La Cartuja en el Museo

Sin duda, una de las grandes novedades de este recién estrenado otoño, y habría casi que decir de 2024, es la apertura a las visitas del monasterio de La Cartuja de Santa María de la Defensión, probablemente el monumento más espectacular de toda la provincia de Cádiz.

En el museo arqueológico contamos con una pequeña pero interesante representación del patrimonio artístico relacionado con La Cartuja, y que ahora se custodia en condiciones de conservación adecuadas, estando disponible para su disfrute por toda la ciudadanía desde hace tiempo.

Este interesante conjunto arquitectónico, histórico y artístico comienza a ser construido en el siglo XV pero se instala sobre una villa romana del siglo I d. C., al menos.

En la planta baja, luce abdominales un torso de época imperial que representaría a Neptuno, figura alegórica del emperador Marco Agripa pero de época de Calígula (siglo I d. C.), que estaría sosteniendo un tridente en la mano izquierda y un delfín en la derecha, y que junto al mosaico hallado a mediados del siglo XX en el patio de Obediencia, o la gran cantidad de material anfórico hallado en las intervenciones arqueológicas efectuadas en el Claustro Grande, demuestran la existencia de una importante villa romana en el lugar que ocupan las instalaciones conventuales, o muy cerca.

Si acceden ustedes a la segunda planta, casi al final del recorrido expositivo, destaca, al fondo de la sala, un sitial del coro de Padres del monasterio. Está realizado en madera –roble- a cargo de los artistas Jerónimo de Valencia y Cristóbal Voisín entre 1547-1552. Entre todos los motivos decorativos que lo adornan (querubines, frutas, máscaras, cabezas humanas y de animales, figuras fantásticas, etc.), destaca la escultura de medio relieve con la imagen de Santa Marta sosteniendo un hisopo, y sometiendo a la tarasca, una especie de dragón que atemorizaba a los vecinos de un pueblo y que pidieron ayuda a la santa.

Además de una pieza cerámica con el símbolo de la orden -la campana y el badajo-, o las olambrillas y azulejos de origen holandés con decoración de temas bíblicos y costumbristas del siglo XVII, contamos con las esculturas del siglo XVIII de San Juan Bautista y San Bruno, patrono y fundador de la Orden, respectivamente.