Una casa con historia entre Jerez y Trebujena

El arquitecto Álvaro Jiménez del Cuvillo, en la rehabilitación de la vivienda, ha conservado la historia y el espíritu de una clásica estancia de viña

Las imágenes del cortijo

Una gran parte de la cocina es un centro de reunión, con una mesa tocinera y bancos de finales del siglo XIX, procedentes de una estancia de la casa.
Una gran parte de la cocina es un centro de reunión, con una mesa tocinera y bancos de finales del siglo XIX, procedentes de una estancia de la casa. / I.C.C.
Ignacio Casas De Ciria

17 de octubre 2022 - 20:16

La edificación que hoy recorremos es una casa de viñas situada entre la carretera de Jerez y Trebujena. Su origen es de final del siglo XVII adaptándose a las necesidades de hoy, tras su rehabilitación por el arquitecto Álvaro Jiménez del Cuvillo, conservando la construcción y elementos originales. Sus propietarios, la familia Soto Díez, han querido mantener el legado y la historia familiar del edificio y sus alrededores, heredado por su antepasado Pedro Domecq Lustau.

La casa tiene una superficie de 560 metros cuadrados, repartidos en un gran patio que comunica con cinco dormitorios, cinco baños, tres aseos, salón, comedor, cuarto de juego y cocina.

El patio de la casa se ubica en la zona central de la edificación. Conserva su suelo original de piedra, y algunas de sus ruedas de molino se utilizan como elemento decorativo. Una mesa de mármol e hierro ocupa la parte central, sobre la que descansa el boceto del monumento que se proyectó por el bicentenario de la bodega de Domecq. En una de sus paredes, luce un azulejo de la Virgen del Carmen de Mensaque.

La entrada ha conservado su suelo y techo original.
La entrada ha conservado su suelo y techo original. / I.C.C.

La cocina es una de las estancias de la casa más concurrida por la familia. Un grupo de ventanas al exterior da luz natural a todo el espacio. Utiliza los tonos verdes grisáceo para su mobiliario, que lo combina con el mármol de la encimera. En una parte de la cocina se ha creado un pequeño ambiente de estar con una mesa tocinera de pino del siglo XIX, junto a dos banquetas de la misma época procedentes de una estancia de la casa. Entre su mobiliario se encuentra una pareja de trinchero de nogal del siglo XIX, sobre el que se apoyan diferentes objetos decorativos de cerámicas. El suelo combina el mármol con el hidráulico primitivo de la casa.

El comedor de la casa lo preside una gran mesa de caoba de principio del siglo XIX, junto con un grupo de sillas de madera de nogal y rejillas. Una de las paredes de esta estancia luce la piedra vista. Un mueble trinchero de gran tamaño de nogal acompaña este espacio, el cual se ornamenta con diferentes objetos decorativos, principalmente de cerámica. En su esquina, como muebles auxiliares, se ubica una pareja de esquineras isabelinas de caoba y mármol, con diferentes tarjetas de agradecimiento del Rey Alfonso XIII, durante su visita a la casa familiar. Todo este espacio descrito lo ilumina una pareja de apliques de bronce de tres brazos, junto a una original lámpara central de bronce dorada.

Un biombo de madera tapizado en tela limita el comedor con el salón, en el cual se han creado dos ambientes.

Uno de los ambientes está presidido por una chimenea de gran tamaño de ladrillo junto a una mesa de madera e hierro y un conjunto de sofás. El otro ambiente lo forma una mesa de mármol e hierro, junto a una pareja de sofás tapizados en tonos grisáceos y una pareja de sillones isabelinos. En los laterales de la chimenea se ubica una pareja de mesa de San Antonio. Gran parte de la pared de esta estancia y aprovechando la altura de sus techos cuelga un gran número de reposteros con diferentes escudos de la familia procedentes de la casa familiar. Y entre sus cuadros, una pintura de gran tamaño del pintor Vadillo que representa un caballo.

En el fondo del salón, una gran chimenea de ladrillos junto a dos mesas de San Antonio.
En el fondo del salón, una gran chimenea de ladrillos junto a dos mesas de San Antonio. / I.C.C.

El dormitorio principal de la casa lo componen una pareja de camas de metal dorado y en la parte superior un gran espejo dorado del siglo XIX que da voluminosidad a la habitación. Junto a la cama, se encuentra una pareja de mesillas de noche de nogal de principios del siglo XX. Y otro de los laterales de la habitación se ha colocado un antiguo mueble de tocador. Todo el techo de este dormitorio es de viga de madera.

En todos sus baños se han respetado alguno de sus elementos originales como techos de vigas y suelo.

Muchos de los elementos decorativos de la casa son el reflejo del buen gusto de las diferentes generaciones de la familia que la habitaron.

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