50 años de la Unidad de Hematología
De una pequeña habitación con un frigorífico en Jerez a ser referente nacional
La voz de Jerez
¿Se ha dado cuenta del árbol que hay en la avenida de Méjico? Es uno que linda con la calle Isabelita Ruiz. Es un 'palo borracho de flor amarilla', una de esas especies calificadas como 'raras' que forma parte de los árboles singulares de la ciudad. Lo más característico de esta especie es que su tronco es muy espinoso y que el ensanchamiento de su base provoca que su forma sea de botella, de ahí su nombre. Éste sólo es un ejemplo de aquellos árboles que pasan en muchas ocasiones desapercibidos para el ciudadano, pero que compone esa gran riqueza medioambiental de Jerez.
En este paseo por las zonas verdes, el 'palo borracho' comparte protagonismo con ejemplares como el Almez del Misisipi (en el Zoobotánico), El Pacano -una clase de nogal americano ubicado en Los Cedros-, La Payapa y el Zapote, ambos en El Bosque y sólo hay uno de cada especie en Jerez. Entre los 340 tipos de árboles diferentes que se cultivan en la ciudad, también está el Pica Pica, singular no sólo por sus características sino porque forma parte del paisaje de la plaza Aladro. Junto a la máquina de la ORA, cuando el Pica Pica florece inunda de color la plaza con su flor roja, y aunque "no es tan espectacular y sólo tiene unos 90 años, es uno de mis árboles favoritos, porque desde niño lo recuerdo", reconoce Íñigo Sánchez, biólogo y conservador del Zoobotánico. El árbol del amor, el del ave del paraíso, la pata de vaca y pampelmusa son otros ejemplares que sorprenden con su nomenclatura y su extraña presencia en la ciudad.
Pero hablar de especies 'raras' es quedarse corto, por lo que las 'joyas' de la corona también tienen su espacio. En líneas generales, hay que hablar del Zoobotánico, el González Hontoria y El Retiro. Estos tres enclaves, junto a los jardines de varias bodegas, conforman el triángulo de los árboles centenarios. Difícil quedarse sólo con uno, hay que destacar el cedro del Himalaya que 'preside' el Zoo con sus 21 metros de altura; el pino piñonero con alrededor de 130 años; y el pino carrasco de El Retiro, entre otros.
Y si cree que una planta de interior se puede convertir en un árbol, tiene toda la razón. Y para demostrarlo está el 'árbol serpiente' o Radamanchera. "Siempre se ha cultivado como una planta pequeña, pero tras asistir a una conferencia probé con él para 'sacarlo' fuera. Me fui a un vivero y desde hace 10 años lo tenemos ahí plantado -señala una zona del Zoobotánico-. Es de clima tropical, pero ya ha pasado inviernos muy fríos y ahí sigue", comenta Sánchez. Las anécdotas de este parque no acaban aquí. El conservador cuenta que en los años 60 había un jardinero municipal de Valencia que se trajo de su ciudad unos ejemplares raros. Uno de ellos fue el 'jabonero' y durante años formó parte del Zoo sin que nadie supiera clasificarlo. Tiempo después, un capataz del Ayuntamiento se dio cuenta que ese 'jabonero' era distinto y que además se daba muy bien en este clima. "Se dedicó durante años a coger semillas y llevarlas a los viveros municipales para producir y como no se sabía el nombre exacto, los jardineros de Jerez lo llaman el 'jabonero Pérez', haciendo referencia al apellido de aquel capataz", recuerda Sánchez, quien añade que si hace 50 años había sólo uno, "ahora hay cerca de mil plantados por la ciudad".
La zona verde del término municipal llega a los tres millones de metros cuadrados, con unos 120.000 árboles. Los naranjos, la jacaranda, la tipuana y el pino carrasco encabezan la lista de los más frecuentes, aunque el futuro del arbolado de Jerez no está encaminado a recurrir siempre a los mismos. "Si se tira de los viveros comerciales que producen una serie de árboles fáciles de cultivar y en grandes cantidades, lo que hace es que todo sea homogéneo", reconoce el conservador del Zoo. Por este motivo y por la llegada de nuevas plagas, Sánchez apunta que el futuro del paisaje jerezano hay que buscarlo "en la selección de nuevas especies para incorporarlas cuanto antes. El cambio climático va a ir a peor y no será raro encontrarse con plagas como el picudo rojo que obliguen a planificar mejor y en consonancia con el crecimiento urbanístico". Así que a partir de ahora, cuando pasee por la ciudad, eleve la mirada y disfrutará de una ciudad ya algo menos extraña.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por FSIE