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El avispón oriental amenaza la provincia

Los apicultores de la zona solicitan a la Junta medidas conjuntas para hacer frente a una especie que “puede acabar con las colmenas y nuestro ecosistema”

Así ha sido la instalación de una pasarela gigante sobre la A-2003 en Jerez

El avispón oriental o vespa orientalis, una especie que está poniendo en jaque la apicultura de la provincia.

En los últimos meses, en las noticias de muchos medios se ha advertido la presencia de un nuevo insecto, el avispón oriental (Vespa orientalis). Cada vez más a menudo, la presencia de esta especie invasora se ha convertido en foco de atención informativa, pues su proliferación en los últimos cinco años en la provincia ponen en serio peligro la agricultura y la biodiversidad nativa.

Fue hace cuatro años cuando se avistaron los primeros ejemplares en Algeciras, y a partir de ahí su extensión ha llegado a otras zonas como Los Barrios, Tarifa, Vejer, Rota, El Puerto Jerez.... “Ya están en casi toda la provincia, el problema es que se reproducen con muchísima velocidad y son muy agresivos”, explica uno de los apicultores consultados.

Como especie invasora que es, su presencia dentro del ecosistema amenaza seriamente a otras especies autóctonas, si bien es cierto que a día de hoy, su mayor peligro está en la destrucción masiva de las colmenas de abejas, a las que aniquilan en cuestión de días. “Ellas no quieren la miel, lo que quieren son las abejas para llevárselas a la reina y sus crías”, apunta Juanma Macías, apicultor jerezano. 

En Jerez, el pasado mes de septiembre, vecinos de La Marquesa denunciaron la presencia de un avispero en la zona, y semanas más tarde, se advirtió de la presencia de estos insectos en otros enclaves de la ciudad como la Plaza de las Agustias (frente al Centro de Salud de Madre de Dios), la calle Francos (esquina con Chancillería), la Plaza del Mercado, en la esquina con la calle Cabezas y en la zona sur, concretamente en el polígono industrial próximo al tanatorio.

En lo que respecta a Jerez, “la ciudad está llena, el problema es que la gente no es consciente de ello. He visto recientemente muchas por la Porvera, por la calle Pozo del Olivar, en la zona sur...”, explica uno de estos apicultores.

El crecimiento de esta especie supone un serio riesgo para la economía del gremio de apicultores en la provincia, pero también, como apuntan los profesionales, “un riesgo para la salud porque su picadura es muy peligrosa”.

Los profesionales advierten “de su agresividad” y el peligro de sus picaduras

 “En el año 2022 apenas había algunas en localidades como Conil, Vejer o Medina, un año después, en 2023, el número de nidos fue bastante notable, y en este 2024 el crecimiento ha sido monstruoso”, asegura Francisco Javier Marín, responsable de la empresa Apícola Patiño, situada en Conil.

Como empresario, la presencia del avispón oriental en la provincia “supone un serio peligro para nuestra economía”, apunta, “porque acaban con la colmena por completo, ya que la abeja no sabe cómo defenderse al ser un depredador nuevo”. 

Con las cifras en la mano, “el año pasado perdimos en torno al 3% de nuestra producción, pero este año vamos a superar con creces este porcentaje porque cada vez hay más”, añade.

Esta misma situación se repite en otras empresas de la zona. Una de ellas está en Jerez, el Rancho Cortesano, donde las abejas son, sin lugar a dudas, las protagonistas principales, ya que en sus instalaciones, además de la producción de miel, se trabaja estrechamente con los centros educativos de la provincia. “En los últimos meses la presencia del avispón ha crecido notablemente, sobre todo desde noviembre de 2023, y nos hace estar en guardia, porque destrozan las colmenas con mucha facilidad”, explican. 

Uno de los nidos, a ras de suelo.

Sin un plan para poder luchar contra esta especie, muchos apicultores de la zona tienen que combatirla “como podemos”, explica. “Nosotros aquí en la provincia tenemos un grupo y por ahí nos avisamos los unos a los otros. Ahora, a nuestro trabajo diario se suma la lucha contra el avispón, y cada vez que nos avisan de que hay cualquier nido, vamos a eliminarlo. No nos queda otra”. 

Dentro de este colectivo, y ante la falta de un protocolo concreto, se utilizan técnicas un tanto rudimentarias “pero que dan resultado”, destacan. “El problema es que son técnicas muy lentas y hay que tener mucha paciencia para ponerlas en práctica”.

Así, a la quema de nidos, “que se sitúan normalmente a ras de suelo”, muchos apicultores utilizan un método que consiste en cazar a uno de los avispones con cazamariposas, cogerlo con la mano y colocarle un veneno específico “en la barriga con mucho cuidado, porque si le imprimes más de la cuenta lo matas”. Como ocurre con algunos remedios existentes con las hormigas, los avispones ‘infectados’ regresan al nido y allí contaminan al resto hasta acabar con él. “Ya digo que no es sencillo y te quita tiempo, pero resultado da”.

Sin protocolo específico y un peligro para la salud

A día de hoy, el sector demanda a la Junta de Andalucía la adopción de medidas coordinadas, además de declarar oficialmente a la ‘vespa orientalis’ como especie exótica invasora, toda vez que este hecho posibilitaría la movilización de recursos y la implementación de recursos a largo plazo.   

Y es que el avispón no sólo está afectando al gremio de la apicultura, sino que también está provocando daños en la agricultura, concretamente en algunos cultivos, ya que los arrancan para realizar los avisperos, y por supuesto, al ecosistema, al provocar un desequilibrio ecológico. 

Otros de los problemas que está causando la especie tiene que ver con la propia salud. Cuentan algunos apicultores que el aguijón de estas avispas “es tan grande que supera con facilitad los clásicos trajes de apicultores, con lo cual supone un peligro importante”. 

Así, al margen de ser bastante nocivo para las personas alérgicas, su picadura, debido a su gran tamaño, provoca daños importantes ya que puede afectar al sistema nervioso. De hecho, el pasado año un vecino de Vejer sufrió sendas picaduras mientras paseaba por la calle, provocándole aturdimiento, y llegando incluso a perder la visión y la movilidad en sus articulaciones.

“Como son tan grandes, la cantidad de veneno que te inyectan es mayor a la de una abeja común, y provoca un dolor intenso y a veces importantes hematomas en la zona afectada”, relatan. 

No hay que olvidar que los ejemplares miden entre 2,5 y 3,5 centímetros, aunque hay ligeras diferencias en el color y tamaño entre ellos en función de su género y la propia colonia. La reina de la colmena es la más grande en tamaño, seguida de las obreras y los machos. La diferencia más significativa entre estos grupos es que las hembras son las únicas que tienen un aguijón, que utilizan para protegerse a sí mismas y a la colonia. 

Soluciones de emergencia

A falta de una normativa conjunta para todo el territorio andaluz que ayude a combatir al avispón, la Junta ha puesto en marcha una serie de medidas incluidas dentro del Programa de Gestión de Avispones Exóticos (género vespa) y que se centran en la regulación de las autorizaciones de trampeo y eliminación de nidos, así como en el seguimiento de los resultados de las medidas, a fin de garantizar que resulten compatibles con el mantenimiento de la biodiversidad. 

Respecto a la intervención sobre los nidos, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente actúa en el ámbito de sus competencias para el tratamiento, sellado y en su caso retirada, exclusivamente en el medio natural.

Este hecho, el de la exclusiva actuación en el medio natural, ha provocado también que muchos colectivos, como el de los bomberos, hayan tenido que preparar un protocolo específico para la eliminación de estos nidos en las ciudades, toda vez que en la mayoría de casos “no están preparados ni tienen medios para actuar”.  

El próximo 23 de noviembre, la VII Feria de la Apicultura de Prado del Rey, la más importante de la provincia, ha incluido en su programa la conferencia de la doctora Ana Diéguez sobre ‘Aprendizajes en el control de la avispa orientalis’, una cita subrayada ya con rojo por muchos apicultores, preocupados por el futuro de este sector. 

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