Hasta 1,73 libras más por botella de jerez antes del IVA

El sector del jerez barruntaba allá por marzo una caída del 10% de las ventas totales por el impacto negativo de la subida de impuestos al alcohol en Reino Unido, en vigor desde el 1 de agosto. En los meses previos, apuntaban los operadores del sector y el Consejo Regulador, el efecto sería el contrario por el anticipo de los envíos al mercado británico, por otra parte lógico en estas circunstancias, para mitigar el sablazo fiscal, especialmente sangrante para los vinos fortificados como el jerez.

No en vano, la propuesta que el Gobierno sometió a consulta pública antes de su aprobación, establece medidas compensatorias para salvaguardar el consumo de cerveza y sidra local en los establecimientos hosteleros -bajada del tipo reducido- y la implantación de un periodo transitorio de 18 meses, hasta febrero de 2025, para facilitar la adaptación de los vinos tranquilos y espumosos al nuevo impuesto.

Bajo la excusa de incentivar el consumo moderado de bebidas alcohólicas, las autoridades británicas se sacaron de la manga una subida impositiva del 44%, antes del IVA (TVA en Reino Unido), para los vinos de Jerez y Oporto.

Según un informe del ICEX, los vinos de crianza biológica de las denominaciones de origen del Marco de Jerez, es decir, el fino y la manzanilla, pagarán hasta cerca de una libra más por botella a causa del nuevo impuesto, que gravará al Pedro Ximénez con hasta 87 peniques más, lo mismo que el vermut.

El amontillado, por su parte, hará frente a una subida de entre 34 peniques y 1,73 libras, mientras que olorosos y palos cortado se moverán en una horquilla de entre 0,66 y 1,73 libras. Y todo porque el nuevo impuesto ideado por los británicos se aplica en función del contenido alcohólico de las bebidas y no por tramos, como venía ocurriendo hasta la fecha.

El jerez obró un milagro en Reino Unido durante la pandemia, de la que salió ileso en el mercado británico por el aumento del consumo en los hogares debido a la limitaciones de movimiento de la población, cambio de hábitos que propició a su vez cierto rejuvenecimiento de los consumidores -los jóvenes compartieron muchos momentos con sus abuelos, que entre otras costumbres, les inculcaron su afición por el sherry-.

El jerez superó así con creces sus expectativas en los dos primeros años de pandemia, los de la fase aguda de la crisis sanitaria, pero no parece probable que el ‘milagro británico’ se repita tras la subida de impuestos por la que, de momento y por razones que se desconocen, el jerez está pasando de puntillas.