En busca de la uva perfecta

Bodegas Terras Gauda, que elabora el albariño del mismo nombre, tiene dos patentes con el CSIC para lograr levaduras que produzcan vinos singulares, y sigue investigando

R.n. / O Rosal (Pontevedra)

28 de octubre 2010 - 08:44

Cantidad y calidad no tienen por qué estar reñidas. Todo lo contrario. Uno de los mayores viñedos de la Denominación de Origen Rías Baixas, con 87 hectáreas de superficie, produce albariños de gran prestigio y calidad. Bodegas Terras Gauda, en el valle pontevedrés de O Rosal —muy cerca de la desembocadura del río Miño por tierras de A Guarda— se ha convertido en un referente para la excelencia vinícola nacional en relativamente poco tiempo (la D.O. se constituyó en 1980). A pesar del rápido desarrollo de la denominación y del crecimiento de la competencia en el mercado de los albariños, Terras Gauda ha sabido situarse en lo más alto de la gama con dos referencias muy claras: los vinos Terras Gauda, coupage de uvas albariño, caiño y loureiro, y Abadía de San Campio, albariño 100%. Estas dos marcas han sustentado el crecimiento de la empresa hacia otras denominaciones de origen, los licores y la diversificación en el sector de los vegetales en conserva.

¿Y cuál ha sido el secreto? Su presidente, José María Fonseca, tuvo muy claro desde un principio aquello por lo que debía apostar: un vino genuino capaz no sólo de diferenciarse del resto sino de mantener esa personalidad con el paso del tiempo. Y eso sólo se consigue a través de la investigación, o lo que es lo mismo, de la inversión en I+D+I.

Hoy, Terras Gauda no sólo ha conseguido disponer de vendimias de calidad con materia prima resistentes a los rigores de la meteorología en Galicia, sino que se ha hecho con un patrimonio importante a base de patentes.

Esa inquietud por la investigación y la experimentación llevó a la bodega en los años 1992 y 1993 a realizar con notable éxito unas pruebas de elaboración de cava por el método champagnoise que, aunque no llegó a comercializarse, arrojó mucha luz sobre las posibilidades futuras de este tipo de producción. La firma de O Rosal dispone de una parcela experimental con 115 diferentes clones de uva albariño. En 2005 concluyó el proyecto de investigación en el que se estudiaron los clones a nivel agronómico, así como las microvinificaciones individuales de cada uno de ellos. “La base es conocer nuestros viñedos para saber cuál es la potencialidad de nuestras variedades”, explica Emilio Rodríguez Canas, director técnico de Terras Gauda. Se seleccionaron cinco clones de cepas centenarias para un proyecto de selección de levaduras y se aislaron cuatro para saber cuál era la que mejor identificaba sus vinos. Esta fue la primera patente en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En este ejercicio, la empresa ha regis trado una nueva patente con el CSIC, un nuevo procedimiento denominado de crianza biológica anaerobia, que “posibilitará la elaboración de albariños con un carácter sensorial distinto, puesto que la crianza se realiza en contacto con las levaduras ecotípicas propias, que liberan al vino compuestos que contribuyen a la mejora de la calidad”, indican desde la bodega.

Pero la sensibilidad por la investigación que existe en Terras Gauda no acaba ahí, ya que actualmente trabaja en un proyecto que se materializará en la ubicación de una red de sensores inalámbricos en los viñedos, apoyados en las tecnologías GIS (Sistemas de Identificación Geográfica) y en las imágenes de satélite o aéreas vinculadas a sistemas GPS.

La utilización de la viticultura de precisión permitirá realizar un seguimiento en tiempo real del estado del viñedo y de las uvas: temperatura, radiación, humedad, Ph y nivel de nutrientes, lo que permite actuar con inmediatez si se detecta alguna incidencia. Un paso más en este proyecto será implantar sensores para uso enológico de la bodega, con el fin de conocer determinados parámetros del vino en depósito en cada momento.

Si a todo ello se une el microclima excepcional que propicia una excelente maduración en viñedos situados entre 50 y 150 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas suaves y abundantes lluvias, el buen resultado está garantizado.

"El Marco de Jerez es un enclave único, Jerez es el alma del vino"

José María Fonseca, presidente de Terras Gauda, es un enamorado de la cultura del vino. Su filosofía, a pesar del éxito, es no crecer más en Rías Baixas (produce 7.000 kilos por hectárea cuando el máximo podría ser de 15.000) y dar el salto a otras denominaciones. Fruto de ello ha sido Pittacum, bodega de El Bierzo cuyas ventas suponen ya el 40% del total del Grupo. A Fonseca le parecen "muy interesantes" zonas vitícolas como La Rioja y Ribera del Duero para seguir creciendo. Pero los vinos generosos "son punto y aparte". Por eso de momento no se plantea invertir en el Marco de Jerez. "Es un enclave único, el alma del vino", comenta. "En una mesa de cata le preguntan en qué continente se ha elaborado un vino y con un jerez nunca hay duda".

Vinos, orujos y la conservera vegetal más antigua de Galicia

El Grupo Terras Gauda crece sin prisa pero sin pausa. Andalucía es uno de los mercados en los que se ha producido uno de los avances más importantes de su comercialización. Este año prevé récord de ventas y ya exporta a 40 países tras abrir mercados en China, Polonia y, pronto, en India. Sus credenciales son los albariños Terras Gauda, Terras Gauda Etiqueta Negra y Abadía de San Campio (por cierto, vinos preferidos por el actor Robert de Niro, que los lleva a sus restaurantes); Pittacum (El Bierzo); el rosado Tres Obispos y la conservera vegetal A Rosaleira, la más antigua de Galicia, pues se remonta al año 1940, con sede también en O Rosal. La firma también produce orujos de una gran calidad, Porta do Miño (blanco, de hierbas y de café), a partir de sus propios bagazos.

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