Los colonizadores del brandy

Las grandes fortunas filipinas desembarcan en el Marco Los magnates de la antigua colonia se lanzan a la conquista del brandy de Jerez, líder en su país

Kendrick Tan, hijo del nuevo propietario de Fundador, durante una visita reciente al Consejo Regulador acompañado de responsables de la bodega.
Kendrick Tan, hijo del nuevo propietario de Fundador, durante una visita reciente al Consejo Regulador acompañado de responsables de la bodega.
Ángel Espejo Jerez

12 de junio 2016 - 01:00

Bodegas, viñedos, supermercados, cadenas de alimentación, casinos, inmuebles... y todo lo que se les ponga a tiro. Las grandes fortunas filipinas invaden occidente en una demostración de fortaleza económica envidiable. La ola expansiva alcanza a sectores de lo más variopinto, aunque tiene especial predilección por la industria agroalimentaria y, dentro de esta, por productos de alta calidad.

Las bebidas alcohólicas son terreno abonado para los magnates de la antigua colonia española, reconvertidos en colonizadores tras amasar grandes fortunas en un país con una de las economías más dinámicas en los últimos años, lo que los sitúa en una posición de ventaja frente a las estancadas economías de medio mundo, donde encuentran auténticos chollos a precio de saldo.

Es el caso de Garvey, la antigua firma bodeguera jerezana de la familia Ruiz-Mateos que está a punto de pasar a manos de Lucio Tan, la tercera mayor fortuna de Filipinas con intereses en el sector químico, el tabaco, las aerolíneas y las bebidas alcohólicas.

Este magnate filipino, hecho a sí mismo como casi todos sus paisanos multimillonarios que aparecen en la lista Forbes, está pendiente del visto bueno de la administración concursal para firmar la compra de Garvey por no más de 25 millones de euros a través de Asian Alcohol Corporation, compañía que abandera el ron 'Tanduay' -entre las diez bebidas alcohólicas más vendidas del mundo y prácticamente a la par que el ron Bacardí-.

La operación es redonda. Tan, que curiosamente se apellida igual que el también magnate filipino que compró hace unos meses la antigua bodega Domecq -ahora bodegas Fundador-, se quedaría con el lote completo de Garvey-Jerez, la antigua división bodeguera de Nueva Rumasa que la familia Ruiz-Mateos 'vendió' por precio irriosorio a Back in Business, el conglomerado empresarial creado por Ángel de Cabo -liquidador de Marsans- especializado en la liquidación de empresas en apuros con el mayor beneficio posible de todas las partes, salvo los acreedores -claro está-.

La oferta de Asian Alcohol Corporation está ligeramente por debajo de los 26 millones fijados en el cuaderno inicial de venta, en el que se detallan los activos y su valor, a saber: los terrenos e inmuebles de Complejo Bodeguero Bellavista -el más relevante con unos 35.000 metros cuadrados edificados sobre parcela de 94.500 metros-, Zoilo Ruiz-Mateos -que integra los cascos bodegueros y el centro de visitas de Sandeman en calle Pizarro- y la viña Cerroviejo, con un valor de 14,5 millones de euros.

El resto de activos se desglosa entre las existencias -en Complejo Bellavista quedan unas 10.000 botas de vinos y brandies de las más de 100.000 que había cuando se declaró el concurso-, valoradas en 7,5 millones de euros; las marcas, maquinaria y otros materiales, con un valor conjunto de unos cuatro millones.

Para hacerse una idea de la depreciación de los activos, cabe recordar que la familia Ruiz-Mateos adquirió Sandeman -Zoilo ruiz Mateos- hace poco más de una década a la portuguesa Sogrape por entre 40 y 60 millones, es decir, entre el doble y el triple de lo que le puede costar ahora al señor Tan todo Garvey.

Además, el grupo filipino ha puesto como condición indispensable para la compra el mantenimiento del contrato de llenado o suministro de los vinos y brandies de Jerez de Sandeman, la principal y podría decirse que única actividad de Zoilo Ruiz-Mateos, que diez años atrás suponía unas 150.000 cajas al año -1,3 millones de litros-, volumen más que considerable.

En términos generales, el sector está satisfecho si se confirma la llegada del segundo Tan, pues además de evitarse la pérdida de otra bodega de Jerez y sus marcas, en el Marco están convencidos de que los multimillonarios asiáticos vienen con las ideas claras y con firme decisión de darle un fuerte impulso al brandy de Jerez, producto por el que se pirran los filipinos.

En estos términos se expresan el director del Consejo Regulador, César Saldaña, y el presidente de Fedejerez y del Consejo del Brandy de Jerez, Evaristo Babé, que dan la bienvenida a estos dos devotos de la bebida espirituosa jerezana, que tiene en Filipinas su primer mercado, y con diferencia, ya que la antigua colonia absorbe casi un tercio de las ventas totales del Brandy de Jerez, cerca de cuatro millones de litros y con fuerte tendencia al alza.

Lucio Tan (el de Garvey) ampliaría la nómina de magnates filipinos volcados con el Brandy de Jerez, que hasta ahora tenía como principales valedores en la antigua colonia a Andrew Tan y a Lucio Co.

El otro Tan, el del Grupo Emperador y nuevo propietario de Fundador, es un viejo conocido del Marco, con el que hace décadas que mantiene relaciones comerciales como principal cliente de González Byass, con la que firmó una alianza no hace mucho por importe de unos 80 millones de euros por la que se hizo con la mitad de la bodega Las Copas, así como una importante superficie de viñedo en Castilla-La Mancha y una destilería en Tomelloso.

Andrew Tan ya contaba en el portfolio de Emperador con el brandy de Jerez San Bruno, que también compró a la familia González, pero venía rondando la idea de instalarse en Jerez desde hace algún tiempo y cuando se le puso a tiro el brandy Fundador, una auténtica institución en el mercado filipino, donde fue el primero de su categoría en entrar hace un siglo-, no se lo pensó dos veces.

Su hijo Kendrick Tan ha estado recientemente de visita de cortesía en el Consejo Regulador, cuyos responsables tuvieron una nueva demostración de la fuerte apuesta que la familia Tan tiene para bodegas Fundador, tanto para el brandy como para los vinos de Jerez.

Lucio Co, el tercer multimillonario filipino en liza, también pujó por Fundador, entre otros motivos, porque el 'socio' de Williams & Humbert, que ostenta la titularidad de la gama completa de brandies Alfonso, tenía la distribución en exclusiva en Filipinas de la bebida de la antigua Domecq. Co, además, es el principal importador del destilado jerezano en su país de origen, de ahí su consideración de 'embajador' del espirituoso jerezano, contribución que también le valió en su día el reconocimiento público del Ayuntamiento, con recepción oficial y firma en el libro de honor incluidas.

Para los filipinos, el Brandy de Jerez es sinónimo de la más alta calidad, todo lo contrario de lo que simbolizan sus brandies locales, que más de un quebradero de cabeza le han dado antaño al sector por el uso fraudulento del término Jerez para vestirlos con la calidad que se reconoce al destilado auténtico del Marco.

De hecho, el que se postula como nuevo propietario de Garvey se limitaba hasta ahora a vender un pseudo brandy -a diferencia de Europa, en Filipinas están permitidos los brandies de baja graduación alcohólica y que se comercialización como 'light' y 'ultra smooth'- bajo la marca Compañero. Y en su día tuvo también un falso brandy de Jerez, llamado Barcelona, que finalmente dejó de producir tras emprender acciones legales el Consejo Regulador.

Lucio Tan no quiere quedarse descolgado en la febril carrera emprendida por las grandes fortunas filipinas para conquistar nuevos mercados, como tampoco quería quedarse atrás en la febril carrera del brandy de Jerez en Filipinas, que parece dejar atrás la corrupción endémica que azotaba a un país que, antes de dar el salto al mundo, se dedicaba a exportar comida basura y supermercados a su entorno asiático.

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