En la barriada de San Juan de Dios reina la 'ley del silencio'

Jerez/San Juan de Dios ha pegado un bajón. Ya no es aquel barrio que a finales de los ochenta se rebeló contra los traficantes y comenzó a mejorar. Ni mucho menos. Es una especie de ciudad sin ley en la que hay muchos matones y ningún 'shérif'. Intentar hablar con alguien dispuesto a dar su nombre es imposible. Cargos vecinales consultados por este medio denegaron dicha posibilidad. Tan sólo dicen que desde el Ayuntamiento les han dicho "que van a venir a visitar la barriada".

Lo cierto es que, por el momento, adentrarse en San Juan de Dios es hacerlo en 'territorio Comanche'. Subir las escaleras que unen San Valentín con la barriada ya supone pisar restos de escombros, basuras, cristales rotos... En el suelo hay aún restos de sangre. Ahí estarán hasta que llueva. La convivencia no es fácil. Allí se encuentran desde familias que rozan el medio siglo de residencia en la zona a inmigrantes sudamericanos que tienen allí el lugar donde dormir a un precio más que asequible. Los últimos acontecimientos giran en torno a Ramón, Ramoncito o 'Ramoncín', un nieto de 'La Rubia de los Ajos', una de las narcotraficantes más conocidas del Jerez de los años 90. Muchos vecinos del barrio se han quejado de su comportamiento. Las derrapadas con el coche, los líos en los que se ha metido le valieron incluso que el centro de formación profesional ocupacional de las proximidades amaneciera un día con unas pintadas que se consideraron "muy graves". No en vano fueron retiradas por el centro apenas unas horas pues se trataban "de claras amenazas de muerte". Para sorpresa del personal del centro "Ramoncito se pasó por aquí y nos dio las gracias por la celeridad con que la borramos". Como se ve, pasa de un extremo al otro.

Su vida no corre peligro pese a la enorme gravedad de las tres cuchilladas que recibió la tarde del pasado domingo. Una de ellas, prácticamente le evisceró. Llegó consciente y sin siquiera recostarse hasta el cercano hospital, comentaba un familiar cercano en el departamento de Urgencias del hospital minutos después de que fuera ingresado.

El mayor temor que hay en la actualidad en San Juan de Dios es que estos hechos, que comenzaron cuando Ramón golpeó la cabeza de una joven de 23 años con el bastidor de una puerta, se conviertan en una espiral de violencia. Es por ello que las fuerzas del orden han extremado las precauciones en torno a las dos familias, que además, según algunas fuentes, están emparentadas entre sí. Ramón está protegido en la UCI del hospital para garantizar su seguridad. Pese a todo, en cuanto su estado lo permita, le será tomada declaración y será detenido por el salvaje golpe que infringió a la joven. Hay que tener en cuenta que ha sido culturista y desarrolla gran fuerza física, algo que podría volverse en su contra.

En San Juan de Dios nadie quiere hablar de estos turbios asuntos. "Aquí no nos metemos en asuntos ajenos", dice otra vecina. Quizás sea que lo que hay en verdad es miedo.

San Juan de Dios se ha quedado atrás. Es absolutamente necesario que se emprendan acciones que hagan que Jerez, como sucede ahora, no empiece más allá de la rotonda que da acceso a la barriada. Y es que en la actualidad parece que esta barriada es una especie de paréntesis en la zona oeste de Jerez.

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