"El único consuelo que nos queda es que paguen los embusteros del juicio"

Rocío Vázquez y Paqui Márquez. Víctima del impacto de un cohete y su madre

La gente les dice que no se "cansen de luchar". Rocío perdió un ojo y parte del rostro tras el impacto de un cohetazo "Sabíamos que los testigos iban a perder la memoria"

Paqui Márquez besa ayer a su hija Rocío antes de que tuviera lugar la entrevista. /Vanesa Lobo
Paqui Márquez besa ayer a su hija Rocío antes de que tuviera lugar la entrevista. /Vanesa Lobo
Manuel Moure Jerez

07 de noviembre 2013 - 01:00

Han pasado unos días desde que el juez dictó sentencia. El padre y el hijo acusados de lanzar un cohete que destrozó el rostro y parte de la cabeza a Rocío Vázquez (30 años) fueron absueltos de los cargos en su contra. La tensión, aunque existente, ha bajado. Y es precisamente ese análisis frío de los acontecimientos lo que permite hablar con ellas, con la hija y la madre, Paqui Márquez (54), con una perspectiva que va más allá del terrible daño de los hechos y el espectáculo grotesco que algunos testigos (tres de ellos imputados de falso testimonio) protagonizaron en la vista.

- Con absoluta sinceridad. ¿Cuál es el recuerdo que guardan del juicio en el que se juzgaron los hechos?

- (Paqui Márquez) De todo aquello lo peor que llevo es el recuerdo de las personas embusteras que allí declararon. Todos sus embustes los tengo grabados. Le puedo asegurar que tras lo que le ocurrió a mi hija ha sido lo más fuerte que he tenido que soportar. (Rocío Vázquez) Con decirle que hubo familiares de mi padre, que declarando como testigos, por negar hasta negaron tener parentesco con nuestra familia se lo digo todo.

- Imagino que la sentencia sería un golpe brutal...

- (P. M.) Tras la sentencia me sentí muy mal. Fue muy desagradable.

(R. V) La verdad es que no nos esperábamos este resultado. Teníamos confianza en la Justicia pero la hemos perdido.

-¿Consideran que algo extraño tuvo que pasar para que en la vista se dedujera testimonio (sospechas de mentir en un juicio) a tres de los testigos?

- (P. M.) Puedo decirle que ya que no se ha hecho justicia a nuestro entender, al menos que los embusteros paguen por mentir ante un juez. Es nuestro consuelo.

- ¿A qué deben sus sospechas de que hubo quienes fueron a la sala de vistas a no decir la verdad?

- (R. V.) Desde el principio se sabía que había un acuerdo entre ellos. Todos tiraban cohetes y ninguno quiso decir que había encendido alguno. Antes del juicio estaban sentados en una mesa de un bar, hablando y riendo. Me sentí mal. Muy mal.

(P. M.) Lo tenían muy bien preparado para decir todos lo mismo. Después del juicio he estado encerrada en casa más de una semana. No quería salir para no correr siquiera el riesgo de encontrármelos por la calle... Mire, yo sabía que en este caso todo el mundo iba a perder la memoria. Hasta en el hecho de que "había mucha gente en la plazoleta" mintieron. No había tantos. Sólo estaban ellos. Poco más.

(R. V.) Ha habido en el pueblo (Los Albarizones) quien me ha dicho que por qué salí a la puerta, como si una persona tuviera que estar encerrada en su casa en plena Nochevieja.

- Imagino que los gastos del tratamiento habrán sido grandes para una economía modesta como la suya...

- (P. V.) Afortunadamente, hasta ahora mismo la Seguridad Social se ha hecho cargo de todo excepto del coste de los parches y de la crema que utiliza mi hija para que las cicatrices no sean tan visibles.

(R. V.) Ayer mismo estuve todo el día en el hospital porque se me había cerrado el lagrimal y me lo van a tener que abrir con una pequeña operación.

(P. M.) Yo creo que ha sido de lo mucho que ha llorado por todo esto.

- Sé que es doloroso, pero ¿podría hacer un balance de las operaciones que le han practicado los cirujanos?

- (R. V.) Por ahora llevo doce operaciones y aún me quedan tres. Menos una que me realizaron en Cádiz todas las demás han sido en Sevilla y en Madrid. Cada vez que vamos a la capital como poco nos tenemos que quedar una o dos semanas.

- Quiérase o no, salir de casa siempre supone un gasto. ¿Cómo lo afrontan?

- (P. M.) Mi marido ha llegado a dormir en el suelo de la habitación del hospital. Desde que sucedió esto todo ha ido a peor... hasta Rocío perdió su empleo.

- Han recurrido la sentencia...

- (P. M.) Sí, pero nuestra abogada no nos ha dado esperanzas. Lo que nos queda es la Audiencia y después el Supremo.

- ¿Queda algún consuelo tras un episodio como el padecido?

- (P. M) Pues que ese cohete pudo matar a Rocío. También está la gente, que la para por la calle y no paran de decirle: "Lucha, no te canses de luchar".

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