La amenaza de Trump de subir los aranceles salpica al jerez
Bodegas
Fedejerez muestra su preocupación ante el anuncio de aranceles adicionales al vino francés de importación, que afectaría a todo el vino europeo
La patronal confía en una solución negociada para la disputa entre Washington y Bruselas derivada del conflicto Boeing-Airbus
Si Donald Trump cumple su amenaza de subir los aranceles al vino francés, las bodegas del Marco de Jerez se verán afectadas. En su cruzada contra el resto del mundo y en un contexto de tensiones comerciales, el presidente norteamericano insiste en su amenaza de subir los impuestos a la importación de vino francés, medida que redundaría en un aumento de los costes aduaneros para todos los vinos europeos, entre ellos el jerez, que asiste con preocupación al pulso entre Washington y Bruselas en el marco del conflicto Boeing-Airbus.
Las autoridades a ambos lados del Atlántico incluyeron los vinos y bebidas espirituosas en sus respectivas listas de productos de importación a los que aplicarían aranceles adicionales como represalia a los subsidios a los gigantes de la aviación, asunto que está en manos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Desde Fedejerez, su presidente, Evaristo Babé, se pronunció ayer abiertamente en contra de cualquier tipo de guerra comercial y de medidas proteccionistas, pues "la experiencia nos dice que, aunque a corto plazo puede parecer que es bueno para los productores de un país, a medio y largo plazo siempre es malo para todas las partes”.
La industria del jerez, incluido vinagre y brandy, asiste con “enorme preocupación” al conflicto entre el mandatario norteamericano y la Unión Europea, significó Babé, quien mostró su confianza en que pueda solucionarse por la vía de la negociación y que no prospere la amenaza.
En este sentido, el presidente de la patronal bodeguera y del Consejo Regulador del Brandy de Jerez aludió al precedente mexicano, sobre cuyos productos también pesaba la amenaza de Donald Trump de subir un 5% los aranceles a la importación, sin que finalmente llegara a aplicarlo.
Pese a la preocupación, Babé apeló a la prudencia, tal y como hizo en declaraciones a una televisión mexicana en una visita reciente al país azteca con motivo del 25 aniversario del Consejo Regulador del Tequila, donde le preguntaron por el tira y afloja entre EEUU y México. A su juicio, este tipo de amenazas forman parte de la estrategia de Trump, que en este caso justifica la inclusión de los vinos franceses en su lista de productos europeos de importación que se verían afectados por la subida arancelaria en una queja de los bodegueros de California sobre la diferencia entre lo que pagan los americanos y los franceses por la entrada de sus vinos en uno y otro mercado.
Sin ánimo de crear alarmismo, pues las empresas del vino y las organizaciones que las representan “se están moviendo bien” –la Comisión Europea está al tanto de la postura del sector a través de las consultas realizadas con la Federación Española del Vino (FEV) y el Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV)–, el presidente de Fedejerez admitió que “el riesgo existe y el roto para Jerez puede ser muy importante” por el volumen que supone Estados Unidos para los productos amparados por las Denominaciones de Origen jerezanas.
No en vano, el mercado norteamericano es el quinto destino para el vino de Jerez con una salidas de bodega el año pasado de algo más de 1,2 millones de litros, a las que se unen más de medio millón de litros de Vinagre y cerca de 175.000 litros de Brandy. Falsos sherries al margen, EEUU se caracteriza además por ser un mercado marquista y de alto valor añadido, en particular para el espirituoso jerezano, pues si bien sus ventas se han visto sensiblemente mermadas en los últimos años en aquel destino, la mayor parte de lo que sale hacia Norteamérica es Solera Gran Reserva, la categoría de mayor precio.
El presidente de Fedejerez puntualizó, no obstante, que las listas de productos europeos y americanos que podrían verse afectados no son definitivas y también están pendientes los informes de arbitraje de la OMC solicitado por las partes, por lo que hay margen de negociación para buscar un acuerdo.
El conflicto con EEUU, con el permiso del Brexit británico, constituye según la FEV “el principal factor de preocupación sobre el comercio exterior de nuestro sector vitivinícola”. Para Babé, sin embargo, “hay demasiadas incógnitas –en alusión a los dos frentes con países anglosajones– como para generar alarma y lo deseable es que no se deteriore las relaciones, porque el libre comercio es imparable”.
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