Un centro que salió a buscar alumnos fuera de su zona
Colegio Montealto
El alumnado de enseñanza postobligatoria del centro (ciclos formativos, Bachillerato y PCPI) está compuesto en buena parte por estudiantes de otras localidades
El primer eslabón de la historia del colegio Montealto comenzó el 4 de noviembre de 1970, en la plaza de San Marcos, junto al convento de la Mínimas, en un viejo edificio que, según explica ahora la superiora, la madre María Inés, "no podía durar." Posteriormente, en 1974, se inauguró el edificio nuevo en Montealto, al que se trasladaron la Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, "no sin esfuerzo y dedicación", instalaciones en las que se encuentran actualmente. "La devoción a la Virgen, Nuestra Señora del Sagrado Corazón -cuenta la superiora- es característica del colegio y muy especialmente se intensifica al acercarse su fiesta en el ambiente pascual, en mayo".
También está muy presente la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro. No en balde, este colegio es conocido también como el del Perpetuo Socorro, "porque en un principio -cuenta Jesús Toro, un veterano profesor de Física y Química- este colegio estaba sostenido económicamente en gran parte por Rumasa, para hijos de empleados. Eso es algo que se puede ver también en las losas en forma de hexágonos que hay a la entrada". No obstante, en la actualidad se trata de un colegio concertado.
Como principal característica del centro, la superiora resalta "la educación y el amor desde la confianza en el Amor de Dios. Ese es el reto al que nos alienta nuestra fundadora, la madre María de Jesús Velarde para este nuevo siglo XXI y también motivar al alumno y hacerle atractivo el aprendizaje sin rebajar exigencia y esfuerzo. Esa es otra de las metas a conseguir"
También reconoce algunas necesidades como que les haría falta algunas aulas más para las optativas de Bachillerato y Secundaria, además de la conveniencia de aumentar algunos ordenadores más en el aula de informática, "algo que ya tenemos en proyecto", explica la superiora.
El colegio ofrece asimismo actividades extraescolares como baloncesto para Primaria, patinaje para Infantil y Primaria e Inglés para todos los niveles. Además, cuenta con un comedor para todos los alumnos que quieran utilizarlo. En este sentido, Jesús Toro cuenta que "este fue el primer colegio que tuvo jornada intensiva en 1988, incluso antes que el instituto Padre Luis Coloma, porque venía y viene mucha gente de fuera. En la enseñanza obligatoria, los alumnos son de la zona del centro, ya que es concertado pero en la enseñanza post obligatoria, los de ciclos formativos vienen de la sierra y pedanías cercanas, y los de Bachillerato de Chipiona y Sanlúcar. En Bachillerato por ejemplo viene un autobús entero de Chipiona "porque allí tienen instituto -cuenta una profesora- no colegio y a mucha gente le gusta más un colegio, que tiene otra disciplina. La mayoría obtiene muy buenos resultados en Selectividad y luego también está el boca a boca".
En el apartado de las instalaciones, el colegio tiene dos edificios, un polideportivo espacioso y cuatro patios de juego, de superficies anchas y bien dotados, tres laboratorios, tres bibliotecas, un aula de informática y otra de prácticas de enfermería.
Tanto el profesorado seglar como el religioso imparte clases en los distintos niveles educativos. La plantilla, relativamente joven y muy estable, está compuesta en gran parte por antiguos alumnos.
La superiora se enorgullece asimismo de que el colegio goza también de un gran prestigio académico. "Prueba de ello -explica- son los buenos resultados que obtienen todos los años en las pruebas de Selectividad. Podemos presumir que de este centro han salido famosos médicos, abogados, arquitectos, ingenieros… Existe una buenísima convivencia entre todos. "Dar, convivir, entregarse, educar y amar. Todo ello hecho con alegría y en nombre del Señor." Es lo que cada curso renovamos con esperanza para emprender de nuevo la nueva misión en la que estamos comprometidos".
La madre María Inés llegó al colegio en septiembre del pasado año "con mucha ilusión y entusiasmo. Ya había estado en él hace dieciséis años, durante dos cursos y guardaba muy buenos y gratos recuerdos".
Desde niña se inclinaba por la docencia y estudió la carrera de Filología Hispánica en la Universidad de Navarra hace treinta años. "Desde entonces -explica- he impartido clases en otros colegios que tiene el Instituto, en Barcelona y Santander. Ahora imparto las asignaturas que son de su especialidad: Lengua y Literatura española en Bachillerato, Latín en cuarto de Secundaria y Religión. Personalmente reconoce que "me gusta más la docencia que las gestiones del centro porque la educación y formación de los jóvenes, han sido siempre mi ideal. Tengo como reto formar personas completas".
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