Del restaurante y la tienda, al bar

La comunidad china de jerez

La comunidad china está adquiriendo especial peso en la hostelería del centro, donde

ya regenta más de una decena de establecimientos. He aquí algunas claves de su trabajo

Cristóbal Campos, camarero del bar ‘Entre vinos y arte’, en la calle Corredera, junto a su jefa.
Cristóbal Campos, camarero del bar ‘Entre vinos y arte’, en la calle Corredera, junto a su jefa. / Manuel Aranda
Manuel Moure

10 de febrero 2020 - 05:00

Jerez/Tan sólo en el centro de Jerez hay más de una decena de establecimientos hosteleros regentados por súbditos chinos. De unos años a esta parte ha cambiado la percepción que la ciudad tiene de ellos. De estar enmarcados dentro de un sector muy concreto como es el caso de los restaurantes chinos, estas personas pasaron al sector del bazar, después a los ultramarinos y, de ahí, a la hostelería de toda la vida: el bar.

En la nómina de bares regentados por súbditos chinos los hay especialmente conocidos. El buque insignia es ‘La Vega’, inaugurada oficialmente el pasado 26 de enero tras una amplísima y cara reforma. Se trata de una apuesta de más de medio millón de euros con el objetivo de dotar al centro de Jerez del mejor centro hostelero y de diversión.

Otro caso es el del bar ‘Entre vinos y arte’ que hace unos años era el bar ‘La Alegría’. También está el caso del ‘Bar Jerez’, en la esquina de Évora con Medina, o de uno de los primeros en ser gestionados por estos empresarios asiáticos: el ‘Bonsai’ de la calle Porvera.

En el sector hostelero local los empresarios chinos gozan de muy buena fama, especialmente entre los proveedores que les suministran los productos que servirán a sus clientes. Pagan de forma inmediata, no dejan nada para mañana. Son efectivos y pagan en efectivo.

No piden préstamos, viven para trabajar y poder volver a China cuanto antes... y ricos

Y es que una de las grandes curiosidades de este empresariado es que “jamás los verás pidiendo un préstamo en un banco. Jamás. Si necesitan dinero son sus compatriotas quienes se lo dejarán. Y deberá devolverlo. Es lo más importante... Un mal pago y quedas apartado. Es como si entre ellos tuvieran la obligación de ayudar al recién llegado. Y la verdad es que les funciona”. Quien así habla es Cristóbal Campos, quien lleva ya diez años trabajando con empresarios chinos. Ahora trabaja en la Corredera, en ‘Entre vinos y arte’.

Conoce bien su cultura, así como cuáles son sus principales intereses, sus grandes virtudes y sus “escasos” defectos. Así, Cristóbal, conocido como ‘Chiqui’ por su feligresía, destaca que “al principio, con la barrera del idioma y de la distancia, son un poco desconfiados. Pero en cuanto se percatan de que pueden confiar en ti te dan la mano y hasta el brazo”.

Una de las curiosidades de los chinos es que “viven para trabajar. Están todo el día en el negocio”, pero tienen bien claro que “el empresario es el dueño y que tú eres un trabajador, por lo que te respetan los horarios y el suelo que hayas pactado con ellos”.

Una de las principales preguntas es cómo hacen la comida típica de Jerez cuando sus recetas y métodos de elaboración distan años luz de la gastronomía china. La respuesta la aporta Cristóbal Campos: “Siempre confían en cocineros de la zona que aporten lo que la gente demanda. Hacerlo al contrario sería una locura. Para ver cocinar a un chino hay que irse a un restaurante”.

Las largas horas de dedicación al negocio es una seña de identidad del empresariado chino: “Ellos viven para trabajar. No hay vacaciones, no hay días libres”. Pero siempre hay un objetivo tras semejante sacrificio: “Todos ellos tienen claro que van a hacer dinero, que van a estar veinte o incluso más años de su vida a ‘piñón fijo’. Cuando les toque marcharse se irán a sus provincias chinas con el dinero ganado y vivirán el resto de su vida como reyes”. El cambio, por cierto, les es bastante beneficioso.

Será entonces, cuando uno de ellos logre el objetivo, cuando otro mucho más joven vendrá a la ciudad con intención de progresar. Pedirá dinero y quienes un día lo recibieron de sus compatriotas se lo entregarán sabiendo a ciencia cierta que la deuda será saldada. “Entre ellos hacen una cadena en la que se ayudan mutuamente”.

Una comunidad que tiene unos 400 miembros en Jerez

La comunidad china está conformada en la actualidad por unos 400 súbditos censados en Jerez, según datos facilitados por el Ayuntamiento. En su mayor parte se trata de emigrantes de primera generación pero que han comenzado a tener hijos en la ciudad. Mientras que sus padres siempre tienen en mente retornar a su país de origen, los hijos piensan que España es su país y es donde quieren vivir.

Los orígenes de la comunidad china en Jerez hay que buscarlos en el empresario que abrió el restaurante chino de El Bosque, el cual curiosamente contaba con personal filipino en el servicio de salas. El primer restaurante chino de la provincia se abrió en la vecina localidad de Rota, en los años 70, a demanda de los gustos de ala amplia población norteamericana que vivía en la base aeronaval.

Tras el restaurante de El Bosque llegó la familia que abrió el restaurante Gran Muralla en la calle Medina. Esta familia, emparentada con los actuales propietarios de ‘La Vega’, diversificó sus negocios a otros sectores como el bazar y el textil.

En la actualidad, el principal ámbito de trabajo de la comunidad china en Jerez sigue siendo el multiprecio, el bazar de toda la vida.

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