Un centro de carácter familiar pero con mucha historia
Colegio Público Federico Mayo
La fachada del colegio, que cuenta incluso con protección arquitectónica, es todo un referente en el entorno de la barriada de La Plata, donde se ubica
El colegio Isabel La Católica abrió sus puertas en 1.949 con dos edificios separados entre sí. El primero, destinado a Educación Infantil se ubicó en la actual Biblioteca Municipal 'Ramón de Cala', sita en la plaza Adolfo Rodríguez de la barriada de La Plata. Por otra parte en el edificio actual se encontraba la Educación General Básica, pero con los niños y las niñas separados en plantas distintas. En su hermosa fachada, protegida arquitectónicamente, destaca también la una enorme puerta de madera maciza labrada.
En opinión del director, Emilio Arquero, algunos de los principales valores y cualidades de las que puede 'presumir' el centro son "la estabilidad de la plantilla y el bajo número de alumnos, lo que genera unas relaciones entre todos los sectores participantes en la vida educativa muy cercanas y familiares y muy buena convivencia pese a la heterogeneidad del alumnado y sus familias". El servicio de comedor lo utiliza un centenar de alumnos, casi la mitad del total y en el apartado del 'debe', cita carencias como la necesidad de pintura en el exterior e interior en determinadas zonas.
En cuanto al alumnado, el profesor explica que "el abanico que forma es muy amplio y de toda procedencia socioeconómica y laboral". Por su parte, la plantilla docente tiene una edad media de 45 años. Todos son definitivos, lo que supone una gran ventaja a la hora de desarrollar un proyecto educativo.
Arquero destacaría como principal característica de su colegio "la calidad de la enseñanza, la calidad humana de todos y cada uno de los sectores de la comunidad educativa y la convivencia. Además, contamos con un Ampa, Ágora, que está realizando una labor muy importante para acercar e implicar a las familias en el centro y hacerlo cada día más suyo".
En este sentido señala que "un porcentaje elevado de los padres se suele implicar en gran medida por la labor que realizan todos los profesionales del centro y en especial el profesorado, así como por la elevada implicación de la jefatura de estudios del centro. El Ampa juega un importante papel y es un objetivo para todos ir incrementando la participación de las familias en cantidad y calidad".
Emilio Arquero llegó a este colegio en el año 2006 procedente de Motril (Granada) por concurso de traslados. Es director desde 2008 y finaliza su mandato en 2014. Además, da clases de Educación Física desde cuarto hasta sexto de Primaria, ya que su plaza en este colegio es de esa especialidad, y de Matemáticas en sexto.
Pese a que ahora tiene también tareas directivas, asegura que "me gusta más la docencia porque estudié Magisterio por convicción, por vocación. Me gusta el trabajo directo con el alumnado, verlos crecer en todas las parcelas de su vida así como las relaciones humanas con los compañeros y familias".
Por contra, le fastidia "el cambio de papeles y de principios vitales que está experimentando la sociedad y que está afectando de manera negativa a la enseñanza".
Pese a todo, de su labor en la gestión le agrada "colocar y ayudar a colocar pilares para alcanzar objetivos en el centro y la resolución de problemas diarios, aunque a veces hay falta de empatía por parte de determinados miembros de la comunidad educativa y trabas o pocas facilidades que en determinados momentos plantea la Administración".
Al principio le costó trabajo compaginar ambas labores, pero dice que "uno va buscando estrategias y herramientas que le faciliten la labor".
Tampoco se queja de su relación con el Ayuntamiento y la Consejería de Educación, de la que dice que es "buena, cordial y cercana, teniendo presente las dificultades económicas que atraviesa el Consistorio".
Como docente, señala que "los cambios en la educación van de la mano con los cambios sociales. La sociedad es cambiante y el sistema educativo tiene que tener la capacidad de adaptarse a esos cambios para ofrecer al alumnado las posibilidades de desarrollar sus máximas potencialidades. Ahora bien, cada una de las personas implicadas en la educación (formal y no formal) de los niños debe de aceptar y asumir su papel, lo que conduciría a mayores y mejores resultados".
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