Tu casa puede estar en este libro

"Hay que imaginar Jerez en el siglo XIX como una ciudad bulliciosa, con numerosas obras, carretas cargadas de vino, material de construcción o comestibles. Y es que los burgueses jerezanos construirán una ciudad más funcional y saludable, anti epidemias, acorde a los principios ilustrados que heredará el liberalismo ideológico imperante y acorde también a sus intereses económicos". Lo cuenta Jesús Caballero Ragel en su nuevo libro, 'La ciudad burguesa. Arquitectura isabelina en Jerez (1833-1868)'. Una obra que presentará el próximo viernes 19 de mayo, a las 19,30 horas, en el salón de actos del IES P. L. Coloma. Ragel es doctor en Arte y Humanidades por la UCA y profesor de Historia en el mencionado instituto. El acto será presentado por Esperanza de los Ríos Martínez, doctora en Historia del Arte, autora del prólogo.

El libro, editado por Tierra de Nadie, culmina una trilogía del autor sobre estudios del arte y el urbanismo en el Jerez del siglo XIX tras la publicación de 'Exposiciones y artistas en el Jerez del XIX. Las exposiciones de la Sociedad económica jerezana' (editado digitalmente en la web del Centro de Estudios Históricos Jerezanos y en el blog del autor) y 'Apuntes para el urbanismo en Jerez durante el siglo XIX' (Tierra de Nadie, 2020).

En este caso, el nuevo libro de Caballero Ragel se centra en las construcciones que se llevaron a cabo en Jerez en el siglo XIX y, más concretamente, en el periodo que coincide con Isabel II (1833-1868), años de gran prosperidad económica en la ciudad derivado del comercio vinícola que conllevó una renovación integral del caserío urbano, y una gran demanda constructiva

Caballero Ragel analiza los problemas para la construcción del plano geométrico de la ciudad, la labor de los arquitectos titulares, la casa-almacén típica de la burguesía jerezana, y hace un estudio pormenorizado de una treintena de arquitectos y maestros de obras que trabajaron en el Jerez del XIX, muchos de ellos de Cádiz, El Puerto y Sanlúcar, documentando más de 250 construcciones que hoy conforman la parte esencial del caserío urbano jerezano.

El autor da la misma importancia a los palacios que al caserío común, cuya uniformidad y conjunto hace de Jerez una ciudad muy elegante. Asimismo, analiza la arquitectura del hierro en Jerez con un estudio pormenorizado de la fundición local de 'Gutiérrez y Cía'.

Desmitifica la autoría de edificios emblemáticos de la ciudad como La Concha o el Recreo de las Cadenas, dando una versión distinta y documentada de ambas edificaciones. El libro posee más de un centenar de fotografías en color, con planos inéditos y originales, por lo que se hace un ameno recorrido gráfico por la ciudad.

Ragel considera su último trabajo como imprescindible, "un libro que hacía falta", para conocer mejor el casco histórico jerezano, "hoy día en peligro por el deterioro y severo despoblamiento que padece. La solución a los problemas del centro histórico de la ciudad está, primero, en su conocimiento para poder valorarlo como se merece. Muchos propietarios desconocen que sus casas o palacios fueron realizados por arquitectos de la talla de José Esteve, Balbino Marrón o José de la Coba, o por maestros de obras como Manuel de Zayas o Agustín García Ruiz. En el libro también se hace mención a numerosas edificaciones bodegueras construidas en el periodo isabelino".

Para el investigador, el caserío histórico urbano de la ciudad "es lo mejor de Jerez y necesita un esfuerzo mayor de los jerezanos para rescatarlo de la situación de deterioro en que se encuentra y hacerlo realmente atractivo para habitarlo. Espero que este libro contribuya a esa finalidad".

"Un libro para el público en general y para los investigadores. Muchos lectores se llevarán una sorpresa al encontrar su casa en esta obra. Aporto datos y planos inéditos, citas, la historia de su construcción, los vicisitudes, referencias documentales". El autor ha desechado para la obra las casas que se tiraron en su día, "por ejemplo, donde estaba Rianal había una casa magnífica del XIX que hizo Valentín Domínguez; en el centro comercial de Lancería también había un caserón; en el Ocaso, una casa de Pérez de la Riva... Lo que sale es prácticamente todo lo que queda. Cada vez que veamos un parche del siglo XX ahí había un caserón del XIX", concluye.