"Las previsiones más pesimistas apuntan que el precio del gasoil se irá a 3 euros el litro"
Antonio Felices | Presidente de la Federación andaluza de estaciones de servicios (Fedaes)
La patronal andaluza de las gasolineras advierte de que "el precio de los combustibles seguirá alto muy a nuestro pesar"
Hace un llamamiento al Gobierno para que aplique medidas que "puedan redundar en precios más económicos y asequibles"
–Tras la entrada en vigor de la rebaja del combustible hubo mucha crispación en el sector. ¿En qué situación se está ahora?
–La situación ahora es razonablemente buena. Aunque la medida nos parece acertada, porque dota de liquidez tanto a las familias como a las empresas y los transportistas, el problema fue que se implantó con gran precipitación y sin diálogo previo con las estaciones de servicio para determinar cual era la mejor manera de hacerlo. Pero tras el estrago inicial, ahora se están haciendo las cosas bien y tenemos una buena relación de diálogo con la Agencia Tributaria.
–La rebaja se aplicó con precipitación, pero también se criticó la tardanza.
–Desde la Confederación Nacional de Empresarios de Estaciones de Servicio, ya a finales del verano, antes de empezar la guerra, planteamos la necesidad de adoptar medidas porque veíamos que el precio del combustible empezaba a elevarse de una manera anormal, entendemos que por el fin de las medidas de confinamiento, que disparó la demanda de combustible por la mayor movilidad, no sólo automovilística, sino de todos los transportes, y los países de la OPEP decidieron no aumentar la producción, posiblemente como medio de volver a mitigar las pérdidas del periodo de pandemia.
–Vistos los problemas –informáticos y de tesorería– que han tenido las gasolineras, ¿no habría sido más fácil reducir el IVA?
–Nosotros propusimos a finales de verano la rebaja del IVA del 21% al 10% como se hizo con la electricidad, pero al Gobierno no le pareció oportuno, al parecer porque había algún problema de fiscalidad europea –se requiere autorización de la UE para tocar el IVA–. Ya después de Navidad, la guerra y la huelga del transporte fue un cóctel molotov que desató una tormenta perfecta que desencadenó un precio de venta al público muy alto y nos dejó a los empresarios en una situación de márgenes muy estrechos. Esto fue lo que propició finalmente la acción del Gobierno, que se materializó en el Real Decreto que establece la bonificación de 20 céntimos por litro.
–Si se rebajó el IVA de la electricidad, ¿por qué no el de los carburantes?
–No soy experto fiscal, pero depender de Europa tiene sus pros y sus contras, y una de las contras es que hay unas directrices de política fiscal que son de obligado cumplimiento. Debe ser así porque Francia optó por otro modelo; tampoco bajó el IVA y aplicó una bonificación de 15 céntimos por litro, solo que en su caso se abona al mayorista, por lo que el gasolinero francés compra al precio ya rebajado y no tiene que adelantar el dinero. Lo importante, en cualquier caso, no es la forma, sino el fondo, y el fondo es bueno.
–¿Está habiendo retrasos en los pagos por parte de Hacienda?
–Se ha liquidado ya el dinero de los litros que cada estación de servicio vendió en abril y se nos ha provisto de una liquidez inicial con el anticipo que se nos hizo en los primeros días de abril, con lo cual ahora mismo estamos al día y funcionando bien.Ese es uno de los retos, que el dinero de las ventas reales del mes se nos abone en 72 horas desde que presentamos la liquidación, pero tenemos otras dos demandas:que se dé a cada estación de servicio una ayuda directa por los gastos que nos ha supuesto la implementación de la medida; y que el Ejecutivo libere una serie de líneas de créditos ICO al 0% para aquellas estaciones de servicio que puedan necesitar una liquidez adicional.
–Esas son las enmiendas que ha presentado la patronal del sector a la tramitación del proyecto ley en el que se incluye la bonificación de la gasolina.
–Básicamente, sí. Las hemos hecho llegar a todos los grupos políticos con representación en el Congreso de los diputados, por supuesto al grupo socialista, que las ha acogido con buena actitud y, como quiera que la tramitación del proyecto de ley se puede demorar, nos han prometido que estas tres medidas se podrían materializar en la práctica vía orden ministerial.
–Se entiende, por tanto, que la rebaja del combustible se va a prorrogar más allá del 30 de junio.
–Todo hace indicar que sí. La medida tiene una razón clara, que es paliar las consecuencias económicas de la guerra –de Ucrania– que, desgraciadamente, parece que va para largo. Y lo lógico es que la medida se prorrogue mientras los precios sigan altos. Tenemos que mentalizarnos todos que estamos tiempos difíciles y el escenario, desgraciadamente, no va a ser de precios bajos muy a nuestro pesar. Desde aquí hago una llamada al Gobierno para que se implementen todas y cada una de las medidas que puedan redundar en precios más económicos y asequibles, porque el precio de los carburantes es fundamental en la formación de la inflación y es necesario para el bienestar social y un mayor poder adquisitivo de la ciudadanía.
–Los precios están extremadamente altos, ¿no le parece?
–El precio está extremadamente alto porque tiene que estarlo. Por mucho que nos queramos endulzar la vida con Carlitos Alcaraz –el tenista–, con la Feria de Jerez y con Eurovisión, hay una guerra, una guerra cruel y no hay diésel ni en Europa ni en el mundo. Esa es la primera razón y la más importante para que el precio esté alto, pero hay una segunda razón, y es que los países de la OPEP siguen en su cuota de 400.000 barriles día y no quieren aumentar esa producción. Y hay una tercera razón muy importante, en este caso política, que es la decisión del G7 de prescindir del petróleo ruso, algo que es consecuente y responsable, pero tiene un coste económico muy elevado porque no hay suministrador alternativo. Biden decía que iba a liberar un millón de barriles diarios, pero eso no ha llegado al mercado en la realidad, y Venezuela e Irán iban a entrar de nuevo, después de las sanciones, en el ciclo de países productores, pero se han encontrado que tienen una tecnología obsoleta y con una capacidad de producción pequeña, por lo que ponerlos a funcionar a pleno rendimiento llevaría años.
–Vamos, que se pueden eternizar los precios altos.
–Tenemos una ventaja y es que el confinamiento chino ha paliado en cierta manera el precio del petróleo, pero el Banco de América prevé un escenario del barril de Brent a 200 dólares –en la actualidad fluctúa entre 100 y 120 dólares–, y a todo esto, el dólar tiene el precio más alto de los últimos 20 años, por lo que la depreciación del euro también influye en la subida de los combustibles. Esa es una previsión muy pesimista, pero si llegamos a 200 dólares, el litro de diésel se va a tres euros.
–¿Han especulado las gasolineras con el precio tras la entrada en vigor de la bonificación?
–La CNMC sacó a principios de semana una nota en la que exculpa a los gasolineros de cualquier irregularidad en el tema de precios. Lo que viene a decir es que hay un estrechamiento de margen, el producto de base ha subido muchísimo y esa es la causa de que esa subida de precio esté absorbiendo en parte el precio actual del litro tanto de gasolina como de gasoil, pero insisto, exculpa a los empresarios de estaciones de servicio. La causa del precio final es la subida del precio en origen. Si a un panadero le sube la harina, también subirá la barra de pan.
–No es la única investigación abierta por la CNMC al sector.
–Nosotros tenemos la obligación de comunicar cada lunes los precios a la CNMC aunque no haya variación de los mismos y siempre hay obligación de comunicarlo cada vez que hay variación, es decir, si yo cambio el precio cuatro veces en una misma semana, pues cuatro veces lo tengo que comunicar. Si es verdad que, sobre todo en el ámbito rural, hay muchas estaciones de servicio pequeñas que no tienen infraestructura administrativa ni formación suficiente para llevar esas cosas bien y lo que está viendo la CNMC es que hay muchas de estas estaciones que no comunican precios. Piense en estaciones de un millón de litros, en estaciones de la España vaciada, del campo castellano-manchego, Castilla y León, Galicia..., estaciones que llevan el padre, la madre y el hijo, que son autónomos, de los que tenemos 3.700 en la Confederación Nacional, por lo que no tienen siquiera forma de sociedad mercantil . Esa es la otra cara de las estaciones de servicio, las pequeñas, de pueblo... que dan una idea del perfil que hay en el sector. Dicho esto, nosotros abogamos porque haya una campaña de información para hacerle ver a los empresarios que tienen esa obligación, como estamos haciendo nosotros a través de las asociaciones provinciales, pero no creo que vaya a haber sanción por eso, porque no hay mala fe. Siempre puede haber algún caso puntual, por ejemplo el de una estación de servicio de Almería que vende ocho millones de litros y la dueña me dijo que no sabía que tenía que comunicar las variaciones de precio. Pero es la excepción, porque puedo asegurar que casi el 100% de los empresarios cumple con sus obligaciones fiscales, administrativas...
–Los impuestos representan el 50% del precio final del combustible. ¿Son excesivos?
–Siempre diré que son muy excesivos, pero sobre eso habría mucho que discutir. El principal recaudador que tiene el Estado son las estaciones de servicio, pero el carburante como tal se considera un producto altamente fiscalizado, con una carga impositiva fuerte en toda Europa y la realidad es que, aunque otros países tienen una renta per cápita mayor, el combustible hace tiempo que en Europa está por encima de dos euros. Pero nosotros siempre abogamos por una menor carga impositiva. Somos un negocio de volumen y nos interesan precios bajos, porque cuando los precios están más bajos hay más consumo, hay una mayor alegría en el consumidor y los precios bajos nos vienen bien a nosotros y a la ciudadanía.
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