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En la memoria aún resuenan algunos antiguos anuncios de radio y televisión que enfatizaban el carácter masculino de la copa de brandy, una bebida espirituosa con una graduación alcohólica entre 36 y 45 grados, que se obtiene a partir de aguardientes y destilados de vino y se envejece en roble.
Así lo han expresado distintos agentes del sector del brandy y las bebidas espirituosas, como el presidente de la Federación de Asociaciones de Barmans Españoles (FABE), Juan Carlos Muñoz, quien ha enfatizado que a la categoría “se le está quitando ese aspecto viejo y casposo”.
“Se atribuía el tomar brandy a una persona mayor, en una barra de mármol, con una copita pequeña. Ahora se ve que hay cócteles en los que el brandy está tomando protagonismo. Es mucho más complejo, más apetecible”, ha asegurado Muñoz.
La coctelería es uno de los ejes sobre los que el brandy quiere renovarse y llegar a los más jóvenes, ha afirmado, por su parte, el director general del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Brandy de Jerez, César Saldaña.
“Estamos tratando de asegurarnos una renovación de nuestra base de consumidores y eso implica, lógicamente, buscar más jóvenes. Un eje para nosotros muy importante es el mundo de la coctelería y también el del combinado, digamos una coctelería fácil que uno mismo se puede hacer en casa”, ha apuntado.
Entrar en determinados ámbitos gastronómicos y hacer del brandy de Jerez una bebida prémium son otras de las actuaciones que lleva a cabo la IGP para cambiar la percepción, aunque Saldaña ha reconocido que “es un trabajo que requiere tiempo”.
A la categoría brandy se le está quitando ese aspecto viejo y casposo
“En España, durante demasiado tiempo, el brandy se ha asociado a la categoría solera (la de menor envejecimiento) y para nosotros ahora mismo ésta representa un porcentaje relativamente pequeño de lo que vendemos, menos del 10 %. Estamos ya mucho más centrados en productos de gama alta, las categorías de reserva y gran reserva”, ha explicado Saldaña.
Las bodegas Fundador, una de las que integran la IGP Brandy de Jerez, ha celebrado recientemente su 150 aniversario, y ha mostrado el camino de cambio que emprendió en 2015 para renovar e internacionalizar la firma, como nuevas presentaciones, tanto en la forma como en el contenido.
Su director comercial, Ángel Piña, las describe como “más prémium, más sofisticadas y contemporáneas”.
“Son más fáciles de beber. Añadimos muy poco azúcar o ninguno, destilamos vinos sin sulfitos y el comentario, en general, es ‘cuánta elegancia, no me quema cuando lo tomo’, y eso es porque son líquidos contemporáneos, fáciles de beber”, ha detallado.
Todo ello, según Piña, respetando la “herencia y el legado de cómo se elabora brandy” y sin necesidad, de momento, de que se tengan que modificar los pliegos de condiciones de la IGP.
Desde el mundo de los bármanes, Muñoz ha señalado que si bien hubo un momento en el que el brandy era difícil de encontrar en coctelería o combinados, ahora ha empezado a “tomar una relevancia importante”: es una bebida “de gran nobleza” que “puede pelear con los grandes espirituosos”.
A su juicio, si hubiese que elegir el mejor momento para tomar un cóctel con brandy seria después de una comida, como digestivo, cuando puede funcionar muy bien, por ejemplo, un ‘Brandy Alexander’, uno de los clásicos que incluye brandy, crema de cacao y nata líquida, mezclados en una coctelera a partes iguales.
Otras mezclas encuentran su mejor momento en el aperitivo, como el ‘Old Fashioned’ que, para Muñoz, es uno de los cócteles “más fetiche” de los bármanes, que suelen elaborarlo con coñac o bourbon, pero que también puede prepararse con brandy en un vaso bajo, con una piedra de hielo, un terrón de azúcar, unas gotas de bíter Angostura, piel de naranja y piel de limón.
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