A pleno la cesión del antiguo Museo Taurino al Obispado de Jerez

El gobierno municipal llevará al próximo pleno, que se celebrará el próximo jueves, un acuerdo con el Obispado de Jerez para la cesión del inmueble municipal donde se ubicó el Museo Taurino, en la calle Pozo del Olivar. Este se destinará para que albergue una colección permanente de arte sacro de las hermandades de Jerez.

Según ha explicado el ejecutivo en un comunicado, la fórmula adoptada será la cesión directa con carácter gratuito por 30 años de un espacio que cuenta con una superficie de 847,32 metros cuadrados.

Según la alcaldesa, Mamen Sánchez, “el acuerdo alcanzado con el Obispado permitirá difundir toda la riqueza histórico-artística del patrimonio cofrade de las hermandades de la ciudad y supone la culminación de meses de trabajo y colaboración”. Así, aseguró que es una “apuesta por la difusión y puesta en valor de una de nuestras tradiciones y señas de identidad”. “La Semana Santa de Jerez es cultura, es devoción, comunidad, y refleja toda la excelencia, la sabiduría y el talento de oficios artesanos y la profesionalidad de un sector que genera empleo y atrae visitantes a la ciudad, por tanto, es una manifestación cultural que genera riqueza para Jerez y supone un atractivo que tenemos que seguir potenciando”, agregó.

Este acuerdo se produce tiempo después de que el Ayuntamiento intentara vender este inmueble sin encontrar comprador. Este singular establecimiento fue regentado durante más de dos décadas por la empresa Cafeterías Alfonso SL, vinculada al hostelero Alfonso Rodríguez. La concesión administrativa caducó en 2014, pero esta se fue prorrogando en los años sucesivos.

Sin embargo, en marzo de 2020, el Ayuntamiento inició un procedimiento de enajenación del inmueble que tuvo que declararse desierto ante la falta de ofertas. El Consistorio pedía por este antiguo casco bodeguero unos 468.000 euros más IVA.

Este inmueble, que fue construido en el siglo XIX, formaba del antiguo complejo bodeguero de Garvey; en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad está catalogado como equipamiento público y su estructura edificatoria está protegida, aunque en su interior se permiten crear pequeñas entreplantas.