100 años después
Historia
Este verano se cumple un siglo del Desastre de Annual
Aquí, un repaso a la vida de uno sus protagonistas, el jerezano Fernando Primo de Rivera
Jerez/Sin medios apenas disponibles, el doctor decide entonces amputar el brazo
, sin anestesia. Lo hace con un serrucho. El paciente, Fernando Primo de Rivera, moriría pocos días después a causa de la gangrena. Fue en Annual (Marruecos), el 6 de agosto de 1921, en pleno Desastre de Annual, del que pronto se cumplirán 100 años.
Como bien retrata el investigador Antonio Mariscal Trujillo en su libro ‘Jerezanos para la historia’, el personaje protagonista (también llamado el ‘héroe de Monte Arruit’) nació el 30 de agosto de 1879 en la casa nº 41 de la calle Francos. Era el noveno de once hijos, los que tuvieron el matrimonio formado por el militar retirado Miguel Primo de Rivera y Sobremonte e Inés de Orbaneja. Realizó sus estudios primarios en el colegio San Luis Gonzaga situado en la plaza del Carmen, regentado por el maestro Luis Pérez Jurado. De allí pasa al Instituto de Enseñanza Media en 1878, donde obtendría el título de Bachiller. Fernando y su hermano Miguel fueron enviados a estudiar a Madrid, ambos escogieron la carrera militar. Ingresó en la Academia de Infantería para luego pasar a la de Caballería, donde destacaría en equitación y en esgrima.
Apunta Mariscal Trujillo que Fernando era ya capitán cuando fue destinado a Melilla, en 1911, destacando allí por su valor. “Desde entonces participa en varios combates contra los insurgentes liderados por El Mizzian (entre agosto de 1911 y mayo de 1912 tiene lugar la Guerra del Kert, en la que también participa el Regimiento Alcántara). Por estas acciones le son concedidas una Cruz de María Cristina de Primera Clase, una Cruz Roja de Primera Clase del Mérito Militar y una Mención Honorífica. Además, es ascendido a comandante por méritos de guerra en agosto de 1912”, desgrana L. Carlos Domínguez Deprá en el artículo ‘1921. Los valores militares en la gesta del Regimiento de Caballería Alcántara. 2/11Teniente coronel Primo de Rivera: ejemplo de valores militares’. Añade que tras ejercer de profesor de equitación militar en la península, en 1920 inicia su segundo período en la zona oriental del Protectorado español; es destinado al Regimiento Cazadores de Alcántara nº 14 (Segangan). “Así, en el verano de 1921 nos encontramos con un teniente coronel Fernando Primo de Rivera que, además de ser un gran jinete (de evidente utilidad cuando se combate a caballo), es también un jefe de caballería experimentado en combate”. El autor del artículo destaca de él su “valor y sentido del deber, espíritu de sacrificio, disciplina, ejemplaridad y amor a la patria y lealtad”.
“Al leer su impecable hoja de servicios, a uno se le pone la carne de gallina. Y los militares para eso son muy estrictos, no se dejan llevar por sensiblerías”, cuenta Rocío Primo de Rivera en su libro ‘Los Primo de Rivera. Historia de una familia (La Esfera de los Libros).
“El 31 de julio de 1921, siendo jefe accidental del Regimiento de Alcántara y ante una potentísima ofensiva rifeña, recibe la orden de proteger la desesperada retirada de las demás tropas españolas a Drius. Protección que efectúa de forma heroica con el grito repetido una y otra vez de: “¡Que cada uno cumpla con su deber! ¡Viva España!”. Los jinetes españoles cargan a la desesperada contra un enemigo muy superior en número y fuerza, permitiendo que el resto de las tropas puedan pasar al otro lado del río. Poco después, Fernando fue herido en un brazo por una granada”, recuerda Mariscal.
Domínguez Deprá menciona en su artículo a Jorge Vigón y su ‘Estampa de Capitanes’: “...según sea la medida del valor de quien mande, una misma colectividad militar puede oscilar del miedo al heroísmo”. “Lo ocurrido durante los sucesos de Annual del verano de 1921 es, a juicio del autor, una buena muestra de ello. Y la figura del teniente coronel Fernando Primo de Rivera, clave en la gesta, un perfecto exponente de lo que es un jefe valiente y ejemplar”, añade.
Doce mil cadáveres de españoles quedaron en el suelo rifeño. “Cuentan –apunta Mariscal– que las últimas palabras de Fernando Primo de Rivera fueron: “Muero por España”. Dos años más tarde, sus restos mortales fueron llevados a Madrid. Sobre su féretro, el Rey Alfonso XIII colocó la Cruz Laureada de San Fernando. En Jerez, la muerte del militar fue sentidísima. El Ayuntamiento acordó colocar una lápida en la casa donde nació y rotular con su nombre la calle Mesones. También el cuartel de Lanceros de Villaviciosa, que estuvo situado junto a Tempul, llevó el nombre de este ilustre militar hasta su desaparición en 1992”.
Fernando fue crítico con la intervención española en Marruecos, al igual que su hermano Miguel, al que destituyeron varias veces por hablar y decir que España tenía que salir de Marruecos. Sus hijos le llegaron a decir que no hablara más que cada vez que lo hacía se tenían que mudar.
Sobre la presencia hoy de Fernando Primo de Rivera en Jerez, hay que decir que en 1928, Mariano Benlliure estaba haciendo el monumento a su hermano Miguel (en la plaza del Arenal), y realizó a su vez una maqueta en bronce de Fernando, que regaló al Ayuntamiento de Jerez. Durante muchos años permaneció el bronce en el antedespacho de la alcaldía. Actualmente se encuentra en lugar destacado en el Segundo Depósito de Sementales. Otra reproducción, también en bronce, se encuentra en el patio central de la Academia de Caballería de Valladolid. También hay una estatua suya en la Real Gran Peña en Madrid.
Para el centenario de Annual, José Antonio Primo de Rivera, nieto de Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, apunta que se está realizando una escultura de la mano de Fernando Florez, un cuadro por Ferrer Dalmau y algún acto más que se anunciará próximamente.
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