La capilla de la hermandad del Consuelo ya es una realidad

Han sido algo más de tres meses de estrés e incertidumbres. Ese fue el tiempo que se ha necesitado para levantar en un antiguo almacén la que es desde ayer la nueva sede canónica de la hermandad del Consuelo, en pleno corazón del barrio del Pelirón, la zona que vio nacer a un grupo de chavales que empezaron a poner en la calle una procesión 'juvenil' y que con el paso del tiempo se han convertido en una cofradía del Miércoles Santo jerezano, marcada con una impronta exclusiva, la que le dieron sus hermanos.

Una impronta que permanece desde que los sábados de Pasión veían pasar a cofrades trajeados de oscuro dando escolta sin complejos a la Virgen del Consuelo, hasta nuestros días donde la severa túnica es la seña de identidad nazarena de la corporación. Ayer fue la bendición ante centenares de hermanos y cofrades en general de una pequeña capilla -posiblemente la de más reducidas dimensiones de las existentes en la ciudad- que tiene un largo de 11,5 metros, unos 38 metros cuadrados en total, suficientes para las aspiraciones de la cofradía que ayer vivió un día muy feliz.

Un sentimiento que no ocultaba el hermano mayor, Mateo López, que dijo a este medio estar en "la felicidad más absoluta pese al estrés por los inconvenientes que hemos tenido", localizados éstos en las persistentes lluvias que han retrasado la obra. "El objetivo está cumplido. Más bien el mandato que nos dio don Rafael Bellido cuando creó la hermandad y nos dijo que el fin de la misma era establecer en nuestro barrio, el Pelirón y aquí estamos ya catorce años después". La hermandad ha afrontado en solitario y con sus propios medios la obra y desde ahora su destino se escribe al final de la avenida del Pelirón donde se ubica esta pequeña capilla cuyo interior tiene un altar mayor que hoy será ocupado por las imágenes titulares de la cofradía, la Virgen del Consuelo y el Señor del Amparo, además del sitio preferente que tendrá la venerada imagen de Santa Angela de la Cruz.