que consumen hijos, padres y abuelos, abriéndose la puerta a nuevos segmentos de mercado”, explica Saldaña, quien apostilla que el reto ahora es tratar de entender el nuevo contexto y aprovechar la presencia en nuevos canales .

Daños colaterales

Es difícil pasar página a lo que, “a parte de lo que afecta a la salud” ha sido “un año inolvidable en todos los sentidos”, señala Evaristo Babé, presidente de Fedejerez, quien desde el punto de vista económico, califica el periodo de “muy malo”.

A su juicio, las medidas adoptadas por las autoridades, “aunque no había precedentes y nadie podía imaginar que el alcance fuera tan intenso, han sido manifiestamente inadecuadas, tanto para frenar la propagación del virus como por el daño ocasionado a la hostelería, además de a proveedores y consumidores”.

Al igual que Saldaña, Babé hace hincapié en el impacto negativo para el sector de las restricciones al canal Horeca, “motor económico fundamental para España, así como para el vino y el Brandy de Jerez”.

El máximo responsable de la patronal bodeguera tiene claro que la pandemia “no se ha gestionado bien”, ya que “en lugar de apoyarse –el Gobierno central, primero, y la Junta de Andalucía, después– en los criterios de expertos han prevalecido los criterios políticos” por lo que se teme que “el daño, que ya está hecho, sea por mucho tiempo”.

A pesar de que “la preocupación es enorme por el drama humano y económico, de todo se sale”, significa, no sin lamentar que se hayan quedado “fuera de combate muchos empresarios pequeños, bares y restaurantes, a los que se ha hecho pagar el pato cuando está comprobado que la hostelería no es foco de contagio”.

Babé destaca el esfuerzo realizado por las empresas del sector, “que han procurado no hacer ERTEs, aunque algunas no hayan tenido más remedio, y que por ahora están aguantando el tirón, unas con más pulmón financiero que otras, pero ahí siguen”.

Ahora bien, el responsable sectorial advierte de que la crisis tiene sus efectos y, depende de lo que dure la resaca, tendrá más o menos repercusión en el mantenimiento de los puestos de trabajo. “España es el país que peor está desde el punto de vista económico y muchas empresas, con verdaderos problemas de supervivencia, tendrán que tomar decisiones que no podían prever un año atrás, cuando las expectativas eran completamente distintas”.

Era digital. El jerez avanza en su transformación

El sector del vino estaba en marzo de 2020 en puertas de una gran campaña de promoción, con un montante de 7,5 millones de euros cofinanciados con fondos europeos hasta 2022 y que tuvo que adaptarse sobre la marcha. Hubo que reconducir muchas actividades que tenían carácter presencial y que estaban enfocadas a la hostelería, pero la campaña ya está lanzada y el grueso de la inversión se ejecutará entre este año y el siguiente. El sector, como la ciudadanía en general, tiene la sensación de que la recuperación está siendo más lenta de lo esperado, “creíamos que iba a haber Feria este año, que el turismo volvería y que la hostelería reabriría, y también genera desazón que las vacunas no vayan a velocidad crucero”, explica César Saldaña, quien se aferra a que “también se pensó que lo de Reino Unido era flor de un día y no es así, porque las cajas siguen saliendo en enero y febrero”. “Los patrones de consumo han cambiado” y “las ventas on line, aunque siguen siendo una parte pequeña, tienen un crecimiento exponencial” afirma. El presidente del vino cree, no obstante, que “el sector hostelero sigue siendo fundamental”, por lo que entiende que “su reapertura marcará la verdadera recuperación”. El Consejo Regulador también se ha adaptado al cambio con la reconversión de la actividad del Aula de Formación (Sherry Academy) al mundo digital.

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