'La cata de los mil años' a través de seis grandes vinos de Osborne
La Mezquita
La firma del 'toro' protagoniza una cata histórica con algunas de sus joyas enológicas de la colección de viejos jereces
Jerez/Osborne había despertado gran expectación con su propuesta de cata de su colección de vinos viejísimos, una muestra de seis caldos de su Rare Sherry Collection, no apta para los supersticiosos del 'Angelus' por el horario de la convocatoria, a las diez y media de la mañana. Pero la cata presentada por Iván Llanza,director de Comunicación de la bodega portuense, e Ignacio Lozano, director de Calidad de la firma del 'toro', bajo el nombre 'La cata de los mil años', no dejó indiferente a los asistentes, los que tenían plaza reservadas y los que tuvieron que seguir la cata de pie por la falta de asientos fucientes para el número de interesados.
La Mezquita no da para más, no así los vinos de la cata de Osborne, que abrió boca con tres de las marcas insignes adquiridas a las antiguas bodegas Domecq -Capuchino, 51 1ª y Sibarita-, cuyas soleras se remontan a finales de los siglos XVIII y mediados del XIX.
Tras la breve introducción histórica del entorno en el que nacieron las soleras de estos vinos a cargo de Llanza, y a modo de efemérides, Lozano hizo el análisis sensorial de unos caldos que casi no requieren presentación y sobre los que cada uno de los presentes en la cata puede hacer su propia valoración sin que, seguramente, coincidan dos en sus conclusiones.
El cuarto vino en liza fue el 'AOS' -Antonio Osborne Solera-, un amontillado muy distinto del 51 1ª en su elaboración y para el que la bodega no ha solicitado su catalogación como VORS -Very Ols Rare Sherry- pese a cumplir todos los requisitos que exige el Consejo Regulador para ello. Como los anteriores, se trata de un vino de producción limitada -la antigua gama de VORS de Domecq y AOS se mueven entre el medio millón y los 900.000 litros anuales-, que requieren la firma expresa del presidente para su salida a la venta o para ocasiones especiales como la cata ofrecida ayer en el marco de Vinoble.
El cuadro de cata de vinos de sacristía de crianza oxidativa se completó con el 'BC 200', un medium cuyas soleras coincidían con las tres letras con las que se inicia el abecedario y de las que se conservaron 200 botas de las dos últimas tras regalarse el soleraje de la 'A' a la corte del zar ruso Nicolás II.
Y de postre, Osborne deleitó a los presentes con su 'Pedro Ximénez Viejo', vino que puso la guinda a una cata histórica, y no sólo por la edad de sus vinos, que también.
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