"Esto no es ningún club de alterne, es un pub de lo más tranquilo"
Los propietarios del pub Caprixo, de la calle Belgrado, salen al paso de las voces vecinales que aseguraban que tienen un negocio de prostitución en Lola Flores

Hartos de estar en el paro y tras un tiempo sin encontrar nada, Miriam Hernández y su pareja llegaron a la conclusión de que "nos la teníamos que jugar" y se decidieron a reformar uno de los locales del entorno de Lola Flores, concretamente el del número 25 de la calle Belgrado, donde desde principios del mes de julio está abierto el pub Caprixo, contra el que se posicionaron buena parte de los residentes de la zona.
Como se recordará, los vecinos del residencial El Ángel aseguraron semanas atrás que "no vamos a parar hasta que consigamos el cierre de este club de alterne", unas declaraciones que la propietaria del negocio, Miriam Hernández, no entiende, ya que "esto no es ningún puticlub", y asegura que "muchas veces me entran ganas de descorrer las cortinas de la fachada para que todo el mundo vea que aquí no hay nada de eso". Su novio, copropietario del pub Caprixo, afirma que "los vecinos que tengan quejas pueden decir lo que quieran: que molestamos o que hacemos ruido... pero no comparar a mi mujer con una prostituta, porque es lo que han hecho, ya que ella es la única mujer que trabaja en el negocio ahora mismo y considero que se le ha faltado al respeto, algo que no vamos a tolerar".
Una de las quejas expuestas por los vecinos era el alto volumen de la música del local, aunque Miriam asegura que "el local está completamente insonorizado y aunque pusiera la música a todo volumen, cosa que rara vez hacemos, fuera no se escucharía nada". La publicación del artículo en el que varios vecinos comparaban este pub con un local de alterne, y la falta de contraste por parte del periodista que suscribe estas líneas supuso que "hasta una camarera que teníamos contratada dejó de venir a trabajar, ya que nos dijo que no estaba dispuesta a estar en boca de todo el mundo".
Miriam lamenta que "antes de que tuviéramos abierto el pub ya se estaban quejando los vecinos y diciendo que no iban a permitir que se abriera", a lo que su novio explica que "lo primero que hice el día que llegué es presentarme a los vecinos, poniéndome a su disposición por si hubiera algún problema". La pareja de Miriam cuenta que "éste es un pub tranquilo, donde se puede ver el fútbol, jugar al billar, o a la diana, y nuestros clientes suelen ser personas mayores o parejas, por lo que no entendemos tantas críticas". "Aquí vienen abogados o directores de banco amigos nuestros, con lo que así se pueden hacer una idea de parte de la clientela que tenemos", explica Miriam.
Además, según cuenta la pareja de la propietaria, "hasta quitamos una alarma que teníamos cada vez que se abría la puerta porque le preguntamos al vecino de enfrente y nos dijo que le molestaba", un aparato de seguridad que "nos costó casi 600 euros y que hemos desinstalado para no incordiar a los residentes, por lo que hasta ahí llega nuestro afán por molestar lo menos posible". Su pareja, Miriam, añade también que "la basura la tiramos por la mañana para no hacer ruido de madrugada y los fines de semana no cerramos más tarde de las dos o las tres".
La joven pareja asegura que "lo único que queremos es poder dar de comer a nuestro hijo de tres años y pagar la hipoteca, no hemos hecho ningún mal". Miriam explica que "tenemos todos los papeles en regla, nuestra correspondiente licencia y precisamente hoy -por ayer- hemos recogido en el Ayuntamiento el papel que nos da la titularidad del local, además de tener la licencia de veladores, aunque por el momento no vamos a montar terraza", aunque esperan que en un futuro no muy lejano "si las cosas nos van medianamente bien podamos poner varias mesas y sillas en la puerta".
Por ello, piden que "se nos respete y nos dejen tener nuestro negocio mientras no causemos molestias, cosa que no estamos haciendo", declara esta pareja jerezana.
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