Gastronomía
Las aceitunas de Jerez que se comen en la Torre Eiffel

Una colección de amontillados de los que quitan el sentido

Vinoble 2014

Jesús Barquín y Tim Atkin comparten "un soplo de aire del paraíso" con una cata de cinco amontillados del Marco y uno de Montilla

Ángel Espejo

26 de mayo 2014 - 05:07

Jerez/Las catas en la Mezquita siguen siendo uno de los platos fuertes del programa de Vinoble, tanto por la variedad y calidad de las propuestas de los encargados de dirigir las catas como por el marco incomparable, que sorprende a enólogos, sumilleres, periodistas... en resumidas cuentas, a los enófilos que en estos días anhelan descubrir en Vinoble los tesoros en forma de vino que encierran las paredes del Alcázar.

Algunas de esas joyas, en forma de amontillados, se descorcharon ayer en la Mezquita en la cata presentada por Jesús Barquín y Tim Atkin, este último Master of Wine y el primero, comisario de la edición de Vinoble de 2012, la que nunca llegó a celebrarse.

Bajo el sugerente título de ‘El arte de los amontillados: a draught from paradise’, inspirado en el relato ‘El gato negro’ de la película ‘Historias de terror’ de Roger Corman –la frase, que pronuncia el actor Vincent Price, viene a significar algo así como un soplo de aire del paraíso–, Barquín y Atkin hicieron un recorrido por seis amontillados con presencia destacada del triángulo de crianza del Marco de Jerez –Rey Fernando de Castilla, Barbadillo, Williams, Lustau y Valdespino–, para rematar con un amontillado de Pérez Barquero, de la vecina Montilla-Moriles.

Unos vinos “espectaculares”, a juicio de Barquín, quien pasado el mal trago de la suspensión de la edición de Vinoble para la que fue designado comisario, confiesa que no tiene en mente repetir la experiencia. Lo que sí echa en falta el también profesor universitario e inspirador junto al enólogo Eduardo Ojeda de Equipo Navazos, es poder disfrutar de Vinoble con tiempo como hacía antaño, ya que salvo su esporádica presencia ayer para presentar la cata, Barquín se reincorporará hoy a sus obligaciones laborales, que le impedirán degustar los vinos con la tranquilidad y la concentración que requieren los vinos nobles.

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