¿Me puedo llevar el tarrito de recuerdo?

Coronavirus en Jerez

Ifeca es la carrera oficial de la vacunación, donde los nervios a la llegada se transforman en tranquilidad tras recibir la dosis

1.600 vacunas diarias es la estimación de las dosis aplicadas durante los últimos días de esta semana

Sanitarios vacunan diariamente en Ifeca a miles de ciudadanos
Encarnación, contenta de ser vacunada porque por fin "voy a poder abrazar a mi nieto". / Miguel Ángel González
D.L.M.

11 de abril 2021 - 06:00

Jerez/La vacunación en Ifeca es un hormigueo constante de coches en fila, algunos nervios mezclados con la ilusión de la esperanza en los que vienen a por la ansiada dosis y la eficacia de los profesionales sanitarios, que con mano derecha ponen las inyecciones y con mano izquierda tranquilizan, reconfortan y dan cariño a los pacientes, sobre todo a los de más edad, porque además de cumplir con su trabajo, también dan paz interior a la procesión en cuatro ruedas que acude al Palacio de Congresos a acabar con el bicho.

Todo esto empieza a las nueve de la mañana, cuando está citado el primer paciente. Desde entonces y hasta las siete de la tarde, todo el personal está a tope, "y ojalá tuviésemos más trabajo, sería señal de que habría más vacunas", repiten unos y otros. Porque Ifeca tiene habilitadas ocho carriles para vacunar pero se estaban utilizando solo la mitad hasta el jueves, cuando se abrió la quinta calle. Hay ocho grupos de trabajo -responsable, enfermeros o enfermeras y auxiliar- dispuestos para aumentar el ritmo en cuanto sea posible: a principios de semana se administraban unas 1.300 dosis y a finales se ha llegado a las 1.600 dosis. El pasado lunes se notó la llegada de la gran remesa de viales, porque "hasta hace poco estábamos vacunando la mitad y ahora ha subido el ritmo".

Las vacunas diarias que llegan a Ifeca se computan dos o tres días antes para que haya margen suficiente para citar a los pacientes, dependiendo de las existencias en la última remesa y si se trata de segunda dosis, se sabe el día -y la hora- en el que hay que administrarla: la Pfizer a los 21 días, Moderna a los 28 y AstraZeneca entre cuatro y 12 semanas después. Así se sabe exactamente en número de viales a administrar en cada momento y auxiliares y enfermeros se van moviendo de un grupo a otro dependiendo de la saturación y el flujo que haya en otras mesas y otros carriles, además de ir cargando las vacunas a medida que se van acabando en las mesas, proceso que se hace en una de las oficinas laterales. Y es un no parar: el primer paciente entra a las nueve de la mañana y de nueve a dos y de tres a siete. Así siete días a la semana, de lunes a domingo, de forma ininterrumpida.

Han sido cuatro carriles de procesión de coches divididos por vacunas, desde Pfizer hasta AstraZeneca pasando por Moderna. Las últimas noticias sobre el suero anglo-sueco han motivado que más de uno pregunte al llegar el enfermero por la vacuna: "¿Cuál es esta?", aunque también hay quien, ya liberada tras recibir la dosis, quería su souvenir: "¿Me puedo llevar el tarrito de recuerdo?". Pero lo que es común es el agradecimiento de los vacunados, sobre todo las personas mayores, cuando asumen que ya van a "poder abrazar a mi nieto", como suspiraba Encarnación, de setenta y tantos años: "¡Qué ganas tenía!", y es que los nervios a la llegada se transforman tras recibir la dosis en tranquilidad y esperanza, y en esto tienen arte y parte los sanitarios con su trato amable y cariñoso inasequible al desaliento.

El quinto carril, pendiente de la AstraZeneca

El pasado jueves se abrió el quinto carril, destinado a vacunar con AstraZeneca, pero la decisión del Consejo Interterritorial la noche anterior de vacunar solo a la franja de 60 a 65 años propició que hubiera poco movimiento. Muchas de las personas que habían sido citadas no estaban en la franja de edad y para evitar que entrasen en el palacio, en la entrada al González Hontoria, en la comprobación por listado, a los de AstraZeneca que no fuesen de 60 a 65 años se les mandaba para casa pendientes de una nueva cita.

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