El centenario de tío Luis Rosales
Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas
En 1983 estuvo en Jerez, pronunciando la lección de clausura de las bodas de plata de la Cátedra de Flamencología, que lo nombró miembro honorario. Su conferencia sobre 'Esa angustia llamada Andalucía' sería posteriormente editada en formato libro.1.- El académico Luis Rosales, segundo por la derecha, junto al cantaor Antonio Mairena, en una charla de Juan de la Plata el año 1964, en Málaga. ARCHIVO DEL AUTOR2.- Luis Rosales. ARCHIVO


AL poeta de Arcos, Antonio Murciano, se le ocurrió llamar así, de tan andaluza y gitana manera de admiración y respeto, y con indudable acierto, al gran poeta y ensayista granadino, Luis Rosales Camacho, cuyo centenario se cumple este año. Y fue con motivo de su destacada presencia, en la sesión de clausura de las bodas de plata de la Cátedra de Flamencología, celebradas el año 1983, en la que Rosales pronunciaría una lección magistral bajo el título de 'Esa angustia llamada Andalucía' que fue todo un éxito y que, dado su precioso valor como ensayo, su autor publicaría más adelante, en 1989, en formato de libro. Fue, según creemos, su último trabajo editado. Murió en 1992, a los ochenta y dos años de edad.
Recuerdo que a todos los que asistimos a tan memorable acto, en el que Rosales recibiera el nombramiento de miembro de honor de la Cátedra, posteriormente floreado con un exquisito concierto de guitarra de Parrilla de Jerez, nos impresionó enormemente
La fuerte personalidad de tío Luis y , sobre todo, su poderosa y sonora voz de poeta, leyendo su magistral ensayo sobre Andalucía y su cante, que tan acertadamente calificara de angustia jonda.
En aquellos días, tuve ocasión de poder conversar con el poeta, recordando otra ocasión, allá por septiembre de 1964, en la que coincidimos en Málaga, y en la que ambos participamos, con el maestro Antonio Mairena, en unas sesiones de estudios flamencos. Posteriormente, paseando ambos ya de madrugada por las solitarias calles malagueñas, montados en coche de caballos, con otros amigos, recuerdo que le pregunté a Luis Rosales si conocía el romance 'Los mozos de Monleón', rescatado por su íntimo amigo y paisano Federico García Lorca, del 'Cancionero Salmantino', de Ledesma, y que con su genio musical había armonizado. El poeta, todo amabilidad, no sólo me habló del romance, sino que me hizo el honor de cantármelo, a media voz, en el mismo coche de caballos en que íbamos paseando, mientras los obreros municipales regaban con sus mangueras, bajo las estrellas, las típicas calle malagueñas.
Y la voz de barítono de Rosales, mientras tanto iba cantándonos, sin más música que la del agua de riego y la que sobre el asfalto húmedo ponían los cascos del caballo, aquello de "Los mozos de Monleón se fueron a arar temprano, / ay, ay, se fueron a arar temprano"…
Luis Rosales, como Federico, fue un entusiasta aficionado al cante flamenco. Nosotros le conoceríamos precisamente allí, en Málaga, cuando asistió invitado a una de las ya desaparecidas Semanas de Estudios Flamencos, y tuvimos el honor de que estuviera presente y participara, en el coloquio de nuestra ponencia sobre el cante por soleá, celebrado en la Casa de la Cultura de la capital malacitana, a la que Manuel Machado, otro gran poeta y aficionado flamenco, definiera para los restos como 'Málaga, cantaora'. Después de nuestro encuentro en Jerez, en 1983, ya nunca más tuvimos la suerte de volver a encontrarnos con el poeta granadino. Mejor suerte tendría nuestro entrañable compañero, Manolo Ríos Ruiz, que lo tuvo como director, durante varios años, en la madrileña 'Estafeta Literaria', de la que el poeta jerezano fuera secretario de redacción. Ríos podría hablarnos de muchas cosas relacionadas con Luis Rosales, de su poesía, de su categoría humana, de su sencillez. Y también nos podría contar numerosas anécdotas del diario devenir de una relación de amistad y de trabajo, surgida en la redacción de la mejor revista literaria que tuvo España, en la que igualmente tuvimos nosotros ocasión de colaborar, como critico de discos de flamenco.
Luis Rosales, hombre de gran estatura y rasgos físicos muy acusados, fue grande como poeta y escritor, realizando a lo largo de su vida una extraordinaria obra literaria, especialmente poética. Pertenecía a la generación del 36, en la que militó junto a su paisano y amigo, Federico García Lorca, y otros eminentes autores - Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, etc. - con importantes afinidades con la anterior generación, llamada del 27, que contó con nombres de poetas tan destacados como Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Alberti, Dámaso Alonso, Cernuda, Pedro Salinas, etc.
Poeta de gran técnica y maestro del verso libre, cantó siempre las cosas pequeñas y su mejor obra fue, según los entendidos, 'La casa encendida' que publicó en 1949 y reeditó en 1967. También figuran entre sus mejores libros 'Abril' (1935 y 1972), 'El contenido del corazón' (1941) y 'Rimas', publicado en 1951. Y, desde luego, el ensayo 'Esa angustia llamada Andalucía', que le sirviera como discurso de ingreso, en la Cátedra de Flamencología de Jerez.
Este gran poeta granadino fue Premio Cervantes de 1983 e Hijo Predilecto de Andalucía en 1989, falleciendo Madrid, en 1992, a los ochenta y dos años de edad. Aunque su nombre ha pasado a la historia, como poeta, él siempre se sintió "vocacional y profesionalmente" periodista, según manifestó alguna vez. Como académico, él hizo que la RAE aprobara las palabras 'flamencología' y 'flamencologo/a', incluyéndolas en su Diccionario.
Con motivo de su centenario, la Junta de Andalucía lo ha nombrado 'Autor del Año', siendo numerosos los actos que se han celebrado, recordándolo, en toda España. Y Jerez no podía ser menos, por lo que el próximo día 3 de septiembre nuestra ciudad también se sumará a dicha efemérides, con otro gran homenaje, organizado por la Fundación Caballero Bonald.
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