La contratación cierra un buen semestre pese a la caída de junio

Junio suele ser un buen mes para la contratación en Jerez, de los mejores del año después de mayo, en el que generalmente se concentra el mayor número de altas mensuales por la celebración de algunos de los principales grandes eventos de la ciudad como el Mundial de Motociclismo y la Feria del Caballo.

No es el caso de este año, en el que junio, con sus 9.924 contratos, se desploma un 13% frente a mayo -en el que se superaron los 11.400 contratos- y también cede un 3,7% interanual -el año pasado por las mismas fechas se rebasaron los 10.300 contratos-. En el primer semestre, sin embargo, el municipio jerezano mantiene el tipo con sus 54.734 contrataciones, que suponen un incremento de algo más del 4% respecto al mismo periodo del año anterior, que se saldó con 52.577 altas laborales. El dato de la primera mitad del año es, además, el mejor de la serie desde 2008, con una media de más de 9.000 contratos al mes.

El problema no es tanto el volumen de contratación, parcela en la que Jerez es líder indiscutible dentro de la provincia, como el tipo de contratos, que cada vez se asocia más a empleos en precario de escasa calidad. Punto arriba, punto abajo, la contratación temporal apenas registra variación en la ciudad en los últimos años.

La estacionalidad del empleo es un mal endémico de los contratos en el municipio jerezano, donde más del 95% de las altas laborales tienen fecha de caducidad. La situación en este apartado es prácticamente la misma que al inicio de la crisis, antes de la aprobación de las dos últimas reformas laborales: la de 2010 aprobada por el gobierno socialista de Zapatero y la de 2012 impulsada por el Ejecutivo del PP ya con Rajoy al frente.

Las estadísticas evidencian el fracaso de ambas reformas, al menos en su aplicación en Jerez, en uno de sus objetivos básicos, el de ganar estabilidad en el empleo con el impulso de la contratación indefinida frente a la temporal. De hecho, en junio se registraron en el municipio 9.581 contratos temporales, que en términos relativos suponen un 96,5% del total, porcentaje que en los años de las reformas osciló entre el 96,6% de 2010 y el 96,3% de 2012.

Al problema de la estacionalidad se une el de la precariedad, que se ha disparado en los últimos años por el avance imparable de los contratos a tiempo parcial, cada vez más comunes tanto en las altas temporales como en las indefinidas. No en vano, este tipo de contratos acumula un incremento de 20 puntos desde el inicio de la crisis, desde el 26,7% que representaban en el año 2008 hasta el 46,9% de la actualidad -en 2010 y 2012, los contratos a tiempo parcial suponían el 33,9 y el 40,4%, respectivamente-.

Si antes de la crisis sólo uno de cada cuatro contrataciones se alejaba de la jornada completa, en la actualidad la proporción es casi uno de cada dos, en muchos casos, además, condicionados por lo que se denomina 'parcialidad involuntaria', en la que el trabajador se resigna a aceptar el contrato a tiempo parcial ante la falta de alternativas.

Las trabajadoras, además, sufren en mayor medida esta circunstancia, ya que el 52,3% de los contratos a tiempo parcial de junio llevan la firma de una mujer.

Por sectores productivos, los servicios son los que más se prestan a este tipo de contratos por la concentración del trabajo en momentos muy concretos del día -por ejemplo, en la hostelería hay mayor actividad a la hora de los desayunos, almuerzos y cenas-. En su evolución mensual e interanual, los servicios se dejan un 18,3 y un 5,8%, respectivamente, tras cerrar junio con 6.744 contratos. La agricultura también registra descensos del 1,8% en el último mes y el 13,4% en el último año. La industria, por su parte, se deja un 18,4% en junio respecto a mayo, pero crece casi un 20% en el último año. La mejor noticia de junio la ofrece el sector del ladrillo, que gana un 15% frente a mayo y un 20% en el último año.