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La Constancia: 40 años de lucha

La barriada jerezana lleva desde 1984 luchando por la rehabilitación de las viviendas, y por fin los vecinos, inasequibles al desaliento, ven la luz al final de un túnel que ha sido demasiado largo

La Junta encara el final de la rehabilitación de los bloques de La Constancia

Protesta de los vecinos de La Constancia en 2015 por el retraso en las obras de rehabilitación. / Vanesa Lobo

La Constancia cumple 40 años de lucha vecinal para conseguir la rehabilitación integral de la barriada, que por fin parece que ya ha entrado en su recta final después de muchas promesas incumplidas, demasiada demora y hasta derrumbes que milagrosamente no acabaron en tragedia.

En efecto, el primer escrito en el que los vecinos de La Constancia solicitaban la rehabilitación de sus viviendas es de 1984, dirigido a la Delegación de Viviendas. Ese año arrancó la lucha por la intervención integral de barriada, con constantes estudios e informes técnicos alertando de las deficiencias estructurales de los pisos de la barriada.

“En 1984 comenzamos la rehabilitación con un préstamo puente de 35 millones de pesetas de la Junta de Fomento del Hogar, ya que el importe de huecos y reparaciones que pagábamos entonces los vecinos nunca se utilizó para los arreglos de las viviendas”, explica Francisco Flores, dirigente vecinal y muchos años presidente de la asociación de vecinos La Franternidad de La Constancia.

El proceso comienza en 2002 cuando la asociación de vecinos envió a todos los residentes un modelo de impreso para poder acogerse al Plan de Rehabilitación. Todos los rellenaron y aportaron lo necesario pero sin respuesta. Inasequible al desaliento, el colectivo no paró en su empeño de seguir luchando por conseguir ayudas económicas que pusieran fin a las graves deficiencias de estas viviendas, construidas en la década de los cincuenta bajo el amparo de la Junta Fomento del Hogar y con Álvaro Domecq como alcalde. No era baladí sino una necesidad urgente teniendo en cuenta que desde el 87 no se había realizado ninguna reparación.

Así fue como en 2004 la asociación de vecinos vio una gran oportunidad en el nuevo Plan de Rehabilitación con el que la Junta de Andalucía se hacía cargo del 75%de la inversión.

En 2005, un total de 31 edificios de la barriada solicitaron ayudas al amparo del programa de Rehabilitación Singular, a los que se sumaron cinco más en la convocatoria de 2007; pero de todos ellos, solo se actuó en seis inmuebles.

En 2008 llega un punto de inflexión: un derrumbe provocaba el pánico en La Constancia, 34 vecinos fueron desalojados de sus casas como medida de precaución tras el derrumbe en el piso de Francisco Flores y María Coronil, que de madrugada fueron sepultados por los escombros, cayendo de un cuarto piso a un tercero que afortunadamente estaba deshabitado esa noche. La cubierta superior del cuarto piso cedió y su peso desplomó el suelo de la vivienda, arrastrando al matrimonio al tercer piso con cama incluida. “Le vimos la cara a la muerte”, recordaba días después María Coronil, esposa de Paco Flores y su gran apoyo durante toda su vida y en la lucha vecinal.

El suceso, que pudo tener tintes trágicos, avalaba la petición de los vecinos por si alguien no estaba aún convencido y el derrumbe obligó a la Junta a aceptar la rehabilitación integral de la barriada ya que a partir del accidente, en posteriores estudios de las viviendas, se detectaron diversos defectos ocultos.

Curiosamente, el día del derrumbe Paco Flores se había reunido con los bomberos para explicarles el proyecto de monumento que los vecinos habían ideado como homenaje, y esos mismos bomberos fueron los que acudieron de madrugada a socorrer al matrimonio tras el derrumbe.

En octubre de 2009 se firmaba un convenio en el que se aprobaba la rehabilitación de 36 bloques (284 viviendas), financiando la Junta el 75% del presupuesto (seis millones de euros) y el Ayuntamiento de Jerez el 25% restante. 

Pero en octubre de 2011 solo había tres bloques terminados, se paralizó el proceso. Entonces, La Constancia suspiraba por extender los arreglos a otras 94 viviendas tras el compromiso del entonces delegado provincial de Obras Públicas, Pablo Lorenzo; en noviembre de ese año se firmó un nuevo acuerdo, al que se incorporó el Ministerio de Fomento, para ampliar la actuación durante cuatro años y con una inversión de 1,5 millones de euros. Lamentablemente, únicamente se ejecutaron actuaciones de emergencia con reparaciones en estructuras de cuatro bloques.

En 2013, era Manuel Cárdenas el delegado territorial de Fomento y Vivienda y aseguraba que la rehabilitación de La Constancia era “una prioridad” aunque no dio fecha de inicio de obras escudándose en la disponibilidad presupuestaria; hasta entonces solo se habían reformado tres comunidades completas y en dos casos se rehabilitaban las estructuras.

Un nuevo derrumbe de un techo llenaba de indignación La Constancia en febrero de 2014 y la asociación vecinal anunciaba movilizaciones si la Junta no firmaba de forma inmediata un convenio de rehabilitación actualizado, lo que Sevilla anuncia en marzo: las obras debían comenzar en abril. 

La asociación de vecinos recurría al Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, que en 2016 emitía una extensa resolución subrayando los sistemáticos incumplimientos de las administraciones y criticando las continuas dilaciones “del todo punto incomprensibles”, recorriendo todos los convenios firmados desde 2009 para la rehabilitación de la barriada y recordando a la Junta sus deberes legales.

Pero las obras no arrancan y los vecinos inician las movilizaciones pese a que las obras tenían consignación presupuestaria en 2016. En este tiempo de espera, el deterioro ha sido continuo y a finales de enero de 2017 se producía el desalojo de dos familias de la calle Manolete tras la caída de cascotes de la cornisa y la existencia de una grieta. 

Ese mismo año se atisbaba otro aplazamiento: la posibilidad de que se cumplan los convenios que se firmaron en 2009, ahora pendientes de la declaración de un Área de Regeneración y Rehabilitación Urbana (ARRU), seguía siendo una posibilidad aún remota y pendiente de un acuerdo a tres bandas entre Ayuntamiento, Junta y Gobierno central para lograr la financiación con fondos europeos. El mensaje desde Sevilla se repite: reiteran su compromiso pero hasta enero de 2018, por fin, las obras no empiezan.

Hace dos años, en 2022, la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, informaba de la resolución definitiva de la convocatoria de ayudas para la rehabilitación de edificios del Área de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU) de La Constancia, con la que se culminarán las actuaciones para garantizar la estabilidad y seguridad de los edificios de la barriada jerezana.

Escritos a las administraciones, encierros, manifestaciones, cortes de calles, cadenas humanas y pancartas han sido las armas de La Constancia en su lucha, desde el año 1984, para conseguir la rehabilitación de la barriada. Cuarenta años después, por fin los vecinos de La Constancia empiezan a ver la luz al final del túnel.

Iniciativas de La Constancia

La rehabilitación de la barriada ha sido el principal caballo de batalla de La Constancia en estos 40 años pero no el único. Uno de los más recordados es la concesión de la Medalla de Oro a las Bellas Artes a Rafael de Paula, petición encabezada desde septiembre de 1999 por la iniciativa popular ‘Una firma por el arte’ surgida en La Constancia y a la que se unieron colectivos y asociaciones de la ciudad y que cristalizó en junio de 2002 en la iglesia de San Francisco de Cádiz, con los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía imponiendo la medalla al torero jerezano.

Rafael de Paula, saludando tras recibir la Medalla de Oro a las Bellas Artes de manos del rey Juan Carlos. / Joaquín Pino

En torno a ‘Una firma por el arte’ se congregaron 45 colectivos, desde asociaciones de vecinales, de mujeres, culturales, pasando por peñas, el sector del taxi y hermandades y cofradías, entre otros. Entre los numerosos apoyos que recabaron, más de 16.000 firmas, figuraban el de Cayetana de Alba, personalidades del toreo, colectivos de reclusos, por supuesto los aficionados de España y de México, así como el ministro Arias Cañete. 

Menos suerte hubo con las propuestas de erigir sendos monumentos en los alrededores de la Plaza de Toros, primero a Rafael de Paula y después a Juan José Padilla, peticiones que no encontraron el calado suficiente en las autoridades. Tampoco tuvo éxito una iniciativa para la reinserción social de ex toxicómanos al no lograr ponerse de acuerdo Ayuntamiento y Telefónica.

También peleó la asociación por el buen nombre de sus vecinos como ocurrió con Francisca Pérez, asesinada el 2 de mayo de 1988 en la viña jerezana El Telégrafo. Todo su barrio se movilizó para defender el honor de la víctima cuando el Gobierno Civil informó del crimen explicando que se trataba del crimen de una prostituta. Paco Flores, dirigente vecinal de La Constancia que lideró la protesta, recuerda que “en aquel tiempo la sociedad jerezana no difería mucho en lo moral de la que había legado Franco. Parecía que el Gobierno Civil nos estaba diciendo de Paqui que, si había acabado así, de algún modo se lo había buscado”. Flores estuvo en las concentraciones de los vecinos que exigían al gobernador civil, Mariano Baquedano,una rectificación, que se reintegrara su buen nombre. “Paqui podía llevar la vida que ella considerara oportuno en esa sociedad pacata de entonces y estar con los hombres que considerara conveniente, si es que era así, pero no se dedicaba a la prostitución”. Hasta el propio Pedro Pacheco, alcalde entonces, exigió a Baquedano respeto para la víctima. Varios días después se ordenó emitir una nota. “Este Gobierno Civil no tiene ningún problema en rectificar la primera valoración realizada y afirmar que la víctima, Francisca Pérez, no ejercía en modo alguno la prostitución, aunque sí es cierto, como queda patente, que llevaba una vida liberal”. La coletilla indignó a toda la barriada y la madre de Paqui presentó una querella contra Baquedano pero el Juzgado de Instrucción nº 1 de Jerez no la admitió a trámite.

Los Delinqüentes Marcos del Ojo y Diego Pozo, con Antonio Fernández, Loli Barroso, Juan González, Paco Flores y David Gallardo. / Vanesa Lobo

Más agradable fue el reconocimiento a Marcos del Ojo y Diego Pozo, ‘Los Delinqüentes’, así como al fallecido Migue Benítez, cuyas infancias y adolescencias transcurrieron en La Constancia y alrededores. La asociación de vecinos de la barriada, ya por entonces denominada La Fraternidad, homenajeó a los garrapateros en 2008. 

Y también queda en la memoria xerecista el tren del ascenso fletado en La Constancia que recorrió la ciudad hasta Chapín en los prolegómenos del ascenso a Segunda A y del histórico 13 de junio de 2009, cuando el Xerez CD alcanzó la gloria con el ascenso a Primera División.

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