Perdona a tu pueblo, Señor
Cofradías
Segundo domingo de Cuaresma con dieciocho funciones de besamanos
El buen tiempo reinante propició que muchos jerezanos salieran a disfrutar de una gran jornada cofrade
Jerez de la Frontera/La tónica de los dos domingos de Cuaresma y sus besamanos vividos en la ciudad ha sido la del buen tiempo que se está disfrutando. Si la jornada del pasado sábado finalizaba con algo de niebla, el domingo despertó un tanto plomizo y con cierto fresco. Pero poco duró y la rebeca pronto sobraba. Ciertamente un poco tarde comenzaban las funciones de besamanos. Jesús Sánchez Pavón, que cada año viene desde Cádiz para disfrutar de las cofradías jerezanas y de alguna más allende de nuestras fronteras, se lo comentaba a este cronista temprano, en la Catedral: “Llevo ya un buen rato por Jerez y está todo cerrado”. Muchos recuerdan aquellos años –tampoco tan lejanos– en los que los besamanos se abrían a primera hora de la mañana y se cerraban al finalizar la misa de la tarde. Todo cambia y ahora el bueno de Jesús tendrá que pensar venirse más tarde para llegar temprano.
A esa hora había poco ambiente pero llegó la hora de la Misa en la Catedral y el primer templo tomaba otro aspecto. La preciosa Virgen del Socorro estaba fulgurante de belleza. Con ese giro de cuello que parece estar buscando a su hijo, gótico doliente. Abajo de la nave del Evangelio estaba la Virgen de la Luz de la hermandad del Resucitado. Muchos devotos se acercaban a pedirles favores y salud a la Santísima Virgen.
El Señor del Consuelo se plantaba en la basílica de la Merced gobernando la ciudad. Qué poderío en esas manos que son, posiblemente, las más bellamente talladas de la ciudad. “Ya no es tan desconocido, que cada vez tiene más tirón el Señor” decía ayer al cronista Manuel Monje, hermano mayor de la corporación mercedaria.
En el viejo barrio, intramuros, también se podía visitar la Virgen de las Lágrimas de los cofrades de la Vera Cruz. Guapísima. Siempre con esa línea que con tanta personalidad se marcó hace años en la antigua cofradía del Jueves Santo.
Y la Virgen del Traspaso en la que no paraba de entrar ni de salir devotos. Preciosa como siempre la Madre de todos los jerezanos en general y de los cofrades de Jesús Nazareno en particular.
Escalones
Habría que dar un toque de atención en este punto a los equipos de mayordomía y priostía que con el sano ahínco de poner a sus imágenes lo más visibles se colocan justo al borde de las escalinatas de los altares. Si a la altura y a los escalones añadimos la oscuridad de muchas de estas funciones, a los devotos les cuesta bastante subir, acercarse a la imagen, y bajar. Fundamentalmente si queremos acercar nuestras imágenes a los más mayores.
En San Pedro estaba la Madre y Señora de Loreto. Un clásico de los besamanos de la ciudad acudir a este templo para deleitarse con la bella Señora que sufre con elegancia al pie de la cruz el dolor atravesado ante la muerte de su Hijo.
Y la Paz en su Mayor Aflicción justo al lado de Loreto. Vecinos cofrades que pueden presumir de tener a dos bellas Señoras como centro de su devoción.
Otra beldad es la Señora de los Ángeles, titular de la cofradía de la Mortaja. Advocación muy seráfica para los buenos cofrades del Sábado de Pasión.
Y en los barrios la Clemencia que ya es un clásico en San Benito. En el Corpus Christi el patriarca San José –por su festividad– y la Virgen del Encuentro de la Misión Redentora.
En Santiago el Dulce Nombre y Buena Muerte en una iglesia en la que echamos de menos algo de flores. Que ya se sabe que don Diego no quiere flores en Cuaresma. Pero ver al Prendimiento sin una flor es como querer arrebatarle la belleza a la amapola. Sobriedad cuaresmal, si; mas desprovista la belleza de la vida en el signo de un exorno floral no parece lo mejor.
Sálvanos Señor en el Perpetuo Socorro con esa vocación redentorista que nunca deberá de faltar en esa nueva cofradía. Así como el Amparo en la parroquia de San Juan Grande. Guapa Señora que tiene un portentoso Hijo vivo en la cruz cargado de Majestad.
Y el Cristo del Perdón... Perdona a tu pueblo, Señor. Quintaesencia de Jerez. Obra cumbre de gran Francisco Pinto. Una alegoría a la Resurrección que ya se acerca. Porque el Cristo del Perdón no sufre. Reina y vivifica la fe del cristiano.
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