Cañaílla, el ibis viajero de Jerez que recorre España
A pesar de que no es común que esta ave se mueva muy lejos de su área, este ejemplar ha recorrido Portugal y disfruta de la costa gallega
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Cañaílla forma parte del Programa Eremita. Llegó muy joven al Centro de Conservación de la Biodiversidad Zoobotánico Jerez y tras un tiempo, se llevó a la zona de San Ambrosio, entre Vejer y Barbate, para su posterior puesta en libertad tras un minucioso y estudiado proceso.
La mayoría de estos animales se queda en el área. Pueden hacer pequeños movimientos, quizás Tarifa, se van a los campos de golf de Chiclana..., pero no mucho más. Pero Cañaílla tenía otros planes.
Antes del verano lo vieron en San Fernando, ‘campeando’ en la rotonda de los bomberos. Al llegar el otoño lo localizaron, gracias a su anilla con letras negras LCO, por el Algarve, donde luego se le perdió la pista. Hasta ahora.
Gracias a las redes sociales y a la pasión que hay alrededor de las aves, se ha conocido que Cañaílla ha estado volando por la desembocadura del río Miño, luego por Bon Beu, cerca de Vigo, y hasta por un jardín de Faxilde, en Pontevedra.
“El ibis eremita no pasa desapercibido y la afición a las aves es muy grande. Cuando alguien lo ve lo identifica muy bien y saben que no es propia del lugar, por lo que despierta interés”, declara Mariano Cuadrado, biólogo conservador del Zoobotánico de Jerez.
“Nos hemos topado con un ibis viajero, que se ha ido a explorar. Ha estado en su lugar de origen, aquí en San Ambrosio, pero luego se marchó a San Fernando, después Portugal y ahora Galicia. Lo que depare el futuro no lo sabemos, pero estamos muy expectantes porque estamos haciendo el seguimiento a la vida en libertad de Cañaílla”, añade Cuadrado.
Este ejemplar es “un andaluz por el mundo, como se dice en un programa (risas). Es que no te puedes ni imaginar la cantidad de personas que se está interesando sobre lo que le ocurre a Cañaílla”, subraya el biólogo. Desde el Zoo de Jerez resaltan además que esta curiosa historia está favoreciendo a crear conciencia sobre el ibis. “Es una especie que ha sido muy desconocida, pero cada vez se identifica mejor y es admirada. Estas historias permiten que la gente participe en los proyectos de conservación y se sensibilicen con el cuidado del planeta”, pone en valor Cuadrado.
Jerez, contra la extinción de la especie con un proyecto de excelencia
En el año 1990 la población mundial de ibis eremita se estimaba en unos 250 ejemplares con menos de 50 parejas reproductoras. Esta especie estaba catalogada como ‘en peligro crítico de extinción’, pero gracias a los programas de conservación in-situ en Marruecos y ex-situ de cría en cautividad en los zoos europeos, sus poblaciones en libertad van aumentando sensiblemente.
En 2004 se inició el denominado Proyecto Eremita, un proyecto conjunto entre el Zoobotánico Jerez y la Consejería de Medio Ambiente, con el objetivo de estudiar diferentes técnicas de liberación de ejemplares nacidos en cautividad de ibis eremita. Se pretendía establecer una población sedentaria, estable y autosuficiente en la zona de suelta.
El lugar elegido para esta suelta fue la zona de la Janda, al suroeste de la provincia, al ofrecer numerosos beneficios para la especie al contar con amplias zonas de campeo para alimentarse todo el año, así como acantilados rocosos, tanto costeros como de interior, donde anidar y reproducirse.
La principal metodología usada en este proyecto se basaba en la crianza a mano de pollos nacidos en cautividad por parte de padres adoptivos caracterizados. Es decir, portando cascos en forma de ibis eremita y camisetas negras con la idea de minimizar el efecto de la impronta humana y evitar así las interacciones con otras personas.
Estas aves finalizaban su crianza en un aviario situado en la Sierra del Retín (Barbate), gracias a la colaboración de la Armada Española y eran liberadas gradualmente.
Una vez que se consiguió establecer un grupo de aves en libertad en la zona de suelta, desde el Zoo de Jerez se comenzó a usar una segunda metodología consistente en liberar ejemplares jóvenes (15–20) criadas de forma natural por sus padres mantenidos en el aviario de aclimatación de El Retín durante unos 2 o 3 meses.
La técnica facilita la integración de estos nuevos individuos aumentando la variabilidad genética del grupo en libertad. Antes de ser liberadas, las aves son sometidas a chequeo veterinario y son identificadas con una anilla metálica y otra plástica con código alfa numérico para su identificación a distancia. Algunas de ellas también portan transmisores para su seguimiento remoto y localización periódica.
En 2008 se produjo el primer nacimiento de un ibis eremita en libertad en un nido construido en el tajo de Barbate, a 5 kilómetros de distancia del aviario de suelta. En los siguientes años se repite la nidificación en este tajo costero, hasta que en 2011 se establece un nuevo enclave de nidificación en los acantilados de la Barca de Vejer, a 15 kilómetros del aviario de suelta, lugar que continúa siendo utilizado cada año como zona de cría.
A partir de 2016 quedan establecidos otros tres puntos de cría. En cada temporada se registran las parejas reproductoras y se controlan los pollos que van eclosionando en cada nido.
Llegado el momento y antes de que comiencen a volar (esto ocurre sobre el día 45–49 de vida) profesionales del Zoo de Jerez suben a los nidos para el chequeo veterinario y la toma de muestras biológicas de los pollos, colocarles las anillas metálicas y plásticas, así como el transmisor de seguimiento en algunos de ellos.
Con el paso de los años se ha conseguido establecer una población sedentaria y estable, pero mientras que el número de ibis no aumente sensiblemente, el programa continuará con el plan de reforzamiento que consiste en la aclimatación y posterior suelta de aves juveniles nacidas en cautividad y procedentes del Zoobotánico de Jerez y otros zoos europeos.
“Hemos recibido pollos de ibis de Alemania, de Helsinki, Holanda, del Zoo de Jersey... Y todos vienen a Jerez para llevar a cabo una suelta masiva. Esto va dando sus frutos y contamos con una población estimada de más de 300 ejemplares en la naturaleza. Tenemos cuatro colonias y cada año se producen 40 pollos (animales silvestre). Estamos haciendo lo que corresponde", remarca el biólogo del Zoo de Jerez.
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