Las comuniones y sus daños colaterales

Coronavirus en Jerez

Algunas parroquias ya han dado fechas para octubre, pero la mayoría está a la espera de la situación

Las comuniones y sus daños colaterales
Las comuniones y sus daños colaterales / Miguel Ángel González
Fran Pereira

13 de abril 2020 - 03:00

La crisis del coronavirus ha afectado, como en muchos ámbitos, a un mercado especialmente activo durante los meses de marzo, abril y mayo, el de las comuniones. La declaración del estado de alarma y el confinamiento ha hecho que todas las comuniones previstas para los próximos meses, aglutinadas en abril, mayo y en algunas zonas también en junio, hayan quedado pospuestas.

Como ocurre con las bodas y los bautizos, las comuniones han quedado aplazadas sine die a la espera de que la situación por la que pasamos cambie por completo. Desde la Diócesis Asidonia-Jerez han dejado claro que una vez se levante el estado de alarma serán los párrocos los que, en consenso con los padres y con “sentido de unidad y responsabilidad”, decidan las fechas pertinentes para la celebración. Además, insisten en que en la primera comunión “lo que más cuenta es el acto religioso de fe que supone recibir por primera vez a Jesús”.

De momento, ya hay algunas parroquias que, de manera provisional, han fijado una fecha para las comuniones, como el caso del colegio La Salle, que las realizará a principios de octubre, en concreto el sábado 3 y el domingo 4; o la parroquia de Estella del Marqués que las ha programado para mediados de septiembre.

El resto está a la espera de que todo se aclare, si bien a muchos padres se les ha informado que se esperan llevar a cabo a lo largo de los primeros meses del próximo curso, es decir, entre octubre y noviembre. En la parroquia de Los Marianistas, por ejemplo, se ha citado a las familias para mediados de septiembre, y tomar una decisión posterior, siempre y cuando esta crisis del coronavirus haya mejorado.

Pero al margen de las fechas, el aplazamiento traerá ‘daños colaterales’ a muchas familias en varios sentidos. El primer handicap con el que se están encontrando muchas es el lugar de celebración, pues al haberse aplazado la fecha, supone un problema, al coincidir, en muchos casos, con bodas que se efectuarán durante el mes de octubre, un mes que se presente especialmente intenso si todo va bien.

El otro inconveniente, aunque quizás menos relevante, tiene que ver con la vestimenta, ya que muchas familias ya tenían adquirido el pertinente vestido de comunión y ahora, varios meses después, se van a encontrar con problemas en el tallaje.

Bernardo Gómez, propietario de una de las tiendas más antiguas de la ciudad en esta labor, ‘Donald’, con más de 60 años, considera que el aplazamiento “supone un gran problema para el negocio, sobre todo porque la mayor parte de la ventas del año las hacemos entre los meses de marzo y abril, es decir, que nos ha pillado en lo mejor”, recalca.

“Teníamos algunas cosas apartadas, pero el grueso de los pedidos se producen en esos meses”, continúa, “con lo cual imagínate”.

A la espera de confirmar las fechas definitivas, Bernardo Gómez admite que “el problema va a llegar ahora con las tallas, porque se habla de que se van a celebrar en octubre, y muchos niños, sobre todo con esas edades, cambian muchísimo en unos meses, por lo que me temo que ese será otro frente importante”.

Empresas del sector, sobre todo de hostelería y ropa, las más perjudicadas

De cualquier forma, reconoce que “algunas marcas ya me han mostrado su predisposición a cambiar tallajes, siempre y cuando no se hayan arreglado previamente, claro está”.

Esta misma situación se extrapola también a los distintos negocios de hostelería que durante estos meses organizan celebraciones de primeras comuniones. Uno de ellos es Bahialandia, que está enCaulina y que se ha convertido en uno de los más demandados. De hecho, según aseguran sus responsables “teníamos cerradas 380 comuniones exactamente, así que imagínate lo que supone para nosotros esta situación”.

El empresario entiende que “entre las familias haya preocupación, estamos recibiendo muchas llamadas”, si bien lo peor es que “aún no hay fechas definitivas y eso complica el asunto. Está claro que ahora mismo lo importante es que salgamos cuanto antes de esta situación, y luego ya se verá”.

Si como se prevé las comuniones se retrasen hasta octubre y noviembre, desde Bahialandia reconocen que “tendremos problemas porque para esas fechas hay muchas bodas concertadas y en muchos casos coincidirán”.

Otro de los empresarios afectados en este sector es el jerezano Juan Lechuga, que regenta el cátering que de su padre, el conocido hostelero Paco Lechuga. "Nosotros estamos a la espera de ver cómo se va a desarrollar todo, porque aparte de saber las fechas y demás, tampoco tenemos claro qué tipo de restricciones se van a llevar a cabo, por ejemplo en el aforo", explica.

Como el resto de la hostelería, "nosotros teníamos cerradas unas treinta comuniones, que se hacen entre abril y mayo, y bueno, ahora tendremos que esperar, porque a algunas las podremos reubicar y a otras no, hay que tener en cuenta que si, como dicen, se trasladan a octubre y noviembre, esas fechas son de bodas, pero bueno, hasta que no esté claro no sabremos nada".

Para Juan Lechuga, la pérdida económica "la tenemos asumida, porque yo creo que este año está perdido, y habrá esperar un año más para volver a remontar el vuelo", afirma.

Marinero de lino en los niños y estilos variados en las niñas

Aunque los problemas con el coronavirus ha ocasionado que el grueso de las ventas de los trajes de comunión no se haya producido, Bernardo Gómez, responsable de la tienda Donald de la calle Honda, especialistas en estas lides, ya tiene las primeras directrices de lo que va a ser este año en cuanto a modas.

A nivel de niños sigue siendo especialmente demandado “el traje de marinero de lino, que se ha puesto de moda, aunque también se pide, si bien cada vez en menor medida, el clásico y el de almirante”, asegura.

De cualquier forma, su clientela es tan amplia, pues abarca Jerez pero además la sierra y la costa, que admite la predilección “sobre todo entre los clientes de la sierra por el traje de chaqueta, mientras que en Jerez, en cambio se opta más por el marinero”.

Más complicadas de catalogar son las niñas, sobre todo porque “antes las que elegían los trajes eran las madres o en todo caso las que lo iban a pagar, o bien las abuelas o bien las madrinas, pero ahora son las propias niñas las que eligen”, confiesa.

Ante esta situación, la moda “es bastante dispersa porque encontramos, por ejemplo, trajes muy rococó, es decir, con muchos detalles, encajes y bastante cargados, pero también estilos más clásicos, yo diría que más románticos, es decir, trajes sencillos. Eso y muchas flores, porque ahora a las niñas les gusta llevar muchas flores en la cabeza”, explica.

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